Siento mucho los retrasos, actualizaré el blog de vez en cuando, pero tened paciencia, please:



La vida de un sacerdote en Madrid es algo compleja, hacemos lo que podemos y que Dios ponga el resto. Si quieres contribuir pide a Dios que nos envíe más sacerdotes.

Un fuerte abrazo

viernes, 31 de agosto de 2012

Jesús ora de noche y predica en todas las aldeas (Mc. 1, 35- 39)

Nos ponemos en presencia del Altísimo. Es tu Padre, que te quiere con locura y quiere hacerte mejor, llevarte a desarrollar todas tus potencialidades. Pon tu vida en sus manos, fíate de Él y algún día te admirarás de todo cuanto ha hecho contigo.

Rezamos un Padrenuestro y buscamos tener un rato de charla tranquilamente con Jesús. Le pedimos que nos conceda un mayor conocimiento de Sí para poderle amar más y servir mejor.

35 De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración.36 Simón y sus compañeros fueron en su busca;37 al encontrarle, le dicen: «Todos te buscan.»38 El les dice: «Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí predique; pues para eso he salido.»39 Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.

Seguimos con nuestra lectura continua del Evangelio de San Marcos.

A lo largo de estas meditaciones hemos visto una jornada completa de Jesús. Trabaja hasta el agotamiento y aprovecha las únicas horas que le dejan libres (por la noche) para hablar con su Padre.

No sólo quiere darnos ejemplo de trato con su Padre, sino que Él mismo lo necesita. Algunas creerán que por ser Dios no necesitaba orar, pero se olvidan de que también es hombre, un hombre completo y su divinidad de hecho, está constreñida (humillada) por su naturaleza humana. Jesús necesitó el bautismo de Juan para que el Espíritu Santo lo colmara y cada día necesita estar un rato a solas con su Padre. Si Él lo necesita tanto, imagínate nosotros que no somos Dios, que somos la debilidad y la necesidad... Aunque el dibujito que he elegido en esta entrada es un poco ñoño, me gusta. Eso es orar, no se trata de decir grandilocuencias o buscar frases rotundas y hermosas, se trata de estar un rato con Jesús. Simplemente eso, ni más, ni menos.

Pues vemos, cómo Jesús se levanta de madrugada, cuando todavía está oscuro, matiza el Evangelio. Se ve que los apóstoles se quedaron impresionados con esa búsqueda de su Padre por parte de Jesús. Tanto es así, que le piden, en otra ocasión, que les enseñe a rezar porque se dan cuenta de que nadie reza como Jesús. Notad que un judío piadoso siempre usaba fórmulas complicadas para dirigirse a Dios, sin llamarle nunca por el Nombre. La oración no brotaba del corazón, era una liturgia para acercarse al tres veces santo. Los Apóstoles ven a Jesús llamar a Dios "papá", le ven tratarle con inmensa confianza y cariño y sienten envidia de un Dios así, tanto que buscan que Jesús les haga participar de su propio modo de orar. No se trata de decir oraciones estereotipadas, sino de hablar de corazón a corazón con quien sabemos nos ama.

Jesús trata de orar, de tratar los asuntos con su Padre, cada día, pero a veces parece que lo necesita más. Hoy se ve que Jesús no está cómodo quedándose en el ambiente donde le quieren. Cafarnaúm, desde entonces será su ciudad, pero se da cuenta de que hay algo que está faltando y lo comenta con su Padre. Al final, toma una decisión: Ya es hora de salir al resto de Israel, ya es hora de predicar el Reino a todos, no sólo a éstos galileos más brutos que un arado y noblotes como ellos solos.

Jesús habla con su Padre, le cuenta las cosas, cómo se han desarrollado los acontecimientos, las dificultades, las alegrías, los frutos de la predicación, cómo todos sanan con el poder de Dios y se alegra por ello con el Padre. Dios mío, cuánto hacía falta eso en este mundo. ¿Te dan cuenta de que durante siglos hemos estado esperando? y por fin, aquí estamos salvando a tus hijos. Gracias Padre por dejarme encarnarme, por dejar que venga a este mundo que tan necesitado está de nosotros, aunuqe todavía no se da cuenta...

Y no sólo habla Jesús, también deja que el Padre le comunique los tesoros de su corazón en la intimidad del silencio. A veces se queda callado, esperando y nota cómo una idea va surgiendo en su corazón. "Hijo mío, no basta que llegues a Galilea, tienes que subir a Jerusalén. Tienes que enfrentarte a tu Hora. Todos tienen que escuchar tu voz. Has comenzado tu misión, pero no acaba aquí. Quiero llevarte por todo Israel y también saldrás a las ciudades paganas de alrededor para que todos sepan que el Mesías ha llegado a su Pueblo". Poco a poco, en las entrañas de Jesús se desata la necesidad de ir a todos.

¿Cuántas veces mientras orabas el Señor ha puesto una idea en tu corazón? No la dejes morir entre otras miles de ideas que quizás no vengan de Dios. Ponte en pie, álzate y cumple aquello que sabes que Dios te está pidiendo.

Hago un parón porque una familia me pide que les confiese. Rezad por ellos y por lo que no sienten la necesidad de confesar. ¡Qué grande es ser sacerdote para poder traer la misma salvación que trajo Jesús a los hombres de hoy!

Seguimos con nuestro ratito de oración...

Cuando ya todos se ponen en marcha, Pedro y los demás buscan a Jesús. No se inquietan, porque saben que como siempre estará rezando, pero no les gusta hacer esperar a sus conciudadanos. Ellos, aquí, son importantes, son los discípulos del Maestro y se encuentran en su salsa: "Todos te buscan, Señor" Somos famosos... Y la respuesta de Jesús es como si les echara un jarro de agua por encima: Nos vamos, que también en el resto de aldeas tenemos que predicar". Pero, Señor, si en el resto de Israel no te van a acoger como aquí, para qué ir para allá. Que les zurzan. Nosotros nos quedamos aquí, que es donde acogen tu Palabra y que los demás se vayan al infierno... Cuántas veces hemos tentado a Dios con esas palabras. Cuántas veces nos las hemos creído. Y, sin embargo, Jesús continúa su camino. Si quieres ir con Él tendrás que darte prisa porque Jesús ya ha continuado la marcha.

Van a lugares donde los apóstoles no son nadie. Los misioneros van a lugares donde no son nadie. Son los últimos, los parias... Como los sacerdotes diocesanos que nisiquiera tenemos el prestigio de una gran congregación que nos avale. Somos los despreciados por todos que a todos enriquecemos. ¡Éste es mi tesoro!

Jesús tiene prisa por salvar a los hombres... ¿y tú?

A lo mejor, algún joven lee esta entrada. Párate a pensar. Quizás quieras ser un gran abogado y brillar en los tribunales, pues piensa que sólo los alumnos matriculados en Derecho en la Complutense de Madrid son el triple de todos los abogados colegiados en Alemania. Quizás quieras ser un magnífico ingeniero, arquitecto... Hoy sobran alumnmos de todas estas profesiones. ¿Cuál es la única en la que realmente puedes hacer falta? Sin duda, al servicio de Dios en el sacerdocio. Piensa cuántos sacerdotes necesitamos, cuántos misioneros para llevar la Palabra de Dios allende los mares...

Quizás pienses que antes tiene que llamarte el Señor y tienes que notar una llamada super especial en el fondo de tu corazón. Te daré el caso de San Ignacio: ponte ahora de rodillas, mira a tu Madre la Virgen María y dile a viva voz: "Madre, me ofrezco como voluntario para todo aquello para lo que quiera usarme tu Hijo, mientras Él me de la gracia que necesito". Te aseguro que cuando te levantes del suelo ya habrás sido llamado por el Rey de reyes, nuestro Señor Jesucristo.

Rezamos un Avemaría y terminamos nuestra oración hablando tranquilamente durante el tiempo que creas oportuno con nuestro Señor, con el Padre, con el Espíritu Santo y con tu Madre Santa María. Y ¿por qué no? También con el arcángel San Rafael que él custodie tus caminos y te acompañe durante estos años de maduración en la vida.

jueves, 30 de agosto de 2012

Jesús cura a la suegra de Pedro y a muchos otros (Mc. 1, 29-34)

Comenzamos nuestro rato de oración, poniéndonos en presencia de Dios. Aunque se puede rezar en cualquier lugar, de hecho cuando hago estas entradas, estoy en el despacho de la parroquia que es donde tengo internet, el mejor lugar para orar es en presencia de Jesús en el Sacramento. Si tienes oportunidad de rezar ante un sagrario con la lamparita encendida (que indica que allí está el Señor) no lo desaproveches. ¡Es el mejor lugar del mundo para hablar con Dios!

