Os presento el nuevo curso de juveniles de la parroquia de la Visitación.
Está orientado para chavales de todas las edades estén o no en proceso catequético. Es un modo de ir ganándonos a los niños, dándoles una formación cristiana que no puede darse en las catequesis, que vayan comenzando a tener un trato de intimidad con el Señor y, por fin, se hagan amigos de chavales tan majos como ellos y se lo pasen bien en la tarde de los domingos.
Comienza a las 17:00 con una charla de formación de no más de media hora. Luego tenemos un ratito de oración. con los más pequeños será un cuarto de hora con canciones y los mayores ya tienen una meditación ante el sagrario de media hora. Finalmente, tenemos juegos, deportes y talleres durante una hora aproximadamente. Hacia las 19:00 los papás los recogen para preparar el lunes terrible, tras el fin de semana.
El programa de este año va a ser sobre las virtudes fundamentales. Son las que siguen:
Temario domingos:
Fe
Esperanza
Caridad
Fortaleza
Prudencia
Justicia
Templanza
Filiación divina.
0.- Humildad
1.- Sinceridad
2.- Alegría, espíritu deportivo, adaptarse
3.- Lealtad
4.- Generosidad
5.- Sacrificio
6.- Trabajo
7.- Devoción
8.- Longanimidad
9.- Benevolencia.
10.- Amabilidad
11.- Apostolado
12.- Entrega
13.- Visión sobrenatural
Tema 1: LA FEEmpezáis
preguntándoles qué es la fe. Ellos responderán "Creer en lo que no se
ve" y vosotros les diréis que no es cierto. La fe es responder a Dios
cuando se revela. Dios nos dice algo y nosotros respondemos. Para tener
fe es necesario ver, tener ojos en la cara y estar atentos para
reconocerle.
No es tanto saberse el Credo, como confiar en Dios, fiarse de una persona a la que cada día la vas conociendo más y te das cuenta de que es digno de confianza. Cuanto más te vas fiando de Él, cuantos más actos de fe has hecho más te vas dando cuenta de que puedes fiarte de Él. ¡Dale la oportunidad de demostrarte que es digno de crédito!
¿Cómo puedo saber entonces cómo nos habla Dios? Pues muchas veces
nos habla a través de otras personas. Cuando tus padres o tus hermanos o
algún buen amigo te dicen algo que aunque te fastidie te das cuenta de
que viene bien hacer caso. Otras veces nos habla a través de
acontecimientos que nos suceden en la vida. Cuántas veces la gente se
piensa que si eres cristiano Dios no va a permitir que te ocurra nada
malo y de pronto descubren que les ha aparecido un cáncer. Ahí Dios nos
está diciendo que no nos va a librar del sufrimiento, pero que va a
estar siempre con nosotros para superar cuelquier cosa y que al final
nuestro objetivo no puede ser vivir 1000 años, sino llegar al cielo.
Pero hay un ámbito donde la voz de Dios se hace clara e
inconfundible: En la Iglesia. No nos referimos al templo parroquial, nos
referimos a la familia de los hijos de Dios, a los cristianos que formamos la
Iglesia. Cuando celebramos los sacramentos allí está Dios hablando con
toda claridad y no sólo habla sino que también actúa directamente,
convirtiendo el pan y el vino en el Señor, perdonando los pecados y dando
su Gracia a malsalva en la reconciliación... Entonces vemos que en los
sacramentos podemos reconocer a Dios de un modo peculiar.
También en la Tradición de la Iglesia, en lo que la Iglesia nos
enseña y en su misma vida. Aquí, en este grupo Dios también nos está
hablando a través de vuestros superiores, compañeros y del sacerdote, en
una convivencia o excursión que montemos, en las celebraciones de las
JMJ's...
Dentro del ámbito eclesial hay otro punto donde Dios nos habla y es
en la Biblia, en su Palabra Viva y eficaz. No es un texto escrito hace
siglos. Cuando la lees con la asistencia del Espíritu Santo, Dios te
habla al corazón. No sólo te dice en lo que tienes que mejorar, muchas
veces te dice que te quiere con locura, que va a estar siempre contigo,
te imprime en el corazón una honda alegría, mucha esperanza y fuerzas
para amar.
