En principio, todo el mundo quiere lo mejor para sus hijos. Cuando nacen, a los padres se les cae la baba con los niños, pero hay una pregunta que es necesario responder.
¿Qué es lo mejor para nuestros hijos? Algunas personas creen que lo mejor es dejarles mucho dinero y, entonces, se pasan la vida trabajando, dejan a los niños al cuidado de terceros y no los disfrutan, sólo para que una vez que ellos hayan muerto sus hijos puedan disfrutar de algo que les haya tocado. Es una excursa barata para decir que prefieres trabajar, crecer en tu trabajo y medrar a dedicarte a amar. Al final, sí, quedarán unos cuantos milloncejos en la herencia que provocará las peleas de los hijos y la división definitiva de la familia. Esto es un error.
Otros consideran que no hay nada más importante que el que sus hijos estudien en el mejor colegio, ingresen en la mejor universidad y tengan las maximas oportunidades posibles para que triunfen en sus trabajos y se conviertan en padres de la primera opción. Creo yo, que esto también es un fracaso.
El otro día un papá me comentaba que estaba angustiado porque tenía que trabajar tanto que no podía ver a sus hijas y que cada vez más sus hijas pasaban de él, pero es que tenía que trabajar para pagarles el mejor colegio de monjas del mundo porque no se puede dejar la educación en manos de cualquiera. Quería una educación en la fe. El problema es que también quería que sus hijas tuvieran las mismas oportunidades que las hijas de sus amigos que ganan más que él. Por eso, no podía dedicarles ni una horita en casa.
Es un caso muy doloroso, ¿verdad? Pero pensad tranquilamente. Una de las mejores educaciones religiosas que existen hoy por hoy es la EDUCACIÓN EN LA POBREZA, ésta es la mejor oportunidad que nos ofrece el mundo de hoy. No es ironía. Si le das a un niño todo lo que pide, le conviertes en un mosntruo frío y egoísta, sin voluntad, sin capacidad de sufrimiento e incapaz de hacerse con la propioa vida, le condenas a una vida si ilusiones, ramplona y conseguirás que pierda todas las opciones que la vida puede ofrecer.
Un chaval educado en un colegio concertado, que quizás no sea el mejor, pero que tiene a sus padres al lado, que no le consienten todo, que "pierden" tiempo con él posiblemente salga mejor preparado para enfrentarse al mundo que el que disfruta del mejor colegio, pero no ve jamás a su padre y cuando le ve está tan cansado y agobiado que se enfada siempre.
¿No os parece?
Perded tiempo con vuestros hijos. Es vuestra mejor inversión. No queráis dadles lo mejor, buscad darles lo mejor de vosotros mismos, que es vuestro tiempo, vuestra exigencia, vuestras atenciones. Son vuestros hijos, no son de la chica que tenéis contratada en casa. No hace falta tantas cosas, tantas actividades extraescolares, tanto dinero invertido en su educación y jugad más con ellos. Tendréis miles de excusas para no hacerme caso y decir que soy un exagerado. El problema es que si no me equivoco, vuestros hijos no tienen vidas para experimentar, tenemos que acertar a la primera.
¡Cuánta gente viene luego llorando por haberse equivocado al formar a sus hijos! Y ¡Cuánta gente descubre que se puede vivir con menos y que han acertado plenamente porque sus hijos se han formado en casa y son chavales con unas virtudes impresionantes gracias al esfuerzo y al tiempo que les han dedicado sus padres!
En el fondo, todos sabéis que tengo razón, pero muchos queréis poneros excusas y justificaciones para decir que no sois capaces de vivir de otro modo. ¡Si es posible!, pero te tienes que fiar de Dios.
Padre, ¿se ha olvidado de mencionar los colegios públicos o ha sido un "olvido intencionado"? Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarEn parte es intencionado.
ResponderEliminarPrimero, porque aunque hay algún colegio público que merece la pena, por desgracia, son los menos. Habitualmente, aunque a veces te encuentras con profesores excepcionales, estos colegios están en manos tendenciosas.
Por otro lado, los colegios públicos no se construyeron donde hacía falta, sino al lado de algún colegio concertado por puro sectarismo.
Otro motivo es que cada vez se crean mejores colegios concertados de manos privadas y a mí me encanta la iniciativa privada y donde esté la iniciativa privada el estado no debería sustituirla, sino apoyarla y protegerla.
Pero Padre ¿no cree que si los cristianos nos vamos de "lo publico" y nos recluimos donde somos bien aceptados y donde nos resulta "mas facil" convivir, en nuestra burbujita, estamos faltando a nuestro deber de apostolado?
EliminarUn abrazo
Yo creo que la sociedad la debemos cambiar los cristianos adultos,los que ya estamos formados. Tenemos efectivamente el deber de conseguir que en colegio público se pueda dar una enseñanza en valores y se forme la espiritualidad. Pero eso no lo podemos hacer a costa de la educación delos hijos,lo podemos hacer nosotros (por ejemplo votando a un partido que no manipule la educación ni quite la libertad) haciendo apostolado como profesores de religión....animando a los profesores de religión de los institutos, así se va influyendo, pero no llevándo a mi hijo a ser educado en contra de lo que ven en casa. ¡Cuántos padres son profesores de instituto, tratan de cambiar la enseñanza pública, trasmiten valores cristianos,son verdaderos héroes y llevan a sus hijos a colegios concertados o privados!. Creo que así nuestros hijos cuando maduren cogerán el testigo.
EliminarNo se trata de "recluirse donde somos aceptados".
EliminarMira, una cosa es que tú estés dispuesta a evangelizar cualquier ambiente. Eso lo aplaudo y me parece necesario y ¡ay! de quien no quiera hacerlo. Pero otra cosa es que un niño que todavía no tiene la conciencia moral bien formada pueda recibir como normales ciertas "tendencias".
Es cierto que lo más importante es el hogar, pero en la adolescencia pasa a ser lo más importante las amistades y las figuras que ellos eligen respetar. Si les formamos en un ambiente sano, será más fácil que ese niño llegue a ser un hombre católico.
No es que los católicos nos vayamos a lo público, sino que a la hora de formar a mis hijos busco lo mejor "posible". Hay tantos peligros en la escuela pública y tan poquito margen de error, que no compensa jugársela.
Otra cosa será cuando los niños ya estén maduros, entonces hay que lanzarlos a volar, pero mientras tanto, se trata de asegurar la mejor formación "posible".
Otro tema es que no nos quede más remedio que mandarlos a un colegio público, entonces nos aseguraremos de que reciban en casa una formación equilibrada y que aprendan a juzgar y discernir lo bueno de lo malo, pero pudiendo elegir es absurdo que por un planteamiento apostólico, sacrifiquemos la formación de los hijos.
En el apostolado lo primero es la formación. Sólo después de una formación sólida podremos dar testimonio, de otro modo nos arriesgamos a pisotear la plantita que está brotando.
Un fuerte abrazo
Entiendo lo que decis, pero pensar en una escuela pública sin ningún católico me produce gran tristeza y preocupación porque en algún punto de la vida todos convergeremos: en la universidad, en el puesto de trabajo...
EliminarNo quiero dar la impresión de que mi empeño es poner a apostolar a mis hijos -pobrecitos- pero sí, de forma natural, su comportamiento y valores, que reciben en casa y en la parroquia, les hacen destacar entre el resto: los profesores se dan cuenta, los amigos se dan cuenta y preguntan ¿por qué vas a misa? ¿quién es Jesus? ¿qué haces cuando comulgas? ¿porqué te metes en ese cuartito (el confesionario)? ¿quién es el Papa?... En lenguaje de niños o adolescentes ellos dan su pequeño testimonio y quién sabe si no estarán siendo instrumentos de Dios, con todo el pudor que solo pensarlo me da.
Desgraciadamente a las clases de religión cada vez van menos niños porque hay menos católicos en los colegios públicos y si nos marchamos todos a quién van a hacer apostolado los profesores de esta asignatura? Mientras siga habiendo demanda seguiran haciendo su estupendo trabajo.
Un fuerte abrazo
Realmente, es una pena que la sociedad esté tan manipulada por ciertos lobbies, pero en la escuela pública española se ha infiltrado un laicismo dañino. Mira, no se les puede negar a los chavales una dimensión básica de apertura a la trascendencia y la formación académica de los colegios públicos está transida de un materialismo inmanentista brutal.
EliminarNo me refiero sólo a la enseñanza de la religión. Dentro de la propia formación académica de un niño, a mí no sólo me importa la enseñanza de la religión, sino que todas las materias pueden darse desde distintos puntos de vista. Verás, en su estudio de la astrofísica, Einstein apreciaba la existencia de un Creador que hubiera dotado de armonía al cosmos.
En esta perspectiva de la formación, incluso la enseñanza de las matemáticas se presta a una apertura a lo supra-sensible. No hay materias neutras porque en toda materia estamos estudiando un modo de conocer la realidad y de afrontar la Verdad, esa misma Verdad que afecta a la química, afecta también a la existencia del alma inmortal.
En una escuela pública vamos a privar a nuestros hijos del estudio de la realidad desde el humanismo cristiano, o incluso, aunque esté algo descafeinado el colegio de monjitas, por lo menos, desde un realismo que sabe reconocer que el universo es más grande de lo que podemos comprender.
No reduzcamos los colegios a la enseñanza de la religión, porque todas las materias afectan al modo de afrontar la única Verdad que existe.
Perdóname por insistir tanto. Un abrazazo