Observa cómo Jesús está sentado cerca de ti, cómo te sonríe, cómo le preocupan tus cosas... Comienza poniendo en sus manos todos tus asuntos y preocupaciones. No hay nada tuyo que le resulte indiferente. Cuéntale también tus alegrías, háblale de toda la gente que quieres encomendarle. Escucha y atiende, a ver si Él tiene algo que decirte sobre ellos, sobre algo que quiera que les digas o hagas... Y cuando se te acabe el rollo cógete el evangelio.

29 Cuando salió de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.30 La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan de ella.31 Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles.32 Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados;33 la ciudad entera estaba agolpada a la puerta.34 Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían.

Lee el texto con pausa y atención. 

Imagínate que es una película, dónde está Jesús, quién va con Él... Oblígate a leer el texto varias veces, quizás haya algo que hoy te llame la atención especialmente. Eso suele ser una llamada de Dios que quiere hablar contigo de un tema particular. A mí me pasó ayer algo parecido, llegaba a casa por la noche, iba a ver una película y antes leí un poco de un libro que tengo de Segundo Llorente, un jesuíta misionero en Alaska y algo me cautivó. Hablaba de la necesidad de reservar los pensamientos para Dios, que no nos disipemos que es tan grande nuestra capacidad de pensar que por qué vamos a pensar en otras cosas que no sea Dios y no ví como una clara invitación para no ver la película y ponerme a leer la Biblia. Al final, hicimos un "fifty- fifty".

Contemplamos a Jesús y meditamos en nuestra vida...

Acaba de predicar en la sinagoga y ha liberado a un poseído por un espíritu impuro. Ha comenzado ha acutar la Salvación en el mundo y para Jesús es algo tan sencillo que no se queda extasiado durante horas, sino que hace lo que tiene que hacer. ¡Bendita naturalidad! Se va a casa de sus amigos a comer.

Seguramente, por el camino, Pedro se excusaría con la pobre comida que iba a poder ofrecerle porque su suegra está enferma y él hace lo que puede. Jesús se interesaría por ella, ya sabe que su mujer murió y Pedro le contaría que no quiso echar a su suegra de casa, pobrecilla, con lo mucho que les ha ayudado toda la vida...

  Pedro habló a Jesús de su suegra. A veces hablamos a nuestros amigos de Jesús, muy bien, ¿pero no te parece más necesario hablar a Jesús de tus amigos? ¿Cuántas veces has hablado con Jesús de las personas que te importan o de los que te han hecho daño o de los que tienes alguna responsabilidad parea con ellos?

Decía San Juan de la Cruz que más que hablar a los hombres de Dios había que hablar con Dios de los hombres. A ver si tiene algo que decirnos sobre ellos y también se los presentamos. ¡A lo mejor va y les cura!

Y cuando llegan a casa, se la presentan. Ella está ardiendo de fiebre. Una fiebre que la incapacita para servir. Está tirada en la cama, como un cacharro inútil, sin fuerzas, sin voluntad, sin esperanza y de pronto... Jesús entra en su casa y en su vida... ¡Y todo cambia!

 ¿Cuántas veces has tenido tú una fiebre que te incapacita? Hay muchas personas que tienen una calentura en su carácter, una falta de libertad brutal que hace que sean incapaces de salir de sí mismas y jamás se han planteado la posibilidad de servir. A veces, es necesario que alguien te tome de la mano y tire para ti hacia arriba y te saque de la postración. ¿De verdad estás dispuesto a tirar de muchos hacia arriba y plantearles la posibilidad de servir a los demás con su vida? ¡Cuánta gente hay que tiene una vida estéril y absurda, cuando Dios les ha concedido muchos dones para que sirvan  a los que tienen cerca... o lejos.

Jesús se acerca a cada persona. Cristo viene a nuestras vidas en las circunstancias más insospechadas. Un amigo que te invita a una peregrinación, un padre que da un consejo a un hijo, alguien que se te acerca pidiéndote algo... Es Cristo que pasa a tu lado. ¿Vas a dejar escaparse la oportunidad? A lo mejor es la única o la última...

Jesús nos toma de la mano, ¡cómo le gusta a Jesús el contacto físico, el trato directo! Jesús no cura en la distancia mas que un par de veces. Las curaciones de Jesús suelen ir acompañadas de una caricia, una imposición de manos, un roce, una mirada, una sonrisa. ¡Jesús necesita tocar! Quiere darte un abrazo, tomarte de la mano y llevarte con Él.

Jesús nos levanta, como a la suegra de Pedro nos devuelve la dignidad, nos alza de la basura a los pobres para hacer que ocupemos un trono de gloria, como dice el Antigua Testamento. Todo lo que hace Jesús es parea levantarte. Muchas veces nosotros miramos con ojos que hunden a los demás. Incluso cuando hacemos examen de conciencia nos miramos a nosotros mismos con complejos de culpa... Una cosa es el dolor de los pecados y otra muy distinta el complejo de culpa. Lo uno nace del amor, lo otro de la mirada de Satanás que quiere arrebatarte la paz y que te pases la vida encerrado en los pecados que un día cometiste. Cristo libera, Cristo levanta, Cristo saca de la postración. No hay pozos de amargura en el corazón de Cristo. Cuando Cristo te mira sonríe y te devuelve la esperanza de la salvación.

La suegra de Pedro en cuanto se retira la fiebre se pone a servirles. No busca disfrutar de su salud, ahora que la ha recuperado. En nuestro mundo actual, cuando alguien encuentra algo busca disfrutarlo. Cuántos matrimonios recién casados retrasan la llegada de los hijos porque quieren disfrutar de su matrimonio. Cuántos jóvenes retrasan el matrimonio porque quieren disfrutar sin compromisos... ¿Para qué sirve la vida? ¿No te das cuenta de cuánta gente te necesita? DEja de encerrarte en tu mundo ideal y de buscar tu propia felicidad. ¿No te das cuenta de que hay mucha gente que necesita lo que tú tienes? ¡Qué poco es una vida para amar! No pierdas el tiempo. Mira cómo Jesús mira a tantas personas que no saben vivir, qué prisa tiene por salvarles y tú y yo aquí... preocupados por cuatrro chorradas. ¡Cuánto adelantaríamos si nos olvidáramos de nosotros mismos y buscáramos hacer felices a los que nos rodean!

Mientras, en la calle todo el pueblo de Cafarnaúm se ha enterado de la sanación del endemoniado y de la predicación con autoridad de Jesús y salen todos a presentarle a sus enfermos. Mira cómo todos los que han visto la curación del endemoniado en la sinagoga se van corriendo a decir lo que han visto y oído a todos los que conocen. Tanto es así que el pueblo entero sabe lo ocurrido en muy poco tiempo. Piensa si tú eres capaz de comunicar a alguien lo que has visto y oído. ¿Cuándo fue la última vez que diste testimonio de Cristo? Quizás es que tampoco has visto nada en tu vida o que ya te has acostumbrado, o quizás tengas miego de lo que vayan a decir los que te rodean. Yo, sinceramente, prefiero fijarme en lo que va a decir Dios que es el único que me puede llevar al cielo. ¿Qué me importa lo que diga todo el mundo si al final consigo llegar al Cielo? Y viceversa, ¿qué me importa lo mucho que me considere el mundo si al final me condeno? 

Al final del día, a la caída del sol, la puerta de la casa de Pedro está atestada por todos los enfermos y endemoniados que le han traído a Jesús. Vinieron todos, está la ciudad agolpada a la puerta y, sin embargo, Jesús no les curó a todos. Dice el evangelio, "la ciudad entera estaba agolpada a la puerta" y sin embargo el evangelio también dice que Jesús curó a muchos de sus enfermedades y expulsó muchos demonios, pero no dice que curara a todos. ¿Por qué Jesús cura a unos y a otros no? ¿Por qué Jesús hoy hace un milagro y cura a mi padrino de su riñón y a mi amiga la deja morir de cáncer con niños pequeños?

Al final, sólo me quedan dos certezas indestructibles:

1.- Jesús es Omnipotente. Esto es, puede realizar cualquier obra, cualquier milagro, puede resolver cualquier  situación cuando le de la gana. Si no lo hace no es porque no pueda, sino porque no quiere. Descubrir las razones por las que Dios puede no querer facilitarnos la vida es muy difícil porque no estamos en su mente, no vemos lo que Él ve y no sabemos lo que Él conoce.

