Siento mucho los retrasos, actualizaré el blog de vez en cuando, pero tened paciencia, please:



La vida de un sacerdote en Madrid es algo compleja, hacemos lo que podemos y que Dios ponga el resto. Si quieres contribuir pide a Dios que nos envíe más sacerdotes.

Un fuerte abrazo

viernes, 4 de septiembre de 2015

Una labor sacerdotal de primer orden: ESTAR.

Al parecer, este curso continúo en la parroquia. Ya es el quinto año, gracias a Dios. Es una parroquia viva y con mucha "tralla". Éste va a ser el primer año que no montemos ningún grupo nuevo. Al principio pensaba que a lo mejor estoy perdiendo facultades o que ya no tenía nada que aportar aquí, pero rezando un poquito vamos viendo que hay una labor callada, silenciosa que hacer en toda parroquia: velar.
Resultado de imagen de jesus abraza jovenEs un verbo precioso: hacer vela. Mantenerse despierto, esperando que llegue el alba. Mantener una vela encendida en la noche.
Cuando uno es joven sólo valora los resultados, lo que se puede medir: el número, la cantidad... Cuando te haces mayor, te das cuenta que lo importante de una parroquia no es cuántos grupos tiene, sino si la gente está acompañada, si encuentran a Dios.
Es cierto que tener grupos es importante para que los cristianos puedan formarse y sentirse y vivir en comunidad, pero eso son cosas que sólo cuando tienes ciertas características puedes lograr. Hay algo más propio de la identidad del sacerdote, que sólo hace falta una característica para poderla realizar y puedes hacerlo siendo joven o viejo, listo o más cortito, pero que cuanto mayor eres más capacidad tienes para poder desarrollarla en plenitud. Querer a cada persona que Dios te ha encomendado. Quizás no sepamos montar grupos, pero sí podemos cuidar a cada persona y aunque no haya grupos, mientras haya un padre en la parroquia, habrá una familia y si la parroquia es familia, aunque no tenga grupos habrá una comunidad cristiana viva y rica.
En el ministerio sacerdotal hay tres servicios que el sacerdote debe realizar, que engloban todo el ministerio sacerdotal:
  1. Santificar. Celebrar los sacramentos y servir de puente entre los cristianos y Dios.
  2. Enseñar. Siendo fiel al depósito de la fe, entregar a los cristianos la verdad contenida en la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición de la Iglesia.
  3. Regir. Conducir al rebaño de Dios a las fuentes de la salvación. Guiar a las personas al cielo, advertir de los peligros, exhortar y también enfocar, encauzar y cuando sea necesario mandar para que quede claro dónde está el camino seguro.
Estos tres servicios se pueden realizar de muchas maneras. Una es montando grupos, pero hay otros modos. He visto sacerdotes santos que con su conversación y guía conducían a mucha gente al cielo.

Resultado de imagen de jesus abraza jovenEn todo caso, cuando parece que todo está montado en una parroquia y que ha culminado el proceso de iniciar las comunidades necesarias para que la gente pueda crecer, es necesario todavía una labor mucho más oculta, discreta y tremendamente necesaria: asistir a esos grupos. Velar por los grupos y por cada persona y animarles a una labor apostólica. Hemos creado los grupos, no sólo para que se formen los cristianos, sino para que tengan una plataforma apostólica, algún lugar donde invitar a sus amigos para iniciar una experiencia eclesial. El "venid y veréis" que dijo Cristo a sus primeros discípulos, hoy se tiene que concretar en comunidades y grupos vivos en las parroquias.

Ser el fundador tiene una gran recompensa: la gente te lo agradece. Ser el que siempre está es mucho más oscuro y su recompensa es mayor: a veces el único que lo va a agradecer es Cristo.
Por eso nos suele gustar más figurar como las estrellas que iniciaron un grupo, pero ¿quién va a cuidar de cada uno de los miembros del grupo? Sólo quien haya aprendido a quererles, ése es el sacerdote que necesitamos en la parroquia hoy. Hasta ahora han tenido sólo a dos. Ya va siendo hora de que yo también me ponga manos a la obra atendiendo el apostolado más importante: cuidar de cada uno, sin dejar que nadie se pierda.

Ahora me queda un apostolado precioso: acompañar a cada grupo, velar por cada persona, alentarles, acercarles a Jesús, con cariño, con mano izquierda. Aprendiendo lo que más me cuesta: la paciencia, el cariño, sin exigir, sin esperar nada, sin figurar. Ser padre y pastor, dirigirles al corazón de Cristo en la Iglesia, de la mano de María.

Creo yo que puede ser la época más bonita de mi estancia en esta parroquia. Ya no tenemos el estrés de sacar las cosas adelante. Ahora se trata de encontrarnos tranquilamente con cada uno llevándoles a Dios. 



2 comentarios:

  1. Enhorabuena padre Borja por ese don de discernimiento, siempre para mayor gloria de Dios. En esta parroquia, tenemos unos sacerdotes increíbles y doy gracias al Señor por ello cada día. Marian

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  2. Asi es D. Borja. Cuanto me alegro que lo haya visto en la oración.
    Este año esperamos que esté junto a nosotros en el grupo, porque realmente lo necesitamos.

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