Entrada de Gabriel en la presencia de María:
Entrada de Gabriel en la presencia de María:
26 En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea
llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de
David; el nombre de la virgen era María. 28 El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo»*
.
1.- Explicación:
Acordaos que el otro día veíamos la promesa del nacimiento de San Juan, ahora vamos a ver cómo el ángel anuncia a María el nacimiento del Hijo de Dios.
Primero, nos situamos en la historia y en la geografía:
Nazareth no era ni siquiera un pueblo, era una aldeucha, en medio de Galilea, al norte de Israel. Una zona fértil, pero de gente dura, maltratada por la vida y por los habitantes de la capital, porque en tiempos pasados se habían dejado mezclar con el paganismo.
Lo que había ocurrido es que por los pecados de Salomón, Dios decidió dividir el reino de Israel. Esto sucedió en tiempos del hijo y sucesor de Salomón, llamado Roboam. En esa época (928 aC), Jeroboam, se hizo proclamar rey por todas las tribus de Israel. Sólo quedó la tribu de Judá como leales a la descendencia de Salomón. Con el paso del tiempo, el Reino del Norte cuya capital estaba en Siquén, Samaría, cayó frente al enemigo y fue deportado (720 aC, bajo Sargón II). Posteriormente también caería el Reino del Sur (cuya capital era Jerusalén) bajo la potencia de Nabucodonosor (587 aC) quien arrasó el Templo y toda la élite judía fue deportada.
El Reino del Norte jamás regresaría del destierro, serían disgregados entre las naciones. Quienes volvieron fueron los descendientes de la tribu de Judá, el Reino del Sur, gracias a Ciro (537 aC). Desde entonces, sólo Samaría quedaría separada de Judea, pues los que quedaron de las deportaciones no quisieron asimilarse a los que regresaban del destierro. Ésa fue la traición que les haría odiarse desde entonces hasta que el año 70 dC todos son expulsados de Palestina definitivamente por los romanos. Galilea se reincorpora al Reino con capital en Jerusalén con la llegada de los judíos a la zona. Como El Reino del Norte cayera bastante antes que Judá, los galileos más importantes fueron deportados y el pueblo tuvo que convivir con paganos a los que habían dado sus tierras, siendo gobernados por esos paganos. Por eso, se habían mezclado con el paganismo y por eso eran despreciados por los de Judá, como sospechosos de impureza por esos tratos con los gentiles. Cierto es que ese desprecio no llegaba al odio que albergaban tantos los galileos, como los de Judá contra los samaritanos que seguían adorando en un templo copia del original, para no tener que bajar al templo de Jerusalén, y que sus creencias eran más paganas que según la Ley.
Resumen, los de Jerusalén se creían mejores que los galileos, pues éstos estaban influídos por los fenicios vecinos y asirios llegados tras la conquista. Y tanto los de Jerusalén, como los galileos odiaban a los samaritanos por haber pervertido la Ley y porque pretendían adorar en un templo que no era el de Jerusalén.
Los galileos, eran gente ruda, que frecuentaba poco el templo de Israel, muy lejano para ellos (para llegar a Jerusalén tenían que atravesar Samaría, sólo en caso de extrema necesidad, o cruzar el río para luego volver a vadearlo. No solían bajar a la capital sede del Templo), pero de corazón noble y leal. Costaba ganarse su confianza, pero una vez que se abrían eran generosos.
Lo que había ocurrido es que por los pecados de Salomón, Dios decidió dividir el reino de Israel. Esto sucedió en tiempos del hijo y sucesor de Salomón, llamado Roboam. En esa época (928 aC), Jeroboam, se hizo proclamar rey por todas las tribus de Israel. Sólo quedó la tribu de Judá como leales a la descendencia de Salomón. Con el paso del tiempo, el Reino del Norte cuya capital estaba en Siquén, Samaría, cayó frente al enemigo y fue deportado (720 aC, bajo Sargón II). Posteriormente también caería el Reino del Sur (cuya capital era Jerusalén) bajo la potencia de Nabucodonosor (587 aC) quien arrasó el Templo y toda la élite judía fue deportada.
El Reino del Norte jamás regresaría del destierro, serían disgregados entre las naciones. Quienes volvieron fueron los descendientes de la tribu de Judá, el Reino del Sur, gracias a Ciro (537 aC). Desde entonces, sólo Samaría quedaría separada de Judea, pues los que quedaron de las deportaciones no quisieron asimilarse a los que regresaban del destierro. Ésa fue la traición que les haría odiarse desde entonces hasta que el año 70 dC todos son expulsados de Palestina definitivamente por los romanos. Galilea se reincorpora al Reino con capital en Jerusalén con la llegada de los judíos a la zona. Como El Reino del Norte cayera bastante antes que Judá, los galileos más importantes fueron deportados y el pueblo tuvo que convivir con paganos a los que habían dado sus tierras, siendo gobernados por esos paganos. Por eso, se habían mezclado con el paganismo y por eso eran despreciados por los de Judá, como sospechosos de impureza por esos tratos con los gentiles. Cierto es que ese desprecio no llegaba al odio que albergaban tantos los galileos, como los de Judá contra los samaritanos que seguían adorando en un templo copia del original, para no tener que bajar al templo de Jerusalén, y que sus creencias eran más paganas que según la Ley.
