Siento mucho los retrasos, actualizaré el blog de vez en cuando, pero tened paciencia, please:



La vida de un sacerdote en Madrid es algo compleja, hacemos lo que podemos y que Dios ponga el resto. Si quieres contribuir pide a Dios que nos envíe más sacerdotes.

Un fuerte abrazo

sábado, 4 de mayo de 2013

Longanimidad

Habitualmente, se considera que la longanimidad es sinónimo de fortaleza, como la virtud que nos lleva a enfrentar las contrariedades y perseverar, pero si atendemos a la etimología, esto no es cierto. Son virtudes parecidas, pero no es lo mismo. De hecho, sin fortaleza, no puede uno ser magnánimo, pero uno puede ser fuerte y sin embargo no ser capaz de emprender grandes empresas porque de eso se trata...
"Longa + anima", "Alma grande". De algún modo es fomentar una actitud que hoy no se encuentra en mucha gente. Fomentar en nosotros una grandeza de alma fuera de lo común. Estar dispuesto a emprender grandes empresas cuando merece la pena. Hay personas a las que todo les queda grande. Van por la vida con la espalda encorvada, encogidos. Sería lo opuesto a pusilánime. El pusilánime lo tiene todo chiquitito, está acobardado por cualquier riesgo, por cualquier cosa que le saque de su comodidad. Es el vicio del pequeño burgués de mentalidad diminuta.

De vez en cuando, el Espíritu Santo, toca el corazón de las personas y nos encontramos con héroes de corazón grande, dispuestos a entregar su vida, sus fuerzas y sus capacidades por algo, o mejor dicho, por Alguien por quien merezca la pena. Como me decía mi madre:"No busques huir del sufrimiento, en esta vida vas a sufrir..." Lo importante es saber por quién estás dispuesto a sufrir en la vida.
Si siempre estamos huyendo de toda situación incómoda, si siempre ponemos excusas para no hacer lo que sabemos que Dios nos está pidiendo, nos vamos a pasar la vida siendo chiquititos, pequeños y cobardes. Al final, tendremos esa sonrisa típica del fracasado que piensa que nada merece la pena. Que todo es demasiado difícil! ¿Qué voy a poder hacer yo para que el mundo cambie? ¡Y nos conformamos con una vida de mierda en un mundo ruín!

Francisco Pizarro y los trece de la fama

Se denominan Trece de la Fama, o Trece caballeros de la isla del Gallo, a las trece personas que acompañaron a Francisco Pizarro en la conquista del imperio Inca.

Se denominan Trece de la Fama, o Trece caballeros de la isla del Gallo, a las trece personas que acompañaron a Francisco Pizarro en la conquista del imperio Inca, superando el momento más crítico de la expedición.Francisco Pizarro y sus hombres llegaron a fines de septiembre, cansados y extasiados, a la Isla del Gallo. Ahí se produce la acción extrema de Pizarro de trazar una raya en el suelo de la isla.
Francisco Pizarro inició la conquista del Perú en 1524 con ciento doce hombres y cuatro caballos. Sus socios Diego de Almagro y Hernando de Luque se quedaron en Panamá con la misión de contratar más gente y salir posteriormente con ayuda y víveres en pos de Pizarro. Durante esta época mantuvieron duros enfrentamientos con los indios de la costa sur de Panamá donde Pizarro recibió hasta siete lanzadas y Almagro perdió un ojo que le quebraron de un flechazo.
A finales de septiembre de 1526, cuando habían transcurrido dos años de viajes hacia el sur afrontando toda clase de inclemencias y calamidades, llegaron a la isla del Gallo exhaustos. El descontento entre los soldados era muy grande, llevaban varios años pasando calamidades sin conseguir ningún resultado.

