Siento mucho los retrasos, actualizaré el blog de vez en cuando, pero tened paciencia, please:



La vida de un sacerdote en Madrid es algo compleja, hacemos lo que podemos y que Dios ponga el resto. Si quieres contribuir pide a Dios que nos envíe más sacerdotes.

Un fuerte abrazo

miércoles, 21 de julio de 2010

... de misiones.

Mientras disfrutaba del campamento recibí una llamada del hijo mayor de la familia que me ha embarcado en esta aventura con las Congregaciones marianas de la Asunción.
Pensaba irse a la República Dominicana con unos amigos suyos, pero el cura con el que iban de misiones, había pinchado, tenía que quedarse a atender unos pueblos de la diócesis de Alcalá.

Me pedía ayuda. Ingenuo de mí, llamé a unos quince curas a ver si alguno les podía acompañar, pero ninguno estaba disponible.

Al cabo de un día, vuelvo a recibir una llamada. Parece que han pensado en adaptar su viaje a mis vacaciones para que pueda acompañarles yo. Que no me preocupe por nada, puesto que han recibido una subvención para poder montar un comedor en la parroquia que nos acoge y los gastos del viaje los sufraga Mafre.

No me queda más remedio que aceptar. ¿Cómo voy a negarme? Y eso que las misiones me parecen fenomenal, pero para curas mejores y más agerridos que yo. Eso de irte a un lugar sin aire acondicionado no es lo mío.

Ya os contaré mis experiencias. Vamos un matrimonio de recién casados, que van y vuelven conmigo, y cinco jóvenes dispuestos a todo, que se quedan diez días más trabajando por Dios y por la evangelización de los pueblos.

Con estos planes, ¿cómo voy a poder negarles nada? Yo creo, que ya me han conquistado para trabajar con ellos todo este curso... y lo que te rondaré morena...

Esto podría ser la historia de cómo Dios se sirve del cura más inútil de Madrid para ayudar a una asociación familiar. Que sea lo que Dios quiera. Vaya por delante que a mi párroco, todo le ha parecido fenomenal. ¡Es un tío grande!. Todavía más grande muestra que es su corazón de pastor porque dejarme echarles una mano significa complicarle la vida con las bodas de Santa Bárbara.

Pues nos vamos el uno o el dos de agosto... ¡ya veremos qué os cuento a la vuelta!

Un fuerte abrazo

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