2.- Jesús me quiere más que a sí mismo. No hay nadie que me pueda querer más que Él. Así, se atempera la dureza que pudiéramos notar en sus decisiones. ¿Por qué no me cura? ¿Por qué no resuelve en un momento esta situación que me está haciendo sufrir? ¿Por qué no termina con las guerras de una vez?

Lo que sé es que Él sabe más y puede más. A lo mejor, no compensa. Quizás esta situación me fortalezca y me ayude a salvarme más fácilmente que si Dios me resolviera la vida. Quizás no quiera mantenerme constantemente en un estado infantiloide y quiera fortalecerme y madurarme.

Yo no sé porqué hace Dios lo que hace y permite lo que permite. Lo que sí sé es que si Dios actúa así, seguro que es lo mejor para mí, aunque no lo vea.

Por fin, dice el Evangelio que no permitía a los demonios hablar, pues le conocían. ¿Cómo iba a dejar que los mentirosos hablaran sobre la Verdad? Cuando el Demonio hablña siempre es para torcer las cosas y engañar a todo el mundo. No, Jesús no podía permitirlo. ¡Que se estén mejor callados! Ante la tentación, jamás hables con el Demonio, habla directamente con tu Padre.

Terminamos nuestro rato de oración con un Avemaría, damos las gracias a Dios por este ratito tan estupendo y le prometemos volver.

Un abrazo





viernes, 24 de agosto de 2012

LA LUCHA POR LA SANTIDAD

Últimamente, me doy cuenta de que hay muchas personas que no acaban de saber encajar las relaciones que existen entre la gracia y la libertad de las personas. Muchos caen en un semipelagianismo larvado. En vez de plantearme crear una serie de entradas explicando este tema, prefiero no abundar en lo que ya se ha dicho. Vamos a usar unos artículos del P. Chus Villarroel, OP. Aunque hay ciertos temas en los que puede desbarrar un poco, en estos precisamente, creo que da en el clavo con todo el mazo (Je, je...)

Ahí van los enlaces, espero que los disfrutéis y os sirvan mucho.

Con el mazo dando (I)

Con el mazo dando (II)

Con el mazo dando (y III)

miércoles, 22 de agosto de 2012

¿Cómo evangelizar o dar testimonio? 2º parte: Respondo a Anónimo:

Antes de nada, muchas gracias, Anónimo, por tu comentario. Me encanta que termines como Juan Pablo II en Cuatro Vientos: "La verdad no se impone, se propone". Pero algo hay que proponer.

Si bien es cierto, que cuando un dominico le preguntó a San Francisco si había que advertir contra sus pecados a cada pecador, San Francisco le respondió que no había que estar haciendo eso a cada uno, que bastaba con la propia vida; también es cierto que el mismo San Francisco predicaba e incluso advirtió públicamente de su pecado al obispo Guido y al podestá de Asís.

Es un tema que sí ha resuelto la Iglesia satisfactoriamente con el testimonio de los santos. Imagínate que un hijo tuyo pusiera los cuernos a su mujer e hiciera, de tal modo, peligrar su matrimonio y la estabilidad de tus nietos. ¿Te conformarías con darle ejemplo de castidad matrimonial? ¿No le dirías nada? Pues piensa, que cada persona que se ofusca con  su pecado es hijo de Dios, ¿les va a querer menos que a tu hijo? Alguien tendrá que decirles algo... Por eso, la evangelización o el testimonio cristiano no sólo incluye la vida, sino que tiene que incluir una Verdad proferida.

Dice el Concilio Vaticano II que Cristo nos da la Verdad en "hechos y palabras intrínsecamente unidos". Tiene que haber un enunciado del que se da testimonio. Un enunciado que se expresa con palabras inteligibles, por eso tiene que tener un contenido sistemático e inteligente, no sólo es un trasvase de sentimientos o emociones. No sólo somos seres emocionales, necesitamos comprender la Verdad que se nos propone.

Respecto a lo que dices de la diferencia entre un cristiano y un ateo, da la sensación de que circunscribes demasiado esa diferencia a la moral. Mira, yo soy estructuralmente débil. En la pastoral puedo tener mucho empuje y fortaleza para mantener un trabajo sostenido e incluso para enfrentar situaciones torcidas, pero en otros temas no tengo la menor fuerza de voluntad. Muchos ateos me pueden dar mil vueltas en moralidad.

¿Qué me diferencia de ellos? La alegría y la esperanza, cuando vivo de la fe. Mi alegría no se basa en ser perfecto (mañana mismo he quedado con un gran amigo mío para confesarme), sino en que tengo un Dios que me quiere con locura y me va a salvar y la esperanza porque por muy mal que vayan las cosas, sé que tengo un Dios que me va a dar la fuerza y la gracia que necesito para poder seguir amando. Eso es lo que diferencia a San Maximiliano María Kolbe de otros que sufrían el mismo campo de concentración.

Cuando en Ruanda los que habían sido perseguidos y masacrados se convirtieron en verdugos, todas las instituciones humanitarias salieron corriendo de ahí. Los únicos que se quedaron fueron un puñado de curas y monjas y su único argumento paqra seguir amando a quienes les iban a matar es: "Si yo, que he traído a Dios a estas tierras, me voy pueden decir que Dios les ha abandonado". Pensaban que aunuqe ellos murieran, su testimonio perduraría y provocaría la conversión de muchos, como de hecho así ha sido.

Aunque parezca un tanto escatológico, te cuento el origen de la palabras "testigo" y "testimonio", vienen de la palabra "testículo". Antiguamente, en la Biblia se ven varios ejemplos uno juraba poniendo la mano en los testículos de quien le reclamaba el juramento que iba a decir la verdad. Era un símbolo de jurar por su descendencia. Para que haya un testimonio tiene que haber una verdad que se atestigua.

Abraham era ya muy viejo; Yavé le había favorecido en todo. 2 Abraham dijo a su servidor más antiguo, que era su mayordomo: “Te ruego pongas tumano bajo mi muslo. 3 Me vas a jurar, por Yavé, Dios del cielo y de la tierra, que no tomarás para mi hijo una mujer de entre las hijas de los cananeos que nos rodean. 4 Sino que tú irás a mi país a buscar, entre mi parentela, una mujer para mi hijo Isaac.” (Gn. 24,1-4)

No basta una vida vivida cara a Dios, es necesario poder explicar a los demás el significado de esa vida. Como decía San Pedro en su carta: "Dad razón de vuestra esperanza". Si no explicamos al mundo por qué la vida cristiana es tan maravillosa nunca lo van a comprender y no podrán compartir el gozo de la salvación. San Pablo decía: "¿Cómo se van a convertir sin nadie que les predique?"

Un último punto es el que afirmas que el magisterio es el que de verdad está cualificado para un apostolado activo. Éste es el problema de los españoles. Parece que los curas tenemos que predicar y los laicos que trabajar. Eso es mentira. Las primeras comunidades cristianas no se formaron por la predicación apostólica, sino por el testimonio de fe de muchas familias cristianas que huyendo de la persecución de los judíos se esparcieron por todo el imperio. Cuando los apóstoles iban llegando a esas comunidades ya formadas, bautizaban e instituían los ministerios de presbíteros y obispos, aunque de una forma todavía no tan estructurada. La comunidad ya estaba formada y la habían formado aquellos que se habían convertido por la predicación "activa" de los pimeros laicos.

El problema es que nos da miedo que nos "encasillen". Evidentemente, no se trata de aburrir a todo el mundo, como ya dije en el articulo, sino de amar a cada uno como Dios les quiere y darles la posibilidad de conocerle. ¿Por qué tú tienes fe desde pequeño y ellos no? ¿Es que Dios te quiere más a ti? ¿No será que Dios quiere que tú les ofrezcas la fe que tus padres te ofrecieron a ti? ¿Es que los padres ya no ofrecen la fe a sus hijos?

Gracias a Dios, la Iglesia subsiste con fuerza no sólo en el viejo continente. Una cosa que me llamó la atención de la Iglesia que vive en los Estados Unidos es la fuerza de los evangelizadores de aquella gran nación. Son los laicos que se dan cuenta de la gran misión que Dios les ha confiado. Podríamos aprender mucho de las Iglesias más jóvenes que sin complejos llegan más lejos.

Es cierto, como dice Pablo VI: "El mundo de hoy no escucha a los maestros y si les escucha es porque son antes testigos". Testigos que ofrecemos la verdad en hechos y palabras intrínsecamente unidos... ¿No te parece?

