Siento mucho los retrasos, actualizaré el blog de vez en cuando, pero tened paciencia, please:



La vida de un sacerdote en Madrid es algo compleja, hacemos lo que podemos y que Dios ponga el resto. Si quieres contribuir pide a Dios que nos envíe más sacerdotes.

Un fuerte abrazo

miércoles, 18 de agosto de 2010

¿Cuál era el trabajo de un cura misionero en ese ambiente?

Sinceramente, yo no valgo para la misión, aunque cuando voy a un lugar como éste, al final, siempre me entra unas profundas ganas de quedarme a ayudar y repartir los sacramentos y formar a las personas, pero bueno.

Fui a Santo Domingo, porque no me quedaba más remedio. Ya dije en algún artículo anterior que me lo había pedido un joven de mi parroquia, que además es de las Congregaciones Marianas de la Asunción. No sé decir que no, cuando alguien me dice que necesita un sacerdote.

En principio, mi planteamiento era auxiliar a los misioneros con los que iba. Ayudarles a rezar, celebrar los sacramentos, culminar su labor evangelizadora confesando a quienes ellos lograran convencer, resolver alguna duda doctrinal...

Al final, conocí el gran batey de Paloma de la mano del matrimonio que nos llevó hasta allá. Me paseaba por entre las casas, fui conociendo a distintas personas, acabé atendiendo a una madre que había perdido un hijo ahogado en una laguna, asistí a una familia en el velatorio de su padre... También di directamente varias catequesis a distintos grupos de todo tipo de edades y les preparé para evitar los argumentos protestantes. Confesé cuanto pude, incluso presionando un poco a algunos catecúmenos, me desesperé por no poder bautizar a cuantos me lo pedían y ayudé cuanto pude al Padre Andrés, que no se dejaba ayudar fácilmente y siempre se iba él a los campitos de más difícil acceso.

Por otra parte, tuve que adaptarme a un grupo no fácil de misioneros que sabían muy bien qué tipo de oración querían y tuve que esforzarme para ayudarles a rezar, celebré Misa en muchas comunidades distintas de la parroquia y, en todo momento, resolvía no sólo dudas puntuales para apoyar las catequesis de los misioneros, sino que con Luis y Mercedes, preparamos una cierta formación básica, sistemática y profunda sobe todo tipo de dudas doctrinales y morales de nuestros misioneros.

Es decir, trabajé como un loco, disfruté como un loco, sufrí como un loco, me agoté como un loco y creo que no llegué a volverme loco.

Puedo decir que disfruté mucho con el trabajo y más con mis compañeros de misión. Traté de hacérselo fácil y evité por todos lo medios meterme en la organización, que se apañaran ellos... Y lo hicieron muy bien.

Al final, cuando me iba, llevaba muchas personas buenas en el corazón para rezar por ellas y alguna dirección espiritual a unos cuantos cientos de kilómetros... Cuando regresen a Sevilla, aunque ellos todavía no lo saben... Je, je, je...

¿Volvería?


Por gusto no, ya os he dicho que yo disfruto haciendo el vago y con las menores molestias posibles. Pero es cierto que sí he notado que Dios me ha empezado a pedir algo respecto a estas personas que no tienen quién les predique. También es cierto, que he dejado atrás a personas que me han pedido que vuelva y yo no sé decir que no en estas condiciones. Se junta a todo esto, que he viajado con un equipo muy bueno, alegre y trabajador de misioneros... Pero el próximo curso es la JMJ (Jornada Mundial de la Juventud) en Madrid, que me están liando par que ayude en algunos temas y que viene el Papa. Por obligación no voy a poder faltar a la JMJ, pero esta misión no puede quedar en agua de borrajas... Ya veremos cómo lo prepara el buen Dios.

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