Muchas veces, cuando decimos que Dios habla, parece que nos
referimos sólo a los momentos en los que nos pide algo o quiere que nos
corrijamos. Dios tiene mucho más que decirnos que todo esto. Sobretodo,
Dios nos habla a través de Jesús y Jesús nos habla a través de la
Iglesia y la Iglesia nos habla a través de nuestro curas, catequistas y
padres y también de los amigos que vivien la fe. Por eso es tan
necesario apuntarse a algún grupo de vida cristiana. Porque si no es muy
difícil descubrir la voz de Dios en nuestras vidas.
La fe no sólo es un regalo que Dios nos da, es también una virtud.
Esto es, a través de actos concretos yo puedo crecer en la fe y si dejo
de hacerlos puedo incluso perder la fe. Pensad por un momento en la
gente que conocemos que ha perdido la fe. ¿Por qué fue? En la inmensa
mayoría de los casos porque no entendían las cosas que les pasaban en la
vida o porque dejaron de rezar, poco a poco dejaron de ir a catequesis o
a algún grupo de vida cristiana... Al final, empezaron a faltar algunos
domingos a Misa y por fin dejaron de ir. A lo mejor siguen teniendo un
resto de fe, pero no mueve su vida para nada, vivien igual que los que
no conocen a Jesús. ¿De qué les sirve ese sentimiento vago que les
queda?
Igual que podemos perder la fe si la descuidamos, también podemos fortalecerla. ¿Cómo?
1.-
Hablando con la Virgen, con Jesús, con el Padre y con el Espíritu Santo
todos los días y pidiendo que se muestren fuertes con nosotros, que no
nos dejen de su mano y que cada día tengamos más fe. Si no trato a un
amigo, acabo pasando de él, pues lo mismo con Jesús, si no trato con Él,
nunca será una referencia potente en mi vida. Si María es nuestra
Madre, si te acercas a ella con confianza, nunca te dejará solo y se
asegurará de que siempre puedas tener un trato confiado con el Señor. La
mejor garantía de la fe es el trato con María.
2.- No descuidando la Misa y viviéndola cada día mejor. Con más devoción
y cariño y procurando ver qué significa cada rito para poder vivirlo
bien. Comulgando en cada Misa y si me tengo que confesar antes, lo hago.
3.-
Confesándome a menudo. Si descuido la confesión, si dejo de vivir en
gracia habitualmente, poco a poco me voy endureciendo, cada vez noto
menos al Señor y al final me da igual 8 que 80. Si me confieso cada
semana o cada 2 semanas, mantengo la fe firme y le doy a Dios la
posibilidad de influir en mi alma con todo su poder.
4.- Acudiendo a medios de formación, participando en la vida de la
Iglesia, no descuidando (aunuqe tenga exámenes) mi grupo de vida
cristiana. Todos tenemos expereincia de que cuando hemos descuidado
estas cosas por estar agobiados por los exámenes, hemos acabado
perdiendo mucha fe.
5.- Viviendo la fe. Luchando por cumplir la voluntad de Dios, por
agradar a nuestro Señor. viviendo con Él cada circunstancia de mi vida.
6.-
Contrastando, de vez en cuando, mi vida con un sacerdote que me pueda
ayudar y orientar para poder descubrir la mano de Dios en cada
acontecimiento de mi vida.
Estos son medios sencillos que nos ayudarán a lo largo de toda la
vida a fortalecer la fe. ¿Quieres ser cristiano y tener cada día más fe?
Pues mójate el culete y cúrratelo. en esta vida las cosas más
importantes no se obtienen sin luchar. Dios quiere vivir contigo, pero
necesita de tu libertad. Es cierto que a veces, las cosas cuestan, pero
sólo lo que cuesta, merece la pena de verdad.
Terminamos con un Padre Nuestro pidiendo a Dios que nos aumente la fe.