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MÉTODO IGNACIANO

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«Yo soy el camino». Así se autodefinió Jesús cuando el apóstol Tomás le dijo:«Señor no sabemos a dónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino? » (Jn 14, 5-6).

«Camino», en griego, se dice «hodós». Cuando el camino es largo y hay que hacerlo a pie, el caminante toma alguna provisión, por ejemplo un bastón para el camino. Es lo que en griego se dice «méthodos» («metá-hodós»).

Un método es eso: algo que ayuda a caminar en una determinada senda para llegar a una meta prevista. Así, hay métodos para múltiples fines: métodos de enseñanza, métodos de investigación científica, métodos de ejercicios físicos, etc. Incluso, una misma meta puede alcanzarse por diversos métodos. Es una realidad la multiplicidad de métodos para alcanzar un mismo saber.

También para caminar en la vida espiritual hay diversos métodos. El camino es siempre uno sólo: Cristo. Los métodos son diferentes. Hay tantos métodos posibles como cristianos existen. Porque si bien Cristo, el Camino, es uno solo, él se acomoda a cada uno.

Sin embargo, cuando la experiencia muestra que un determinado método espiritual ha sido comprobado para alcanzar la unión con Cristo, la Iglesia lo bendice, e incluso lo recomienda. Es lo que sucede con los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola.

Precisamente nuestra Congregación tiene como uno de sus distintivos el que su espiritualidad sea ignaciana, y en congruencia con este principio, en su momento adquirió una Casa especialmente adaptada para este propósito, y ha organizado en ella por más de 65 años, Retiros y Ejercicios basados en la espiritualidad propuesta por Ignacio de Loyola.

Las razones para participar en una experiencia espiritual de este tipo, pueden variar, pero siempre terminarán siendo un tiempo privilegiado de encuentro con el Señor, a solas, a la luz del evangelio. De todo corazón te invitamos a experimentarla, periódicamente organizamos tandas dirigidas por sacerdotes jesuitas, abiertas a todos nuestros hermanos.