viernes, 17 de junio de 2011

Mi tesis sobre el divorcio:

Cuando estudiaba en el colegio del Pilar,con los marianistas, una vez un sacerdote el P. Leoncio, nos decía que los cristianos no podíamos oponernos a la ley del aborto porque aunque nosotros consideráramos por la fe que era algo malo, no podíamos imponer nuestras creencias a quienes no las profesaran.

Tiempo después, conocí que las razones para admitir el divorcio eran las mismas. ¡Es una trola! ¡No os lo creáis!

Por encima de la fe, está la ley natural, o mejor dicho, sustentando la fe encontramos la ley natural. Hoy por hoy, hay quienes intentan erradicar el concepto de ley natural de nuestras conciencias. Si no hay ley natural, todo está permitido y yo puedo decidir el bien y el mal, la libertad sería absoluta, sin vínculos.

La ley natural es aquel código de conducta moral que está inscrito en mi naturaleza. Mediante la inteligencia y la experimentación, puedo comprobar que hay acciones que son buenas y otras que son malas. Y esto es así, independientemente de mi cultura, civilización o estudios. Cierto es que si durante un tiempo hago lo que creo que es malo, poco a poco iré haciendo callo hasta que ya sea incapaz de reconocer su malicia.

Todo el mundo sabe que pegar al padre con un calcetín "sudao" es malo. En todas las culturas, sólo a un loco se le ocurriría tal dislate.

El aborto es malo, no por una divina revelación que nos lo haya manifestado, sino porque nunca es aceptable la muerte de un inocente. La ciencia demuestra que el bebé es un ser humano y la inteligencia me dice que si es eso cierto, aún no ha hecho nada malo, por lo que no hay razones que hagan posible su asesinato, aunque suponga un problema para la madre, incluso aunque sea el hijo del violador de su madre. Él no tiene la culpa. al padre habría que colgarle de los testículos hasta que se les desprendieran, pero el niño tiene derecho a nacer, aunque su madre tuviera que dejar de estudiar. La vida de un inocente es un bien mayor, que hay que defender, por encima de la comodidad o facilidad de vida de la madre.

Esto lo sé por ley natural, no por divina revelación.

¿Podría imponerse un matrimonio indisoluble a los no católicos? Por definición, el matrimonio es indisoluble. Incluso en los países cuyas legislaciones contemplan el divorcio, el derecho define el  matrimonio como una institución con vocación de indisolubilidad. De hecho, es como si se introdujera una trampa en la ley, al aprobar el divorcio.

Yo tengo derecho a casarme para siempre. ¿No quiere usted tener la posibilidad de divorciarse? Mire usted, no. Si quisiera tener a mano la posibilidad de romper mi compromiso, no me comprometería para siempre. La pregunta sería la inversa: ¿por qué España no me permite casarse para siempre? ¿Por qué no puedo prometer algo que nunca vaya a romper?

¿Acaso es que no me merezco que alguien me ame definitivamente?, ¿o es que me consideran incapaz de amar para siempre?

No es que yo tenga que respetar el que otros puedan romper su compromiso, si quieren hacer eso, que no se casen, pero que no llamen matrimonio a lo que no lo es y un matrimonio con opción al divorcio, no es un matrimonio.

¿Por qué no puedo casarme por la Iglesia sin que mi compromiso pase por el mismo rasero que el de uno que se ha divorciado cinco veces y vuelve a la carga? Yo no quiero que mi matrimonio pase por un registro civil que admita el divorcio. La pega es que si me caso por la Iglesia, tiene efectos civiles automáticos y si me he casado por la Iglesia y el registro civil no recibe mis papeles, estoy cometiendo un delito.

La pregunta real es: ¿POR QUÉ NO ME DEJAN CASARME SIN QUE PUEDA EXISTIR LA POSIBILIDAD DE ABANDONAR? ¿Y si me vuelvo loco y tiro a la basura mi vida entera? Yo no quiero tener la posibilidad de abandonar a mi mujer. Si me comprometo para siempre, quiero el estado me ayude a mantener mi palabra.

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