Resumen, los de Jerusalén se creían mejores que los galileos, pues éstos estaban influídos por los fenicios vecinos y asirios llegados tras la conquista. Y tanto los de Jerusalén, como los galileos odiaban a los samaritanos por haber pervertido la Ley y porque pretendían adorar en un templo que no era el de Jerusalén.
Los galileos, eran gente ruda, que frecuentaba poco el templo de Israel, muy lejano para ellos (para llegar a Jerusalén tenían que atravesar Samaría, sólo en caso de extrema necesidad, o cruzar el río para luego volver a vadearlo. No solían bajar a la capital sede del Templo), pero de corazón noble y leal. Costaba ganarse su confianza, pero una vez que se abrían eran generosos.
Pues bien, en medio de Galilea se arrastra una aldea llamada Nazareth, cuyos habitantes vivían en casas excavadas en la roca de sus montañas. Tenían una parte construída y otra parte excavada. Así vivía la Virgen María.
Segundo, nos metemos en la escena con la imaginación:
Seis meses después de que Isabel concibiera a San Juan Bautista, el mismo ángel Gabriel que diera la noticia a Zacarías, se presenta en Nazareth, en casa de la Virgen María.
La Virgen María estaba desposada con José, pero todavía vivía en casa de sus padres. ¿Qué significa eso? Según las tradiciones judías, cuando un hombre quería casarse con una mujer, primero entraba en negociaciones con sus padres. Era parecido a una compraventa. Negociaban la dote. La dote era lo que el marido tenía que pagar a la novia por casarse con él, de modo que si luego se divorciaba de ella, con la dote podría vivir. Una vez que hubieran convenido la dote y lo que los padres entregarían al marido por "colocar" a su hija, se suponía que ya estaban desposados.
¿Qué implicaban esos desposorios? Tenían un aspecto jurídico muy importante. No se podían romper los desposorios, suponían un contrato estable. De hecho, aunque aún no vivieran juntos el marido podía acostarse con su mujer en la casa de los padres de ella. Lo único que faltaba para que el matrimonio se supusiera perfecto era celebrar la llegada de la novia a la casa del novio. Esa era la fiesta de bodas. Durante una semana se celebraban los festejos. Las amigas de la novia la ayudaban a arreglarse y salían con ella en procesión, llevándola habitualmente en una litera, con lámparas encendidas y entraban todas en la casa del esposo donde empezaba la fiesta y así concluída el rito del matrimonio.
Pues bien, la Virgen María ya se había comprometido con San José, pero todavía no vivían juntos y San José nunca se había acostado con ella.
Pues bien, esa es la situación de María, cuando de pronto un ángel entra donde está ella y le saluda diciéndole: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". La gracia no sólo es la fuerza de Dios, sino que sobretodo es la comunión con Dios, la vida de Dios en ti o que tú vives la misma vida de Dios, con su mismo corazón. Lógicamente, también vives con su fuerza. Por eso, para vivir en gracia no basta con no pecar, sino que tenemos que dejar que Dios viva en nosotros, con nosotros. Vivir con Dios, en Dios, desde Dios, en definitiva. Por eso, llena de gracia es llena de Dios. Y que el Señor esté con ella, es que Dios se fija en ella y se recrea en lo que ella hace, como que a Dios le gusta lo que ella hace. Por eso, está con ella siempre. Aunque ella no se de cuenta.
Imagínate como sería la estancia donde está María. La casa de María tendría un pórtico donde recibían a la gente y luego una sala grande excavada en la roca con el horno en medio donde harían la vida y por la noche extenderían las esterillas para dormir. Al fondo, tendrían un pequeña despensa o almacén. No sería una casa muy grande, era suficiente para calentarla el horno de pan en medio de la sala. Seguramente, María estaba sola en ese momento, trabajando, como a Dios le suele gustar asaltar a los que elige.
3.- Preguntas para el diálogo con Dios y con los hermanos:
1.- ¿Por qué crees que Dios eligió al Pueblo de Israel como el pueblo de su propiedad? ¿Por qué no eligió a Roma?
2.- ¿por qué Dios elige a una chica tan pequeña, tan pobre, en un aldea tan cutre?
3.- ¿has pensado por qué Dios busca especialmente a la gente cuando trabajan? En el evangelio, a casi todos los apóstoles Jesús les llamó a seguirle cuando estaban en su puesto de trabajo. ¿Tú para qué trabajas o estudias?, ¿qué aporta el trabajo a la sociedad y en tu vida?
4.- ¿Por qué crees que Dios da a conocer su voluntad a la Virgen María cuando ya está desposada, complicándole la vida? ¿Alguna vez has creído que Dios era injusto por complicarte la vida y luego te has dado cuenta de que era lo mejor que te podía pasar?
5.- ¿Qué significa "llena de gracia", qué significa "el Señor está contigo"?
6.- ¿Tú eres consciente de que Dios esté contigo? ¿Vives en gracia?, ¿te preocupas por vivir en y desde Dios? ¿qué te aporta vivir con Dios?
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