En las apariciones la Virgen María siempre está llamando a la conversión, pero nunca bajo amenazas, sino siempre presentando el inmenso Amor de Dios por cada uno de sus hijos. De hecho es impresionante ver el gran número de conversiones que no son un flashazo de un día, sino que perseveran a lo largo de los años y decisiones de entrega de la vida al plan de Dios.
Una de las cosas en las que más insiste es en la oración del corazón, que no convirtamos la oración vocal en una repetición mecánica de palabras, sino que convirtamos la oración en un encuentro de amor con Cristo. Realmente, uno que reza con el corazón acaba confesándose, yendo a Misa y viviendo como Dios nos pide. Una vida sincera, sencilla y una vida para amar porque somos amados. ¡Es una maravilla!
Otra cosa en la que insiste siempre es la fe, creer "con fuerza". María no quiere cualquier fe, sino que realmente creamos en Dios y en su poder puesto al servicio de nuestra salvación. Dios puede mantener tu vida, Dios puede arrancar tu pecado, Dios puede darte su misma vida y tú puedes vivir con Él. Creer con fuerza y que los sacerdotes ayudemos a la fe de nuestros hermanos.
Un aspecto sin duda vital, yo creo que el preferido por la Gospa es la vida sacramental: La Santa Misa y la Confesión son, sin duda, sus preferencias. De hecho, en alguna ocasión les dijo a los videntes que si tenían que elegir entre venir a la aparición o ir a Misa, que eligieran ir a Misa. María siempre nos lleva a Cristo. Si estás con Cristo estás con Ella. María recomienda la confesión mensual. Yo en eso soy un poco más estricto: recomiendo siempre la confesión quincenal o semanal, pero María sabe que el inicio de una buena praxis está en confesarse habiitualmente, luego ya buscaremos más nosotros mismos.
El penúltimo aspecto es el que quería incidir es en el ayuno, a los videntes les fue llevando a ayunar primero los viernes y luego los miércoles. Privarnos de lo que creemos necesario, ¡nos sobran tantas cosas que creemos fundamentales! y lo peor es que nos vamos apartando de Dios por todas esas "necesidades" que nos hemos creado. Si pasáramos un poco de hambre, quizás hambreáramos más el Amor de Dios.
Un último tema es la lectura de la Palabra de Dios para responder con toda nuestra vida a su llamada de Amor por nosotros. No creo que haga falta hablar más de esto.
Por fin, siempre se despide dando las gracias por responder a su llamada y diciendo que va a rezar por nosotros a Dios.
Imagínate que eres un vidente y pudieras estar con María todos los días un ratito, ¡no te perderías nunca ese encuentro con la Gospa ("Señora" en croata)! Piensa ahora que aunque no seamos videntes tenemos cada día la oportunidad de estar con Dios y con María, ¿cómo vamos a perdernos la Misa, el Rosario y nuestra meditación de la Palabra de Dios diarias?
En fin, un abrazo muy fuerte
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