Pizarro intenta convencer a sus hombres para que sigan adelante, sin embargo la mayoría de sus huestes quieren desertar y regresar. Allí se produce la acción extrema de Pizarro, de trazar una raya en el suelo de la isla obligando a decidir a sus hombres entre seguir o no en la expedición descubridora. Tan solo cruzaron la línea trece hombres: los "Trece de la Fama", o los "Trece caballeros de la isla del Gallo".
Después de años de crueles batallas contra los indios, con las ropas podridas por el clima húmedos y los pantanos por donde tenían que refugiarse, desalentados por la falta de refuerzos que no llegaban, los hombres de Pizarro querían abandonar la expedición. Así que nuestro héroe conquistador hizo lo único de lo que su corazón era capaz. Luchar hasta el final.
Cuenta la crónica de uno que lo vió: "El trujillano no se dejó ganar por la pasión y, desenvainando su espada, avanzó con ella desnuda hasta sus hombres. Se detuvo frente a ellos, los miró a todos y evitándose una arenga larga se limitó a decir, al tiempo que, según posteriores testimonios, trazaba con el arma una raya sobre la arena:
— «Por este lado se va a Panamá, a ser pobres, por este otro al Perú, a ser ricos; escoja el que fuere buen castellano lo que más bien le estuviere».
Un silencio de muerte rubricó las palabras del héroe, pero pasados los primeros instantes de la duda, se sintió crujir la arena húmeda bajo los borceguíes y las alpargatas de los valientes, que en número de trece, pasaron la raya. Pizarro, cuando los vio cruzar la línea, «no poco se alegró, dando gracias a Dios por ello, pues había sido servido de ponelles en corazón la quedada». Sus nombres han quedado en la Historia."
Eran trece hombres, casi desarmados, medio desnudos y sin botas porque todo se había podrido. Los que quisieron huir usaron los barcos que quedaban y dejaron uno por si los valientes se arrepentían. Pizarro mandó barrenarlo y hundirlo para evitar la tentación fácil de la vida cómoda y no les quedó más alternativa que conquistar o morir. Poco tiempo después, Perú era español. Gracias al "alma grande" de Pizaroo y los suyos. Sólo ser conoce el nombre de los "Trece de la fama" como se les llamó a partir de entonces. El resto los que se volvieron a una vida fácil, nadie les conoce.
El nombre de los trece valientes que perseveraron con Pizarro es:  Bartolomé Ruiz, Pedro Alcón, Alonso Briceño, Pedro de Candia, Antonio Carrión, Francisco de Cuéllar, García Jerén, Alonso Molina, Martín Paz, Cristóbal de Peralta, Nicolás de Rivera (el viejo), Domingo de Soraluce, y Juan de la Torre. 
Decía santa Teresa de Jesús que le espantaba ver lo que podía llegar a hacer cualquier persona que llegara a tener una "determinada determinación". ¿Alguna vez te has decidido a perseverar en algo hasta el final, cueste lo que cueste? Decía san Pablo: "Aún no habéis llegado hasta la sangre en vuestra lucha contra el pecado".
De alguna manera, lo importante en esta charla es gritarles a los chavales: "Esto vir!" Significa: "¡Se un hombre!". Que no me sean nenazas, huidizas, cobardes y pusilánimes, que se decidan a entregar su vida por algo que merezca la pena. Que se decidan a hacer algo grande con sus vidas, con su tiempo, con sus fuerzas. "El mundo es de Dios y Dios se lo alquila a los valientes".
Estamos hasta las narices de cristianos cortos de miras, cobardes y asustadizos. Queremos, necesitamos, hombres y mujeres de corazón grande, dispuestos a cosas grandes aunque suponga sufrir. ¿Tu vida para qué merece la pensa ser vivida? ¡Anímate a entregar tu libertad y ganarás tu alma!
¡Además, ésta ha sido la virtud que ha distinguido a nuestra patria a lo largo de los siglos! Nuestros enemigos siempre nos han temido por esta misma razón. No podemos dejar que el relativismo y la falta de ideales arruinen nuestra patria...

Es cortita la charla de esta semana, pero creo que es suficientemente intensa.