Siento mucho los retrasos, actualizaré el blog de vez en cuando, pero tened paciencia, please:



La vida de un sacerdote en Madrid es algo compleja, hacemos lo que podemos y que Dios ponga el resto. Si quieres contribuir pide a Dios que nos envíe más sacerdotes.

Un fuerte abrazo

viernes, 15 de julio de 2011

He vuelto de los campamentos...

Gracias a Dios hemos sobrevivido a la experiencia de atender dos campamentos seguidos.

Primero me fuí con las Alevinas de la Congre a Los Molinos y después con los Alevines a una casa super-mega guay de Guadarrama.

Por si fuera poco, tenía que bajar cada día a celebrar Misa en Madrid porque uno de los adscritos me falló y durante el segundo campamento también estuve estudiando con los de la Pastoral Familiar de la Conferencia Episcopal diversos temas de los COF's (Centros de Orientación Familiar). Así que... Abran sus apuestas... ¿Cómo habré atendido cada cosa? Sólo Dios lo sabe.

Al final, una cosa queda clara. Desde ahora sólo voy a atender, en la medida en que Dios me deje) una sola cosa y nunca más iré a campamentos que no haya montado yo.

Gracias a Dios, todo salió muy bien, los chavales se lo han pasado muy bien y han crecido como cabía esperar en virtudes y en oración. De un modo especial, las niñas que han hecho muchas visitas a Jesús sin que nadie las obligara porque están aprendiendo a quererle con sinceridad. Si es que por muy bien que funcionen los alevines, las alevinas siempre van un pasito por delante.

Ha sido una quincena dura y ya no tengo la capacidad de recuperación de antes. Hace años tras dos días en Madrid ya estaba como nuevo. Hoy han pasado cuatro días y sigo derrengado.

Una cosa que apuntar cuanto más cansado estás, más empeora tu percepción de la realidad y más exigente me vuelvo. Interesante saberlo para no fiarse demasiado de mí cuando esté cansado.

Balance personal: sinceramente, he renunciado a los balances. Hemos hecho lo que hemos podido con todo. No he podido estar lo que me hubiera gustado con nadie y me da la sensación de haberme escaqueado demasiado. Los mandos han estado a la altura, en todo caso. Me han sorprendido los nuevos por lo bien que han trabajado y lo mucho que se han entregado.

Al final, siempre me juro a mí mismo que nunca más iré de campamento... hasta el verano que viene, pero lo que sí me queda muy clarito es que nunca más iré de campamento cuando yo no sea el organizador y responsable de la actividad. La responsabilidad de un campamento es algo muy delicado. Dicho de otro modo, desde ahora sólo iré a los campamentos que organice como parroquia siempre y cuando sea yo el responsable directo de la actividad. No voy a planes de otros.

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