Siento mucho los retrasos, actualizaré el blog de vez en cuando, pero tened paciencia, please:



La vida de un sacerdote en Madrid es algo compleja, hacemos lo que podemos y que Dios ponga el resto. Si quieres contribuir pide a Dios que nos envíe más sacerdotes.

Un fuerte abrazo

lunes, 10 de octubre de 2011

Grupo CAyJO en mi parroquia:

En cuanto llegué a la parroquia de la Visitación de Las Rozas, me advirtieron que se estaba creando un nuevo grupo de jóvenes en virtud de los frutos de la JMJ y que como don José Ignacio ya estaba saturado, me iba a corresponder a mí ayudarles.

Pues bien, ellos solos han montado un grupo fascinante. La idea principal es crear una comunidad viva. Muchas veces nos encontramos con jóvenes que van a la parroquia a Misa, a confesarse y en el mejor de los casos a rezar un poco y sin conocer a nadie vuelven a sus casas.

Estos chavales han querido poner nombres a las caras que veían cada domingo y se han asociado para crear un grupo lo más completo posible. No se trata de hacer amigos... Cada uno ya tiene los suyos. Se trata de vivir como hermanos. Eso falta un poco más, hoy.

Este grupito se reúne para formarse durante media hora (se queda corta) y rezar otra media hora en torno al Santísimo con canciones, la Palabra de Dios, meditacioncita y silencios (se queda todavía más corta), pero mejor corto que largo. Así van pidiendo más y quedándose con ganas.

Termina el grupo en los "100 montaditos" con cocacola o cervecita, según gustos y edades y un par de bocadillitos y risas, conversaciones y planes futuros.

Yo calculo, que dentro de poco, tras alguna primera excursión,comiencen a pedir hacer algo por los demás: visitar alguna residencia de ancianos, atender algún comedor de la Madre Teresa de Calcuta... En fin, el tiempo dirá.

La verdad es que tienen buenas ideas, mucha alegría y ganas de sobra. Yo, casi no tengo que hacer nada. Así da gusto.

Por cierto, el primer día ha venido mucha más gente de la que cabía esperar. No digo números por no caer en el pecado de David, de hacer censos. ¡Que vengan los que Dios quiera! Uno o doscientos... ¡Qué más da!

Un fuerte abrazo

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