martes, 12 de febrero de 2013

Hemos vuelto de la convivencia...

El domingo a las 22:00 horas regresamos del Cortijo de Jaén. En una zona impresionante por su belleza natural, rodeado de olivos por todas partes, nos encontramos con un cortijo muy bien dispuesto para pasar las vacaciones una gran familia.

Nos recibió un frío terrible y una bóveda celeste rutilante de estrellas. Al no haber farolas en varios kilómetros a la redonda pudimos disfrutar del cielo en pleno apogeo, sin una sola nube que nos lo empañara.

Un tiempo formidable, con muchísimo frío, pero con una luz del sol clara, diáfana, azul... ¡Vamos, que parecía que había alquilado el tiempo!

Allá nos presentamos siete personas en la furgoneta de la parroquia. El sábado por la mañana se nos unieron cuatro personas más en un coche. De distintas edades, el menor es de 17 años, el mayor de los laicos (claro está) tendrá 28 ó 30 años. Formaron un grupo fenomenal. Nu tuvimos ningún enfado (y conmigo eso es difícil...), se rieron como enanos, disfrutaron muchísimo y rezaron que es una maravilla.

No teníamos demasiados planes fijos. Nos levantamos cada día a una hora, se acostaban también cuando les daba la gana (después de jugar al mus), por las noches jugamos al tabú y a otros juegos que fue una auténtica juerga. A dos de ellos a la mañana siguiente les dolían los abdominales de las risas de la noche pasada... Simplemente yo quería que se acostumbraran a disfrutar sin necesidad de grandes planes y que aprendan a rezar un poquito cada día (ofrecimiento de obras, un ratito de oración mental, Misa diaria, rosario, visita al Santísmo, examen de conciencia y tres Avemarías antes de acostarse). todo muy sencillo... ¡Y triunfamos!

Han regresado todos muy contentos, encantados, un poco más fuertes en la fe y mucho más amigos que cuando salieron. Algunos me reconocían que al venir no venían con demasiadas ganas; que les daba pereza; pero que les había compensado por activa y por pasiva, que había sido una gran convivencia.

Si es que los planes sencillos son los mejores.

¡Gracias a Dios y a la Virgen María!

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