Es cierto que los padres queréis lo mejor para vuestros hijos, pero realmente debéis permitir que Dios entre en vuestros proyectos y haga con vuestros hijos lo que le de la gana. Vosotros sabéis mucho, pero Él sabe más. ¿No crees?
¡Señor que yo sea capaz de amar como Tú Amas, que sea capaz de sufrir como Tú sufres!
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