Un fuerte abrazo

Primer exorcismo en Cafarnaúm (Mc. 1, 21- 28)

Seguimos haciendo la lectura continuada del Evangelio de San Marcos:

Comenzamos rezando un Padrenuestro...

Comenzamos nuestro ratito de oración hablando con el Señor, pidiendo todo lo que necesitamos, intercediendo por los que queremos y por todo el mundo. Le suplicamos que perdone nuestros pecados y que podamos estar con Él con un corazón limpio, que le distingamos a lo largo de nuestro día y echamos la vista atrás tratando de reconcerle en cada conversación que hemos tenido, en cada acontecimiento diario y vemos qué es lo que ha tratado de enseñarnos o decirnos hoy.

Le distinguiremos mirándonos con una amplia sonrisa, esperándonos para nuestra cita diaria. Siempre aguarda con paciencia, nunca se cansa de esperarnos. Y le pedimos poder conocerle cada día un poquito mejor para así más amarle y servirle mejor...

Leemos el texto evangélico hasta asimilar todos los pequeños detalles del día de Jesús:


  21 Llegan a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar.22 Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.23 Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar:24 «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido adestruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.»25 Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de él.»26 Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él.27 Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen.»28 Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea.

Jesús llega al pueblo de Pedro, Andrés, Santiago y Juan. Se aloja en casa de Pedro están descansando tranquilamente el resto de la semana y por fin, el sábado, el día de descanso para los israelitas piadosos se acerca a la sinagoga para adorar a Dios y predicar. Ahora sí que va a empezar oficialmente su ministerio público. Hasta ahora ha predicado por las calles, ahora predicará oficialmente en el culto divino.

La gente que le escucha se queda boquiabierta porque enseña con autoridad. No recurre a largas explicaciones y a la doctrina de los eruditos, sino que explica con toda sencillez la Palabra del Padre. Va desgranando sin complicadas teologías todo lo que Dios quiere decir en su Palabra y de vez en cuando hace afirmaciones del estilo: "Se os ha dicho... pero Yo os digo...". Se pone a matizar las tradiciones, las corrige y les da su verdadero sentido. Se atreve a modificar las tradiciones antiguas. Sus explicaciones parece que deben escucharse antes que a los antiguos... No explica lo que otros han dicho de la Palabra de Dios, sino que directamente se pone a desarrollar esa Palabra en el hoy de cuantos le escuchan y contradice lo que otros han dicho. ¿Quién es éste que nos habla con esta fuerza?

Sólo con esto bastaba para condenar a muerte a Jesús, pues el que alterara algo las tradiciones era reo de muerte, pues se arrogaba una autoridad que sólo corresponde a YHWH. Se hacía igual a Dios arrogándose el derecho de innovar e interpretar por sí mismo la Ley y los Profetas.



De pronto, cuando unos le iban a preguntar sobre quién se creía para arrogarse una autoridad mayor que las tradiciones que luego comprenderán el Talmud (unos doscientos años después, éstas tradiciones orales que interpretaban la Toráh, quedan registradas en el Talmud: Mishná y Guemará).
Pues bien, antes de que nadie tuviera tiempo de preguntarle, sale al ruedo un endemoniado en medio de las asamblea litúrgica de la sinagoga.

Viendo el esquema de lo que era una sinagoga en aquella época, siendo una sala tan diáfana es posible imaginarse a un judío endemoniado saliendo al medio de la asamblea desde cualquier lugar donde estuviera. Haga lo que haga, aparecerá justo enfrente de Jesús.

Hoy, muchos tratan de explicar estas posesiones como trastornos psicológicos y no dudo que en algún caso así fuera, la ciencia psiquiátrica en aquella época no distinguía demasiado entre fenómenos naturales y posesiones diabólicas. El hecho es que en aquella época había hombres santos de entre el Pueblo de Israel que realizaban exorcismos con éxito y no creo yo que un esquizofrénico se cure intentando sacar de él al espíritu inmundo.

En todo caso, no hay por qué dudar de la influencia de Satanás en las personas, sobretodo en un mundo que todavía no había sido regado con la Sangre del Cordero. A no ser que pensemos que Satanás no existe, entonces, podéis dejar de leer este blog porque no tenéis fe católica, ni siquiera cristiana, pues toda la Biblia está transida del combate entre Cristo y Satanás.

A fin de cuentas, en ese momento concreto, en la sinagoga de Cafarnaúm, después de que Jesús se haya arrogado una autoridad que no le correponde (humanamente), sale un hombre poseído por un espíritu inmundo y se pone a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido adestruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.»

Jesús, sin hacer grandes aspavientos, con toda sencillez da una orden imperativa: "Cállate y sal de él". En aquella época había un largo ritual para realizar un exorcismo, como hoy. Sin embargo, Jesús no hace nada misterioso, simplemente impone su Voluntad sobre aquel espíritu inmundo que no puede sino obreder al Señor y dando un fuerte grito y retorciendo al pobre poseído, sale de él. Sin que nadie le pregunte, Jesús acaba de dejar clara cuál es su autoridad. ¿Que por qué puedo hablaros así e interpretar la Palabra de mi Padre directamente sin intermediarios? Porque yo tengo la autoridad de Dios. Como dirá más tarde porque yo actúo con el dedo de Dios. Nadie se atreve a contradecirle. No ha podido quedar más claro. ¿Quién puede mandar sobre Satanás, sino sólo Dios?

Y todo el mundo va a contarle a sus familiares y amigos lo que han visto hoy en la sinagoga, qué humano es esto del "corre, ve y dile". Ésta es la esencia del apostolado: lo que hemos visto, lo que hemos oído eso os predicamos. Si no tuviéramos tanto miedo del qué dirán, el apostolado saldría mucho más natural, si no tienes complejos de que te vayan a tachar de raro, lo más normal es compartir con todos los que conoces las cosas que te han asombrado, lo que te encanta y con lo que disfrutas. Mirad, venid a ver a esta persona que es impresionante. Cómo debemos cultivar la sencillez de la naturalidad y la Verdad en nuestras vidas...

Acabas de ver a Jesús, en su primera intervención litúrgica, dejando asombrados a los judíos: ¿Y quién es este que habla con autoridad y realmente tiene poder que hasta los espíritus inmundos le obedecen sin tener que hacer raras liturgias? A una sola palabra suya huyen despavoridos.


Mira a Jesús, no es la imagen estirada y rara que nos dejaron en la película de "Jesús de Nazareth" de Cefirelli que ponía poses y voces raras. Jesús es un pedazo de hombre sin rarezas, sin misticismos enervantes. Todo en Jesús debía ser sencillez y naturalidad con mucha elegancia. Con la elegancia y el porte que da la autoridad tranquila de quien sabe lo que está haciendo sin ser pretencioso. Jesús se pone a nuestro servicio sin servilismos, tiene autoridad sin autoritarismos, precisamente porque tiene muy claro quien es y no necesita estar demostrándolo.

Rechaza esas poses estériles y afeminadas que te quitan sencillez. No hace falta poner voces raras para hacer oración. No es necesario poner los ojos en blanco, ni torcer el cuello para relacionarse con nuestro Padre Dios.

El primer Jesús que ví en una película y me encantó por lo realmente humano que le noté, sin rarezas, ni poses fue en la película de "El hombre que hacía milagros" de Mel Gibson. Jesús debía ser un hombre sencillo, que se cansaba y no trataba de ocultarlo. Que se pasaba el día trabajando y debía tener una sonrisa encantadora, que llamaba la atención. Quítate esas poses adustas... La virtud es alegre, sino en soberbia envanecida. A veces se dice que para aguantar a un santo, hacen falta dos. Ese dicho se refiere a la caricatura del santo que siempre está reprochando a todo el mundo sus pecados y haciendo constante gala de sus propias virtudes. Eso es agotador. El verdadero santo seguro que es una persona super positiva y alegre que hace la vida más fácil a quienes le rodean. Que se fija en los detalles y sabe olvidarse de sí, que simplemente por la alegría y el cariño con el que te trata se te olvidan tus pecados y tratas de ser mejor persona cuando estás cerca de él. Así debía ser Jesús.

Después de enamorarte mirando al Maestro y desear ser como Él y vivir como Él y hacer felices a los que te rodean por Amor a Él... Quédate contemplando su poder. Toda la Omnipotencia de Dios puesta a tu servicio, para tu salvación. Dios quiere quitarte todas las impurezas porque quiere estar contigo y que tú copartas su Vida. Puede que tardes, que sea constoso, que a veces creas que no avanzas en años... Pero no te desanimes, no pierdas la esperanza porque el mismo que expulsó al Diablo del cuerpo de este hombre de Cafarnaúm está empeñado en salvarte también a ti.

