viernes, 12 de noviembre de 2010

Parece una broma, pero es una oración preciosa. Fijaos la última parte.

Realmente, ¿se descalabraría demasiado los planes divinos, si tuviéramos una pequeña fortuna? Y después de soñar vuelve a la cruda realidad. Amén. No es malo soñar, siempre que sueñes en los brazos de Dios. ¿No te parece?

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