martes, 21 de agosto de 2012

¿Quién habla cuando habla Roma? o Roma locuta...

 En el seminario, mi formador y mis compañeros se metían conmigo porque ante cualquier discusión teológica yo preguntaba: "¿Y qué dice el Papa de esto?".

Es un principio básico en la fe católica. Me importa poco lo que piensen los teólogos, la Verdad de la fe me llega a través del Papa y la voz del Papa me llega a través del Vaticano. Si empezamos a dudar de si en el Vaticano son fieles al Papa o no, empezamos a cargarnos la cadena de mando y terminamos en el más absoluto subjetivismo. Al final, cada uno podría decidir qué admite de lo dicho por Roma según sus afinidades o enemistades con tal o cual cardenal...

"No, es el que tal cardenal no es fiel al Papa". "No, es que ese documento lo han sacado los masones"... Mira, si un documento tiene la firma de la persona delegada por el Papa para resolver una cuestión y los sellos pertinentes, ya puede ser el diablo en persona quien haya firmado que eso tiene el refrendo del Santo Padre y aunque el diablo repita lo que dice el Papa, serán palabras del Papa y con eso me basta.

 Os pongo un caso concreto para ver esta tesis despacito:

Hace relativamente poco tiempo, un sacerdote amigo mío me decía que había que rezar mucho por el santo Padre porque le estaban obligando a hacer cosas que él no quería.

Os cuento un hecho, os doy 2 versiones de ese mismo suceso y luego os digo cuál es mi opinión.

El curso pasado, Kiko Argüello se presentaba en el Vaticano para lo que él creía que era la aprobación definitiva de toda la liturgia del Camino Neocatecumenal. Cuando llegaron, todo cambió. Resulta que no le daban el aprobado, sino sólo aprobaban las celebraciones que no tuvieran que ver con la liturgia, esto es, los escrutinos antes del bautismo. Les habían dicho una cosa y luego le dieron otra. Hasta aquí el hecho.

Interpretación 1.- Este amigo mío me decía: "Pobrecito el Santo Padre, que no puede gobernar la Iglesia. No le han dejado darles la aprobación. ¡Qué mal va la Iglesia!".

Interpretación 2.- Resulta que el Papa no quería darles la aprobación litúrgica y esa reunión fue un gol que le metieron algunos cardenales amigos del Camino. Esto obligó a que él mismo diera marcha atrás y negara la mayor. Después de esto, encargó a la Congregación para la Doctrina de la Fe que estudiara el caso de la liturgia eucarística del Camino, en vez de someterlo al juicio de la Congregación para el Culto Divino, que es a quien le correspondía. Esta es una maniobra para que el cardenal Cañizares no pueda aprobar sin más esas celebraciones litúrgicas porque fue él quien promovió esa reunión con los Neocatecumenales.

¿Cómo puede haber dos interpretaciones tan distintas de un mismo hecho? Lo cierto es que Kiko y sus correligionarios han sufrido mucho y lo que les queda todavía...

¿Cómo entiendo yo todo este asunto? Sinceramente, a mí los politiqueos internos del Vaticano me importan bastante poco. Que el Papa no puede gobernar o lo hace con brazo de hierro... No estoy yo en la tesitura de juzgarlo. Lo único que sé de todo esto es lo que mi fe católica me enseña.

No me fío de nada que no sea estrictamente oficial dentro de la Iglesia y cuando la Iglesia habla, me importa poco quién haya presionado para conseguir una cosa u otra. En cuanto un documento tiene los sellos oficiales del Vaticano, tiene el refrendo del Santo Padre. Sus autores se podrán condenar, pero quien sigue lo que dice ese texto no se equivoca y quien no lo quiera obedecer porque es fruto de sus enemigos o de sus amigos, siempre se equivoca.

Quizás sea una postura muy cómoda, pero me evita muchas apostasías, herejías y cismas. Me da igual quién esté detrás de cada disposición. Lo único que me importa es si el documento ha sido emanado oficialmente por la santa Sede. Si es así, ahí se acaba toda la discusión. "Roma locuta, causa finita".

No me pienso meter en nigún berenjenal. En mi diócesis las Eucaristías al modo del Camino están admitidas por el obispo y esto no va a cambiar hasta que Roma diga lo contrario. Mientras tanto, defenderé el derecho de los del Camino a celebrar sus Misas a su modo, aunque yo personalmente evitaré tener que hacerlo. Ellos tienen derecho en Madrid, a celebrar a su modo y yo tengo el derecho de celebrar según el rito romano.

Si algún día Roma les aprueba definitivamente la liturgia o les ordena volver a celebrar como todo el mundo tendrán que obedecer si son católicos. Seguramente obedecerán porque son hijos fieles de la Iglesia. En todo caso, Roma todavía no ha terminado de dictaminar. Que cada comunidad del Camino celebre la Misa como les permita su obispo.

Otro tema es si el derecho litúrgico está sometido a la discrecionalidad de cada obispo, que no. Ningún obispo puede modificar en la liturgia nada que no esté expresamente admitido en el derecho y los rituales, pero eso ya es otra cuestión.

En todo caso, en este problema como en cualquier otro la pregunta no es ¿quién está detrás de tal documento?. La pregunta más bien es: ¿Y qué dice Roma de todo esto?

Un fuerte abrazo

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