Cuando termines de contemplar al Jefe, habla con Él pídele que te salve, que te de su naturalidad y que te ayude a reconocer ante todo el mundo las maravillas que hoy has contemplado. Que siempre te acompañe la inmensa alegría de tener a Dios como amigo y salvador. Si Cristo está a tu lado, ¿quién va a poder hacerte daño?

Gracias, Señor.

Y rezas para terminar un Avemaría a su Madre y a la tuya, que hoy es el día en que Dios la hace Reina de todo.

martes, 21 de agosto de 2012

¿Quién habla cuando habla Roma? o Roma locuta...

 En el seminario, mi formador y mis compañeros se metían conmigo porque ante cualquier discusión teológica yo preguntaba: "¿Y qué dice el Papa de esto?".

Es un principio básico en la fe católica. Me importa poco lo que piensen los teólogos, la Verdad de la fe me llega a través del Papa y la voz del Papa me llega a través del Vaticano. Si empezamos a dudar de si en el Vaticano son fieles al Papa o no, empezamos a cargarnos la cadena de mando y terminamos en el más absoluto subjetivismo. Al final, cada uno podría decidir qué admite de lo dicho por Roma según sus afinidades o enemistades con tal o cual cardenal...

"No, es el que tal cardenal no es fiel al Papa". "No, es que ese documento lo han sacado los masones"... Mira, si un documento tiene la firma de la persona delegada por el Papa para resolver una cuestión y los sellos pertinentes, ya puede ser el diablo en persona quien haya firmado que eso tiene el refrendo del Santo Padre y aunque el diablo repita lo que dice el Papa, serán palabras del Papa y con eso me basta.

 Os pongo un caso concreto para ver esta tesis despacito:

Hace relativamente poco tiempo, un sacerdote amigo mío me decía que había que rezar mucho por el santo Padre porque le estaban obligando a hacer cosas que él no quería.

Os cuento un hecho, os doy 2 versiones de ese mismo suceso y luego os digo cuál es mi opinión.

El curso pasado, Kiko Argüello se presentaba en el Vaticano para lo que él creía que era la aprobación definitiva de toda la liturgia del Camino Neocatecumenal. Cuando llegaron, todo cambió. Resulta que no le daban el aprobado, sino sólo aprobaban las celebraciones que no tuvieran que ver con la liturgia, esto es, los escrutinos antes del bautismo. Les habían dicho una cosa y luego le dieron otra. Hasta aquí el hecho.

Interpretación 1.- Este amigo mío me decía: "Pobrecito el Santo Padre, que no puede gobernar la Iglesia. No le han dejado darles la aprobación. ¡Qué mal va la Iglesia!".

Interpretación 2.- Resulta que el Papa no quería darles la aprobación litúrgica y esa reunión fue un gol que le metieron algunos cardenales amigos del Camino. Esto obligó a que él mismo diera marcha atrás y negara la mayor. Después de esto, encargó a la Congregación para la Doctrina de la Fe que estudiara el caso de la liturgia eucarística del Camino, en vez de someterlo al juicio de la Congregación para el Culto Divino, que es a quien le correspondía. Esta es una maniobra para que el cardenal Cañizares no pueda aprobar sin más esas celebraciones litúrgicas porque fue él quien promovió esa reunión con los Neocatecumenales.

¿Cómo puede haber dos interpretaciones tan distintas de un mismo hecho? Lo cierto es que Kiko y sus correligionarios han sufrido mucho y lo que les queda todavía...

¿Cómo entiendo yo todo este asunto? Sinceramente, a mí los politiqueos internos del Vaticano me importan bastante poco. Que el Papa no puede gobernar o lo hace con brazo de hierro... No estoy yo en la tesitura de juzgarlo. Lo único que sé de todo esto es lo que mi fe católica me enseña.

No me fío de nada que no sea estrictamente oficial dentro de la Iglesia y cuando la Iglesia habla, me importa poco quién haya presionado para conseguir una cosa u otra. En cuanto un documento tiene los sellos oficiales del Vaticano, tiene el refrendo del Santo Padre. Sus autores se podrán condenar, pero quien sigue lo que dice ese texto no se equivoca y quien no lo quiera obedecer porque es fruto de sus enemigos o de sus amigos, siempre se equivoca.

Quizás sea una postura muy cómoda, pero me evita muchas apostasías, herejías y cismas. Me da igual quién esté detrás de cada disposición. Lo único que me importa es si el documento ha sido emanado oficialmente por la santa Sede. Si es así, ahí se acaba toda la discusión. "Roma locuta, causa finita".

No me pienso meter en nigún berenjenal. En mi diócesis las Eucaristías al modo del Camino están admitidas por el obispo y esto no va a cambiar hasta que Roma diga lo contrario. Mientras tanto, defenderé el derecho de los del Camino a celebrar sus Misas a su modo, aunque yo personalmente evitaré tener que hacerlo. Ellos tienen derecho en Madrid, a celebrar a su modo y yo tengo el derecho de celebrar según el rito romano.

Si algún día Roma les aprueba definitivamente la liturgia o les ordena volver a celebrar como todo el mundo tendrán que obedecer si son católicos. Seguramente obedecerán porque son hijos fieles de la Iglesia. En todo caso, Roma todavía no ha terminado de dictaminar. Que cada comunidad del Camino celebre la Misa como les permita su obispo.

Otro tema es si el derecho litúrgico está sometido a la discrecionalidad de cada obispo, que no. Ningún obispo puede modificar en la liturgia nada que no esté expresamente admitido en el derecho y los rituales, pero eso ya es otra cuestión.

En todo caso, en este problema como en cualquier otro la pregunta no es ¿quién está detrás de tal documento?. La pregunta más bien es: ¿Y qué dice Roma de todo esto?

Un fuerte abrazo

Ante la desesperanza que nos rodea, manual para conseguir una sonrisa, o conversaciones con un cenizo...

Del mismo modo que el volcán islandés, un cenizo lo llena todo de ceniza  a su alrededor. De tal forma que es imposible sobrevolarlo porque quien lo intenta ve cómo sus motores revientan y caen en picado.

Un amargado, amarga al más pintado. Un cenizo lo recubre todo de una fina o, no tan fina, capa de polvo que impide reconocer los colores.

Date cuenta de que todo empieza por una tontería y se va complicando. Al revés que en un volcán que no hay modo de evitarlo, en el carácter de una persona sí se puede pinchar la válvula a presión para conseguir que la lava de la mala leche salga por donde nosotros queremos y así evitemos que destruya todo cuanto nos rodea.

Una posible conversación con un cenizo siempre empieza con una queja, a la que sigue otra y otra... hasta que llega un juicio definitivo sobre lo mal que va todo y que encima no hay posiblidad de cambiarlo. En ese momento tienes dos alternativas: dejarle en paz, seguir tu camino y hacer el firme propósito de saludar al cenizo la próxima vez que le veas para que no te amrgue el día o ayudarle a superar su amargura.

Al final, si eliges esta última opción llegáis a un callejón sin salida en el que no te queda más remedio que decirle: "Mira, no consigo hacerte ver las cosas desde otra perspectiva. Quizás tengas razón y todo sea una mierda, pero por mucho que te quedes olisqueando con cara de asco no vas a cambiar nada y lo único que estás consiguiendo es ser un triste y que todos los que te rodean te rehuyan... Tú verás qué es lo que quieres de la vida..."

Y te vas deseando haber tomado la primera opción...

¿Y qué se puede hacer cuando eres tú el cenizo?

Si te das cuenta de que todo el mundo te rehuye, si todo te amrga, si piensan que no hay solución, si descubres que no haces otra cosa en la vida que quejarte por todo... Date cuenta de que eres un cenizo con todas las letras.

Pues mira, abre los oídos porque en este tema yo se bastante. He sido un auténtico profesional en eso de echar cenizas sobre todo. Sólo hay un camino posible. MORTIFICACIÓN INTERIOR.

Cuando vayas a proferir la primera queja, muérdete la lengua y piensa: ¿Qué voy a conseguir? Como mucho que tengan lástima de mí... ¡Qué cosa más cutre! Yo no quiero la lástima de la gente. Normalmente, lo que consigo es que se cabreen conmigo y no vuelvan a cogerme el teléfono para quedar...

Así que uno comienza a decidir callarse en vez de quejarse. Poco a poco, te vas quejando menos, vas siendo más fuerte por dentro. Te das cuenta de que tienes pocos temas de conversación. Abundan demasiados silencios, puesto que te habías acostumbrado a llenar el silencio con quejas.

Entonces llega un día en el que decides dar un paso más. Has descubierto otro defecto que tenías: No haces más que reprocharle a la gente sus defectos. Así que decides que no sólo te vas a callar (eso es otro tipo de queja, más desagradable si cabe...) sino que además por cada cosa mala que se te ocurra, vas a decir al otro algo bueno. Al principio, te cuesta ver nada bueno en los demás, pero como quieres decir algo, vas tomando la dinámica de pensar siempre en algo positivo o bueno que decir y dando tiempo al tiempo lo vas consiguiendo y ves con sorpresa que donde antes sólo había miradas cargadas de desilusión y decepción, la gente que te rodea comienza a sonreír y a alegrarse cuando te ven.

Ha cambiado algo en el mundo. Has cambiado tú. Al final, ya no se te ocurren tantas quejas, sino cosas buenas que decir. Haces felices a los que te rodean y tú mismo acabas viviendo con más alegría. Todo porque un día se te ocurrió dejar de quejarte y decir algo positivo para variar. Quizás no consigas cambiar el mundo, pero tú vas a ser más feliz. ¡No es tan difícil, inténtalo!

¿Cómo evangelizar? ¿Cómo hacer apostolado?

Muchas veces te encuentras con cristianos a los que jamás se les ha ocurrido la posibilidad de acercar a nadie al Señor y si se lo plantearon algún día lo rechazaron diciendo: ¿Cómo me voy a meter yo en la vida de los demás? Y se quedaron tan anchos.

Si leemos atentamente el Evangelio descubrimos que el Señor nos ordena expresamente evangelizar: "Id al mundo entero y anunciad el evangelio". A lo largo de toda la historia de la Iglesia, especialmente en los primeros siglos, todos los cristianos estaban imbuidos de esta norma. De hecho, los apóstoles iban donde ya existían comunidades cristianas. ¿Cómo se habían creado esas comunidades? Cuando una familia cristiana se cambiaba de pueblo o ciudad comenzaban a hablar con sus vecinos, a tratarles con mucho cariño y comenzaban a rezar y a juntarse para rezar, invitaban a sus conocidos y cuando estos querían convertirse llegaba un apóstol y les daba los sacramentos.
Todo comenzó en la familia cristiana. El españolito medio ha llegado a pensar que hay muchas cosas que son de curas y monjas, pero es mentira. Prácticamente todo es cuestión de laicos. Lo único que un laico no puede hacer es lo que se reserva al cura, los sacramentos. Para todo lo demás, la Iglesia siempre se ha nutrido de la iniciativa cristiana.

Muy bien, nos damos cuenta de que tenemos un mandato imperativo de Cristo que nos embarca no sólo a los sacerdotes, sino a todo fiel cristiano que es "evangelizar" o anunciar el evangelio. Muy bien, pero ¿cómo lo puedo hacer yo en mis circunstancias concretas?

Antes de nada debemos solucionar un entuerto que a veces destrozar muchas oportunidades. Hay determinados cristianos que se meten a hacver apostolado sin pensar antes unas ciertas normas de actuación. Hacer apostolado o evangelizar es una superabundancia del amor al hermano. Bien mirado, sólo puedes evangelizar a aquellas personas a las que quieres. Es compartir de algún modo los sentimientos de Cristo que sentía lástima por todas aquellas personas que andaban como ovejas sin pastor.

Al final sólo quedan dos razones para no querer o no estar dispuesto a evangelizar:

1.- Si pasas de todo el mundo, si no quieres a nadie, ¿cómo se te va a ocurrir evnagelizar? 

2.- También es cierto que si no tienes la más mínima sintonía con Cristo tampoco vas a evengelizar nunca. Si sólo vas a Misa porque no te queda más remedio porque si no vas pecas y te condenas, si para ti la vida cristiana es un asco que te impide hacer lo que te de la gana, realmente cómo vas a meter a nadie en semejante huerto?

Es como le pasó a un chaval de la parroquia que un amigo suyo le pidió que si le podía llevar a Misa porque le había oído hablar de la misa y sentía curiosidad y el chaval le espetó: "¿Para qué quieres ir si te vas a aburrir muchísimo?"

Entonces, quedamos en que si se te empieza a ocurrir la idea de evangelizar es porque estás comenzando a amar a Cristo y porque hay personas a las que has empezado a querer y no le conocen o viven lejos de Él y te da pena que se pierdan lo que tú has encontrado.

Si eres de los que piensan que cada uno tiene su camino, que cada cual haga lo que le de la gana... Jamás evangelizarás y nunca entenderás la prisa que tiene Jesús por llegar a cada corazón.

Pero si de verdad te das cuenta de la importancia y la urgencia de llegar a todas las personas se abre un interrogante: ¿Y cómo puedo hablar de Jesús a los demás?

Muchas veces, no se trata de sacar temas raros. Todo comienza cuando no ocultas lo que haces. Imagínate que vas de viaje con unos amigos, en vez de mimetizarte con el ambiente, cuando llegáis al sitio de veraneo les dices: Mirad, yo quiero ir a Misa el domingo, ¿me ayudáis a buscar la parroquia para que pueda preguntar los horarios? Y la primera salida es dar un paseo por el pueblo y en ese paseo seguro que alguno saca el tema y puedes decirles las razones por las que vas a Misa. Si lo haces con cariño y sentido del humor, aunuqe parezca que la cosa ha quedado ahí, posiblemente alguno de tus amigos se apunten a acompañarte y si no, sencillamente el domingo se toman una cervecita en un buen sitio y ya llegas tú o vas aMisa a primera hora para no hacérselo difícil.

Una amiga mía, cuando estudiábamos derecho, simplemente se levantaba y decía: "Bueno, os dejo que no llego a Misa" y alguna vez conseguimos, sobretodo en época de exámenes, que más de uno nos acompañara a Misa.

Se trata de buscar con muchísimo cariño y delicadeza lo mejor para cada uno. Sin imponer nada, sin talibanismos, sin rigideces, sin juzgarles... Aunuqe a veces tengamos que quedar con un amigo a tomarnos unas cervezas y poder sacarle a solas algún tema que tú ves que no marcha, como harías con cualquier otro tema que te preocupara. Ahora, si pasas de lo que les ocurre a tuis amigos lo último que te debería preocupar es el apostolado, primero deberás descubrir por qué eres tan mal amigo.

Es una consecuencia del cariño y del amor a Dios.

Hay veces, que te encuentras con "profesionales" del apostolado que dejan de quedar con uno o con otro porque nunca consiguen nada de ellos... Esos no son amigos, usan a las personas para ponerse una medallita ante su grupo. Primero somos amigos y luego lo demás. No evangelizo para que me hagan caso, sino porque les quiero. si dejo de verles porque nunca vienen conmigo a Misa, la pregunta sería ¿de verdad les quieres? A lo mejor se han dado cuenta de que no les quieres y no rechazan a Dios sino a ti porque eres un pesado y un mal queda.

Seguramente, habrá otras formas de evangelizar, la mía es la pastoral de la cervecita o apostolado tabernario. Esto es, tengo amigos, a quienes realmente aprecio y quiero. Me preocupan cosas de sus vidas y hablo sencillamente con ellos, sabiendo que me puedo equivocar. No siempre que quedo con ellos es para formarles, a veces, simplemente necesito verles y reírnos. Y con la misma libertad con la que yo les hablo, ellos también me dicen las cosas.

Y, desde luego, parto siempre de un respeto básico. "Descálzate porque la tierra que pisas es sagrada". No creo que sea bueno entrar en el alma de nadie sin un máximo respeto. No soy mejor que ellos, pero quizás yo sepa algo que ellos todavía desconocen y quiero compartir con ellos lo mejor que tengo: Jesucristo.

Evita un peligro: nunca, jamás trates de mostrarte impecable. Hay gente que se cree que el apostolado nace de la santidad y si no son santos no hacen apostolado, o se creen que si el otro les ve caer, van a perder credibilidad en la evangelización. Parte siempre de la verdad: Eres un pobre miserable que amas a Dios y quieres con locura a tus amigos. Tienen derecho a conocerte tal cual eres. Comparte con ellos tu vida, no seas modélico. Se sincero, sencillo y fiel, en la medida en que puedas. Sólo así tendrán tus palabras el apoyo de la verdad de tu vida y tus amigos que te conocen mejor de lo que crees confiarán más en ti que si les mientes y sólo les dejas ver una parte de ti.

viernes, 17 de agosto de 2012

Vocación: Jesús llama a sus primeros discípulos (Mc. 1, 16- 20)

Continuamos con nuestra lectura orante del evangelio de San Marcos...

Primero, nos ponemos en presencia de Dios por espacio de lo que dura un Padre Nuestro dándonos cuenta de quiénes somos con quién vamos a dialogar. Le pedimos que nos conceda la gracia de que el Espíritu Santo nos suscite aquello que el Padre nos quiera decir y que el Santo Espíritu lleve hasta el Padre todo lo que nosotros queremos decirle.

Segundo, tenemos un ratito de tertulia o diálogo con el Padre, con el Hijo, con el Espíritu Santo, con nuestra Madre y con nuestro santo patrono sobre lo que nos preocupa o agobia, penas y tristezas, alegrías, intenciones, planes...

Cuando ya nos vamos quedando sin conversación, le pedimos que a través del Evangelio podamos conocer cada vez más a Jesús para que le amemos y sirvamos más y mejor.


Comenzamos nuestra lectura:

16 Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores.17 Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres.»18 Al instante, dejando las redes, le siguieron.19 Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes;20 y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras él.

Lee el texto una y otra vez, fijándote ora en una palabra, ora en un verbo y cuando retengas en tu memoria todo el texto deja la Biblia a un lado e imagínate la escena como si vieras una película. Mira la escena como si fueras un tercero y luego métete en la piel de Jesús y de cada personaje...

Comprendemos el texto:

En la traducción habitualmente, más literal de la Biblia Cantera-Iglesias, lo que dice Jesús a Simón y Andrés no es "Venid conmigo", sino más bien "Venid detrás de mí".

Por otra parte, Jesús no es un rabí al uso. Nunca un rabí llamaba a sus discípulos. Habitualmente, quien quería aprender de un rabí determinado se lo pedía y pagaba su educación. En cambio, Jesús no acepta dinero de sus discípulos, les llama a vivir como Él vive, a compartir su destino y es Él quien elige a quien quiere.

Contemplamos a Jesús:

Jesús va caminando solo por la orilla del mar de Galilea. Quienes hemos tenido la suerte de viajar a Tierra Santa hemos visto el mismo lago que conoció Jesús... Pocas cosas siguen igual que esas aguas mansas que pueden desembocar en las peores tormentas cuando el viento desencadena la furia del lago de norte a sur...

Jesús va buscando a sus primeros discípulos. No se sabe por qué hace un parón en su predicación del Reino de Dios y apaprece paseando como quien no quiere la cosa en la orilla del lago. Se hace el encontradizo. En otro evangelio se nos dice que pasó la noche en oración. Reza y pide a su Padre que le muestre a quienes debe elegir. Eligió a los que quiso. Nada es casualidad en esta vida, todo es providencia. Ese encuentro con Jesús determinado día es la causa de que hoy nos veamos aquí...

De pronto se topa con Pedro y con su hermano Andrés. Ya les conocía pues Andrés le presentó a su hermano Pedro hace un tiempo y Andrés mismo le buscó después del bautismo de Juan. Ese encuentro marcó su vida. Primero Andrés buscó a Jesús es ahora Jesús quien busca a Andrés y le llama. "Ven conmigo y te haré pescador de hombres". Una ilusión escondida se despertó en el pecho de Andrés.

La vocación nunca es un motivo de tristeza. Puede presentarse acompañada de temor, pero nunca de tristeza o angustia. Quien se entristezca porque Dios pueda llamarle seguramente haya equivocado su vocación. Otra cosa son los desánimos y las desilusiones de la vida, cuando los hombres de Iglesia te defraudan y sientes el peso de la soledad... Pero los comienzos de la vocación siempre son una promesa. Si parece algo impuesto, quizás no sea el momento. Hay que dejar que las cosas maduren...

Muchas veces se presenta quien da testimonio de la propia vocación en términos similares a estos: "Yo era un pobre desgraciado. Nada me llenaba..." No dudo que haya pobres diablos que no tuvieran nada en su vida, pero no fue mi caso y por lo que parece, tampoco es el caso de Pedro y Andrés.

Estos eran hombres rudos, hechos y derechos. Seguramente habrían sufrido decepciones, por supuesto, pero no vivían una vida miserable. Trabajaban, sabían lo que eran las promesas de Dios y eran fieles a su fe, aunuqe no cumplieran todos los preceptos que exigían los fariseos y saduceos.

No pedían demasiado de la vida y por lo que sabemos, Andrés andaba buscando algo más, pero Pedro con los pies en la tierra ya había sufrido demasiadas decepciones como para buscar "misticismos" o "mesianismos" por los que otros más ingenuos suspiraban -y entonces miraba con cierta superioridad a su hermano-.

Sí, su hermano le había acosado hasta que le acompañó a conocer al tal rabí de Nazareth y le había causado una honda imprensión, pero ya estaban otra vez afanados por la necesidad y trabajando duro, que es lo único para lo que sentí que valía. Un hombre increíble ese Jesús, pero ya había pasado página. Y de pronto, aparece, como salido de la nada, como si se los encontrara por casualidad y directamente, sin más preámbulos les ordenaba que le siguieran, que se fueran con Él, que les iba a hacer pescadores de hombres, nada más y nada menos...

Años después, ya viejo se acordaría de sus impresiones de la primera época...

Seguramente, el primero que reaccionó fue Andrés. ¡Cómo les miraría Jesús! ¡Qué pensaría Pedro en ese momento! Pero no era tiempo de consideraciones, sino de dar una respuesta pronta y dejándose llevar por su impulsividad de toda la vida se presenta junto a su hermano. No le van a dejar solo en la barca. Si hay que tirarlo todo  por la borda... ¡al cuerno con todo! Parece que este Jesús sabe lo que hace. Esa mirada... Menuda locura vamos a hacer, pero no me perdonaría perdérmelo por nada del mundo... ¡Cómo se reiría Pedro de sus reacciones cuando ya viejo se las contara a Marcos!

¡Mira, nuestros compañeros de fatigas también se vienen!... ¡Mira la cara de su padre! ¡Qué locura! Bendita locura de amor esta de seguir a Jesús. Rompe tus planes, arrasa con todo que ha llegado la hora del amor. Cristo te llama, no admite componendas. Es ahora o nunca. Cristo pasa una vez por tu vida... Quizás vuelva a pasar o quizás no.

A lo mejor Cristo llamó a otros, como al joven rico aquel, y no respondieron con prontitud y perdieron la ocasión. Como decía el viejo Juan Pablo II en Cuatro Vientos, en el corazón de España gritaba con las fuerzas que le quedaban en el pecho: "Si oyes la llamada de Cristo... ¡No la acalles!"

No puedo seguir, no tengo más que añadir. Mira a Jesús... Te está llamando a ti. Es cierto, no te lo mereces, no das la talla. Otros podrían hacer más y mejor que tú... Tienes muchos pecados y eres indigno del Señor. Quizás nunca te lo habías planteado y hoy lo descubres maravillado, con sopresa infinita. A lo mejor no es el mejor momento... Pero yo no sé por qué, quizás porque está loco o te quiere con locura a ti, se ha fijado en ti, ha puesto en ti sus ojos y hoy te llama. ¡Ahora mismo! Decídete.

viernes, 10 de agosto de 2012

Jesús anuncia la venida del Reino y predica la necesidad de la conversión. (Mc. 1, 14- 15)

Seguimos contemplando al Señor en el Evangelio de San Marcos.

Comenzamos rezando un Padre Nuestro, con la oración acostumbrada, que nos conceda conocer cada vez más a Jesús, para que así podamos amarle y servirle más y mejor.

Leemos el texto:






14 Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: 15 «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva.»







Vamos a tratar de comprenderlo:

Juan es encarcelado por Herodes, pues Juan le decía que no podía tomar como esposa a la mujer de su hermano, Herodías. Herodías le odiaba por eso y buscaba perderle hasta que logró convencer al injusto rey para que encarcelara a Juan.

Jesús se marcha de Jerusalén y sus alrededores y busca refugio en su tierra, en Galilea. Es en este lugar donde comienza su predicación en solitario, todavía no se le han unido sus discípulos, aún no es famoso.

¿Cuál es esa Buena Nueva de Dios? Jesús anuncia en nombre de Dios que el tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva.

