domingo, 15 de julio de 2012

Sacerdocio femenino

Muchas veces, me encuentro con personas que me preguntan: ¿Por qué la Iglesia no ordena mujeres?

Y es una pregunta muy inteligente. A veces se responde mal diciendo que como Cristo es hombre no podría hacerse por la vinculación especial con la persona de Jesús. Si eso fuera cierto, tampoco podrían bautizarse que es incorporarse al mismo Cristo.

Incluso hay otras respuestas más peregrinas todavía, de orden psicológico, antropológico...

La única razón que dió Ratzinguer antes de ser Papa y Juan Pablo II definiéndolo como un tema zanjado definitivamente, fue que la Iglesia no se reconoce capaz de obrar de otro modo a como lo hizo Jesús.

Antes de continuar debemos estudiar con detenimiento un tema importante: LA ENCARNACIÓN DE NUESTRO SEÑOR Y SUS CONSECUENCIAS.

Nosotros, la Iglesia, partimos de una realidad y sobre esa realidad fundamos nuestra fe. No se trata de cuestiones subjetivas o discusiones sobre supuestos "derechos".

El tema es que Dios se hixo concreto, se hizo hombre un día, una hora y en un lugar muy determinados. Jesús existe realmente y tuvo una existencia histórica, que no hacen sino trata de dejar claro los evangelios con tantos datos históricos que nos dan sobre Jesús.

Jesús actuó de un modo muy concreto e hizo cosas muy concretas. Por ejemplo: ¿por qué la Iglesia no celebra Misa con patatas fritas y cerveza? Siendo cosas mucho más actuales que el pan y el vino... o con pastelitos, como pretendían los curas apóstatas de la parroquia de San Carlos Borromeo.

Pensemos que en Alaska no crece el trigo ni las vides y, sin embargo, si carecen de pan y vino no pueden celebrar la Eucaristía. Parece un agravio y una tremenda injusticia... ¡Pobrecitos esquimales! Pues bien, el resto de la Iglesia se las ven y se las desean para hacer llegar a nuestros hermanos en el polo norte todo lo necesario para celebrar la Eucaristía.

El hecho es que un día de comienzos de nuestra era, antes de la Pascua, Jesús celebró su Última Cena usando pan de trigo y vino de uva. Es cierto que pertenecía a una cultura mediterranea y no tenía otros elementos, pero eso fue lo que utilizó y la Iglesia no se considera autorizada para hacer las cosas de otro modo. Siempre habrá que usar pan y vino. Cuando Dios se hizo hombre, se concretó y al concretarse se autolimitó. Podía habernos salvado de otro modo, pero quiso asumir nuestro modo de existir para salvarnos. Y es un modo de existir muy concreto. De hecho, si no tienes en cuenta la cultura y la historia del pueblo en el que decidió nacer y vivir, jamás podrás comprender de verdad a Jesús y lo que supone la salvación.

Esta es la misma y única razón por la cual las mujeres no pueden ser ordenadas como sacerdotes. Algunos aducen objecciones diciendo que en esa época le habrían lapidado por ordenar una mujer. Analicemos esto despacito. En muy pocos años, el cristianismo alcanzó una proyección fuera de Israel inmensa, compartiendo la cultura romana, donde sí se daba el caso de "sacerdotisas". Por otra parte, Jesús se enfrentó muchas veces a la posibilidad de la lapidación e incluso murió en la cruz. De modo, que si lo hubiera querido habría elegido a mujeres como apóstoles... y no lo hizo. Jesús se enfrentó muchas veces a la cultura dominante, salvó a mujeres que deberían ser lapidadas, eligió como testigos de su resurrección a mujeres, cunado no se las consideraba válidas para dar testimonio público en un juicio, inclusó aceptó a mujeres en su discipulado, cosa que ningún rabí hubiera consentido jamás, fue Él quien eligió a sus discípulos, cosa que no se hacía... Corrigió públicamente la mismísima Ley de Dios, arrogándose la autoridad de Dios para interpretarla: "Se os ha dicho... pero Yo os digo..."

Realmente, si Jesús hubiera querido ordenar mujeres, lo habría hecho sin duda. Si Él no lo hizo, la Iglesia entiende que no puede corregir lo que hizo Jesús.

Esto no significa que la mujer sea inferior al hombre o que tenga menos derechos. Yo, simplemente, por ser hombre no puedo ser Hermanita de la Caridad, ni de Iesu Communio, ni tampoco puedo ser Misionera de la Caridad... ¡Qué injusticia! No es injusticia, es cuestión de vocación. Yo no estoy llamado a ser Hermanita de los Pobres Desamparados, pero eso no quiere decir que valga menos que ellas. Tampoco puedo ser sacerdote simplemente por ser hombre, incluso muchos jóvenes han sido rechazados por considerar que no tenían vocación, aunque tuvieran aptitudes. ¿Es injusticia? No, es discernimiento. La vocación no es un derecho es una llamada de Dios que reconoce la Iglesia en una persona. No es un título de honor, es un servicio.

Si el sacerdocio fuera cuestión de méritos, nadie podría ordenarse salvo la Virgen María, pero no fue eso lo que Jesús quiso para Ella.

No es discriminación es reconocer la voluntad de Dios. El único argumento válido es éste: La Iglesia no se reconoce con autoridad para hacer algo que Jesús no hiciera. Dicho de otro modo, sólo podemos hacer lo que Jesús hizo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario