Siento mucho los retrasos, actualizaré el blog de vez en cuando, pero tened paciencia, please:



La vida de un sacerdote en Madrid es algo compleja, hacemos lo que podemos y que Dios ponga el resto. Si quieres contribuir pide a Dios que nos envíe más sacerdotes.

Un fuerte abrazo

viernes, 15 de febrero de 2013

Otra enseñanza que saco de la renuncia del Papa

Es impresionante, ante un mismo hecho dos grandes de nuestro tiempo reaccionan de modo casi contradictorio y los dos piensan que están haciendo lo que Dios quiere. ¿Cómo puede ser que ante una situación realmente semejante puedan tomarse dos posiciones tan contrarias como las que han asumido Juan Pablo II y Benedicto XVI? Además ocurre una cosa: yo sinceramente creo que los dos tenían razón.

Vemos que ante la imposibilidad de seguir ejerciendo el ministerio petrino Juan Pablo II decidió continuar y Benedicto XVI dejarlo. Puede ser que Dios no esté en estas decisiones y nos deje libertad para que hagamos lo que creamos mejor en conciencia, pero creo que Dios sí que está detrás de cada uno de los acontecimientos de nuestra vida, con su providencia amorosísima.

O Juan Pablo II se excedió y se sacrificó en una situación inútil y Benedicto XVI ha resultado ser un cobarde; o Juan Pablo II se inmoló en un sacrificio de expiación y Benedicto XVI ha hecho lo que debía retirándose por el bien de la Iglesia. A poco que lo pienses, te das cuenta de que no podemos juzgar a ninguno. Dios no usa las mismas cartas con todos. Tiene una relación peculiar con cada persona y no nos pide lo mismo a todos. Incluso teniendo la misma vocación sacerdotal no me pide lo mismo a mí que a mis compañeros de parroquia. Con cada uno tiene una relación peculiar. Lo mismo pasa con los Papas. Lo que uno ha hecho, no es lo que otro debe hacer.

Muchas veces, creamos un molde absurdo, pensando que ya conocemos cómo actúa el Señor y tratamos de que todo el mundo pase por el aro. Nada más lejos de la realidad. Cuando en alguna ocasión alguien dice: "No. El único modo de que Dios pueda actuar en esta situación es..." Y se equivoca garrafalmente. Dios es Dios. Él es el Único que lo conoce todo y lo puede todo y cuando un camino se cierra, Él abre un boquete a dentelladas. Nadie puede escrutar sus caminos. Nadie puede conocer absolutamente sus modos de actuar. Lo que hoy parece seguro, mañana no lo es. No quieras dominar a Dios.

Por eso, esta diatriba sobre si lo mejor es seguir hasta el final o marcharse es estéril. Benedicto XVI no abandona el episcopado, símplemente cambia de diócesis. No hay una ordenación pontificia. El Papa es "primus inter pares". Nunca ha dejado de ser obispo y no va a dejarlo ahora, pero asume otro ministerio episcopal. No es un divorcio, ni una secularización, como creen algunos que no tienen ni idea de teología.

Tanto el uno como el otro han buscado cumplir con perfección la voluntad de Dios. Hay veces que queriendo cumplir la voluntad de Dios el Diablo puede tentarnos con apariencia de bien. Por eso es tan importante la dirección espiritual y que el director espiritual sea humilde y reconozca que no es Dios para saberse todos sus caminos. Yo no sé qué quiere Dios de cada persona que trato. Lo único que puedo hacer es acompañar y ayudar a discernir si los motivos para hacer una cosa u otra son de Dios, provienen de nosotros mismos o son tentaciones de Satanás.

La responsabilidad de la vida es de cada uno. Yo no me voy a salvar o a condenar por lo que tú decidas hacer con tu vida. Por eso, no puede haber una obediencia en la dirección espiritual. Lo único que el director puede exigir es sinceridad y seriedad con los tiempos y las citas. Es la persona la que debe decidir si el consejo que le das prefiere seguirlo o rechazarlo, pero sí puedes pedirle que te indique lo que ha decidido para saber por dónde va y no hacerte una imagen falsa de sus decisiones.

Seguramente, tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI han consultado con sus consejeros más íntimos y los dos alcanzaron la certeza moral de estar sirviendo a la Iglesia de dos modos completamente diferentes. Cada caminante siga su camino...

¡Qué importante es descubrir el paso de Dios por tu propia vida para aprender a reconocer sus insinuaciones!. Lo que es para uno, no lo es para otro. Huye de las recetas estereotipadas porque hacen mucho daño. A mí me pasó una vez, como se suponía que Dios tenía que actuar de un modo concreto y quien me aconsejaba creía que conocía la voluntad de Dios sobre mí, tuvo la ocurrencia de mandarme que olvidara la posibilidad de ser sacerdote porque lo lógico es que Dios no me hubiera llevado por el Opus Dei para luego desmarcarme, ¡cómo Dios iba a jugar con las personas!...

Poco tiempo después, descubrí que Dios no sólo jugaba conmigo, sino que bailaba y corría y reía y disfrutaba y se lo pasaba pipa mientras yo daba vueltas y vueltas sin saber qué iba a ser de mi vida. ¡Gracias a Dios que no sabe ser serio! ¡Gracias a Dios que sabe reírse de mis clichés y seguridades! Porque de no ser así, Dios no sería más grande que yo. Si Dios me hiciera caso, posiblemente no sería Dios.

Al tiempo, una vez que ya me había ido vi una película del fundador del Opus Dei en la que explicaba que Dios dejaba que una persona entrara en la Obra para luego marcharse poco después, como una aguja que entra en un tejido para salir de él llevándose un hilo de formación y experiencia de Dios que, de otro modo, no habría podido tener. ¡Ojalá los hijos espirituales de San Josemaría Escrivá de Balaguer sean como él!

Fíate de Él y deja que baile contigo. Te tomará de la mano, te pondrá a dar vueltas hasta que el mundo parezca que se ha vuelto del revés y entonces cuando creas que te estás cayendo y te la vas a pegar contra el suelo, descubrirás que has ido a parar a sus brazos y te encontrarás con su sonrisa irónica que te pregunta: ¿Qué creías que iba a pasar? Y cuando creas que ya te sabes el paso de baile, te cambia el ritmo y vuelta a empezar.

Menos mal que Dios es original y tiene un modo de tratar a cada persona distinto que a los demás. Por lo menos, así lo hizo conmigo y os aseguro que vivo con mucha más ilusión, con mucha mayor entrega y con mucha más alegría, aunque a veces toque sufrir, que cuando creía que conocía los caminos de Dios... ¡Menudo aburrimiento! 

Un Dios que ha creado el mundo y no se ha repetido en dos hojas de árbol jamás. Un Dios que se ha enamorado de cada uno y a cada uno nos ha hecho distintos, sin jamás repetirse... ¿Cómo íbamos a dudar que tiene una solución distinta para cada uno de sus hijos?

Al final, sólo queda postrarse ante la grandeza de Dios y darle gracias porque nos toma por el pito del sereno. Porque no nos toma muy en serio, ¡de otro modo sería terrible! Aprende a reírte con Dios, por lo menos vivirás con más alegría, esperando que en el momento que menos te lo esperes, viene Dios y lo pone todo patas arriba. Ja, ja, ja... ¡Qué juerga!

Al final, haz lo que creas que Dios te pide y no pienses que le va a pedir lo mismo a todos. A cada uno nos lleva por donde a Él le da la gana. ¿No te parece lo mejor?

Un fuerte abrazo. Menudos Papas estamos teniendo en este siglo de oro de la Iglesia.

1 comentario:

  1. Dios quiera que sepamos seguir el ejemplo de éstos Papas y con la oración, la dirección espiritual, la providencia, sepamos seguir la voluntad de Dios en nuestras vida como las siguen nuestros pastores.
    No dejemos de rezar por ellos y por toda la Iglesia, con el convencimiento de que Dios es quén la guía.

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