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La vida de un sacerdote en Madrid es algo compleja, hacemos lo que podemos y que Dios ponga el resto. Si quieres contribuir pide a Dios que nos envíe más sacerdotes.

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jueves, 24 de agosto de 2023

Tercer curso de juveniles: MODESTIA, CONTINENCIA Y CASTIDAD

 

La modestia regula los movimientos del cuerpo, los gestos y las palabras. Como fruto del Espíritu Santo, todo esto lo hace sin trabajo y como naturalmente, y además dispone todos los movimientos interiores del alma, como en la presencia de Dios. Nuestro espíritu, ligero e inquieto, está siempre revoloteando par todos lados, apegándose a toda clase de objetos y charlando sin cesar. La modestia lo detiene, lo modera y deja al alma en una profunda paz, que la dispone para ser la mansión y el reino de Dios: el don de presencia de Dios. Sigue rápidamente al fruto de modestia, y ésta es, respecto a aquélla, lo que era el rocío respecto al maná. La presencia de Dios es una gran luz que hace al alma verse delante de Dios y darse cuenta de todos sus movimientos interiores y de todo lo que pasa en ella con más claridad que vemos los colores a la luz del mediodía.

La modestia nos es completamente necesaria, porque la inmodestia, que en sí parece poca cosa, no obstante es muy considerable en sus consecuencias y no es pequeña señal en un espíritu poco religioso.

Las virtudes de templanza y castidad atañen a los placeres del cuerpo, reprimiendo los ilícitos y moderando los permitidos.
-La templanza refrena la desordenada afición de comer y de beber, impidiendo los excesos que pudieran cometerse
-La castidad  regula o cercena el uso de los placeres de la carne.

Mas los frutos de templanza y castidad desprenden de tal manera al alma del amor a su cuerpo, que ya casi no siente tentaciones y lo mantienen sin trabajo en perfecta sumisión.

El Espíritu Santo actúa siempre para un fin: nuestra santificación que es la comunión con Dios y el prójimo por el amor.

Una de las cualidades de la modestia es hacer fácil la virtud a los demás. La modestia está relacionada con el pudor del cuerpo y del espíritu. De la misma forma que uno cubre su cuerpo para no exponerlo a los demás, uno tiene que vivir también una modestia espiritual de no estar exponiendo los regalos y tesoros de la gracia ante la mirada de los demás. Hoy por hoy, es una de las virtudes más incomprendidas, junto con la humidad y la obediencia.
La castidad es saber amar con el cuerpo. Es guardarse para ser capaz de amar. El que no vive la castidad, no sabrá amar, sino que siempre se estará aprovechando de todos porque no sabrá dominar sus pasiones. El limpio de corazón sabe amar sin buscar su propio interés, sino buscando lo mejor para el otro. [Aquí les podéis dar también una catequesis sobre la pureza sexual].

Preguntas para los chavales:
1. ¿Te exhibes ante los demás?, ¿Vives con vanidad tus relaciones?
2. ¿Haces fácil la virtud a los demás o por tu culpa es más fácil que la gente se escandalice (conduces con tu conversación, tus modales, tu modo de vestir a que la gente peque)?
3. ¿Sabes cuidarte para amar?
4. ¿Vives la continencia de los apetitos, te mortificas o te concedes todos los caprichos?
5. ¿Sabes guardar los sentidos para desear el bien? ¿o vives desparramado al exterior llenándote de imágenes, conversaciones y vanidades sensibles?
6. ¿cuidas y buscas más lo sensible que lo espiritual, tu cuerpo que tu alma?
7. ¿Cómo vives la pureza y castidad?

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