Por fin ha llegado la Hora de Dios, el tiempo se ha cumplido. Desde el primer pecado de Adán y Eva, la creación entera estaba expectante como con dolores de parto. Ahora por fin, ha dado a Luz al Salvador. El Pueblo de Israel, a lo largo de toda su historia ha sido el Pueblo de la Esperanza, el Pueblo de las Promesas hechas por Dios a sus profetas y reyes. Desde el principio, han esperado que Dios les salvara de todos sus males. Con la llegada de David, esa esperanza se torna hacia una persona muy concreta, el Mesías, el Hijo de David, un descendiente de la dinastía de David, quien reuniría en sí, otra vez, a todas las tribus del Señor. Recordad que con Salomón el pueblo comienza a disgregarse, hasta que se consuma la división entre Israel (10 tribus) y Judá (la única tribu que permanece fiel a la verdadera dinastía davídica, junto con la casta sacerdotal de Leví). Esta división, en la época del Señor, carece de sentido, pues primero cayó el Reino de Israel y por fin fue desterrado también el pueblo de Judá y en la época de Jesús aunque todos han vuelto y parece que hay una cierta unidad nacional, sobretodo gracias a los Macabeos, todos han quedado bajo la dominación política de Roma.

Las sucesivas pérdidas de soberanía por las conquistas de los imperios que les rodean, han traído a Palestina (como se la conocerá más tarde) unas profundas divisiones sociales y religiosas. El Reino del Norte, ha quedado bajo la influencia helenística y pagana, mientras que Judea o Judá es la zona de Israel que más fiel ha permanecido a las tradiciones de sus mayores. Samaría, que se identificaría más con el antiguo reino de Israel ha sufrido la mayor de las influencias paganas, pues quedaron muy pocos israelitas y esa zona se repobló con habitantes paganos próximos a Israel que no pertenecían a la raza semítica original. Para un judío de la época de Jesús, los samaritanos (aún los de raza semítica) eran traidores y paganos, pues además de estas influencias idolátricas del imperio seleúcida, en la época del Reino de Israel incluso habían levantado un Templo como identidad nacional en contra del Templo de Salomón.

Por eso, un judío piadoso se negaba incluso a pisar la tierra samaritana, pues la consideraban impura y la zona norte de Israel (Galilea) aunque sí se consideraba judía, se les miraba mal por las influencias extranjerizantes a las que habían sido sometidos y se les juzgaba como un pueblo bárbaro, pobre e inculto, pese a que detentaban los territorios más fértiles de la época.

Jesús se va a Galilea porque es la zona de menor influencia de Herodes y posteriormente del sanedrín, porque es su región de origen y porque aunque es cierto que la población es mayoritariamente más inculta que al sur, es de un carácter más noble y leal, aunque rudo. En Galilea siempre se encontrará más cómodo que en la capital.

Para un judío de esa época, las alusiones al Reino de Dios, se referían a la instauración del Reino de David, la unificación política del país, la expulsión e independencia respecto de los paganos y que comenzara una nueva época de explendor en el que las riquezas de las naciones llegarían a Sión (el monte sobre el que se alza el templo de Salomón).

Así se ven las reiticencias de varios de los apóstoles a creer: Natanael con su "¿acaso puede salir algo bueno de Galilea?" o Pedro cuando no cree posible el Reino ante el aviso de su hermano Andrés, demasiados años sometidos a otros y con unas expectativas demasiado humanas.

Son esas expectativas que mezclan lo político con lo religioso el caldo de cultivo ideal para el terrorismo de los celotes. Muchos se habían alzado como otros Macabeos, incluso con tintes mesiánicos, para terminar crucificados en los caminos que llevan a Jerusalén.

Nadie o muy pocos entendían la liberación de Israel como la liberación sobre el pecado y la muerte, salvo algún rabí lírico, como podía ser Gamaliel... Es esta época en la que aparece Jesús. Por eso Judas pretende convertirle en rey político, por eso nadie comprende su mensaje. ¿Cómo va a hablar de "poner la otra mejilla" el que se supone que nos tiene que liberar de la violencia romana? Es inadmisible.

Es una de las razones por las que Jesús trata de mover la conversión de los corazones a Dios antes que hablar del Reino. Por eso, cada vez que tratan de hacerle rey huye, se retira y se escapa. No es ése su modo de reinar.

Para todos los que conozcáis un poco el contexto de esta época, veréis que el resumen es muy pobre, pero como me meta a explicar más, en vez de rezar damos una clase, así que quien quiera más que se lea el libro Jerusalén en tiempos de Jesús, de Joaquín Jeremías.

Miramos a Jesús:

El Señor comienza su misión apostando fuerte. Inicia su andadura prometiendo que el Reino de Dios está cerca. Ya hemos visto qué entendía el Pueblo Elegido por Reino de Dios. Ahora vamos a ver qué entiende Jesús. Cada vez que Jesús hace un milagro lo explica diciendo que es un signo de que el Reino de Dios está con ellos. Él trae la salvación, Él es el Reino de Dios. El Reino de Dios es aceptarle aÉl como venido del Padre y obedecerle. "Seréis mis amigos si hacéis lo que Yo os mando". ¿Quién puede arrogarse tal autoridad? O Jesús está rematadamente loco o realmente el Reino de Dios ha venido a nosotros de su mano.

Es el Reino de la Paz, es el Reino de la Justicia y aunque quede cursi, es el Reino del amor. Esto es lo que casi nadie acepta. Nadie quiere ser radiclamente amado, todos quremos merecernos el amor, ser dignos, pero nadie puede ser digno de amor ante Dios. O te dejas amar o lo rechazas, pero no puedes merecerlo. Tú verás.

"Creed la Buena Nueva", creed que Yo he venido para salvaros a todos. La mirada de Jesús debía tener un magnetismo poderoso, pues en seguida comienza la gente a seguirle, a interesarse por lo que dice y a beneficiarse de su milagros. Todavía no le hemos visto hacer ninguno. Simplemente recorre la Tierra Prometida seduciendo y pidiendo la conversión de los pecados a la vida con Dios. Exige que vuelvan a ser fieles al Padre, que vuelvan a mirarle.

Jesús pide a un Pueblo amargado por la pérdida de soberanía durante siglos que vuelvan a confiar en un Dios que durante dos largos siglos no les ha enviado ningún profeta, ni ningún juez, ni nadie que les libre de la cautividad. Parece que en la época más larga en la que Dios ha guardado silencio y ha olvidado a su Pueblo, de pronto Jesús irrumpe diciendo que se ha cumplido el tiempo y Dios nos va a salvar definitivamente y para siempre... ¡Está cerca el Reino de Dios! No es de extrañar que entre sus más cercanos se cuele algún celote.

Es como si Jesús gritara: "¡Convertíos, cambiad de vida y creed que Dios os va a salvar en breve!". Un mensaje que va a ser malinterpretado por casi todos. Las expectativas son otras y Jesús desde el principio se da cuenta de que tiene que realizar un trabajo personal con cada uno, que tiene que explicar muchas cosas, muy despacio y con mucho cuidado. Tiene un gran trabajo por delante. Parece como si se frotara las manos impaciente por comenzar...

Así es como Jesús va a tener paciencia contigo, también, te va a explicar las cosas despacito, permitirá que te equivoques y pienses que la salvación pasa por cosas que jamás se le ocurrieron a Él y cuando comprendas lo más importante de todo, te invitará a que tú también tengas esa paciencia y ese buen hacer para hacerte entender por los que te rodean. El Reino de Dios nos está esperando y ¿qué podemos hacer para disfrutarlo? Hacer lo que Jesús nos diga, seguirle con toda confianza, ir dentrás de Él, agarrarnos de su mano y dejar que Él nos lleve por donde le de la gana porque Él es el Reino de Dios y si consigues no imitarle, sino Vivir con Él estarás viviendo ya hoy el Reino de Dios... Ya, pero todavía no en plenitud.

Dispon tu corazón al seguimiento de Jesús. ¡Déjate de vainas! No se trata de ver qué cositas haces o dejas de hacer. Se trata de mirar a Jesús a los ojos y dejarte seducir por Él y Él y sólo Él, por amor a ti, te irá convirtiendo, irá cambiando tu vida hasta que no te reconozcas. Déjate arrastrar por la ola de la Gracia que Dios ha traído para ti.

Jesús y sólo Él es lo único importante, todo lo demás es lo de menos.

Habla tranquilo de todo esto con Él, pídele que venza en tu corazón que puedas convertirte y así podrás disfrutar del Reino de los Cielos. Habla con tu Madre, con el Padre y con el Espíritu Santo y cuando termines...

Reza un Avemaría pidiendo a María luces para comenzar tu nueva vida con Cristo. Para siempre, para siempre, para siempre...