Una tentación que tenemos todos es la de convertir el grupo que levamos en el mejor grupo posible, siempre desde nuestro propio punto de vista, claro está. Al final, lo único que conseguimos es formar un grupo a nuestra imagen y semejanza, dejando de lado aquellas contribuciones que cada uno podría hacer.
Otra tentación es querer contentar tanto a todos, que al final el grupo se va al garete por falta de exigencia y liderazgo. Esto es lo peor de todo. Se trata de estar preguntando constantemente: "¿Os parece bien?", "¿cambiaríais algo?", "¿sobre qué temas os gustaría hablar?" y una vez que se han decidido los temas se van cambiando porque no son suficientemente interesantes...
Cuando una persona quiere formación se da cuenta de que no es él quien debe decidir el temario. si no sé lo que hace falta, ¿cómo voy a decidir qué temas son importantes? La elección del temario tiene que correr a cargo del formador. Imaginaos un profesos de física cuántica preguntando a sus alumnos qué quieren estudiar.... Absurdo.
Sinceramente, llevar grupos nunca ha sido mi especialidad, siempre se me ha dado mejor la relación tú a tú. Quizás porque siempre exijo mucho. Realmente, sí parece que he dado algunos frutos en los grupos que he llevado, pero no sé yo, no sé yo...
Por un lado, deberíamos tener tiempo para rezar juntos; por otro lado, debería haber un tiempo destinado a la formación y a la lectura; una tercera vía debería ser poder convivir. Esta tercera vía no tiene por qué ser una apertura del corazón, contando intimidades, sino más bien tiempo para la amistad. Que la cosa no sea formarse y salir corriendo, perder tiempo tomando unas cañitas con la gente de tu grupo. La excusa fácil es "yo quiero formación, no necesito más amigos". Es cierto, pero también es cierto que la Iglesia es la familia de los hijos de Dios y que un motor de conversión para muchos, dice el evangelio que es el "mirad cómo se aman". Necesitamos una comunidad de referencia, y si digo comunidad es porque hay cierta vida común.
No se trata de que me meta en un grupo porque necesite amiguitos, entonces búscate un grupo de auto-ayuda. Se trata más bien de que "Dios me dió hermanos", como decía San Francisco. Dios quiere salvarnos en el seno de la Iglesia, no aisladamente. Por eso,siempre es mucho más fácil convertir a un grupo de amigos en una comunidad de fe, que montar una comunidad de fe a partir de personas aisladas.
¿Cómo conseguir que gente que no se conoce lleguen a ser comunidad? O conseguimos sacar tiempo para que se conozcan o nunca lo van a ser. Si hay alguien que sepa cómo hacerlo, que me lo diga.
Muchas veces, una gran ayuda es montar una peregrinación o alguna actividad que pueda interesar... ¿Y si estás solo en la parroquia y no puedes cerrarla por montar una peregrinación?
Mirad, en mi parroquia me ha costado dos años comenzar a montar algo parecido con mis feligreses. Tras dos años de dar catequesis a tres personas, este año se ha multiplicado, de hecho este último mes, por tres. Mi único secreto es no dejar de hacer las cosas porque sólo se apunte una persona y paciencia y rezar...
En fin, que justo cuando hemos conseguido despegar, se ha terminado el curso, me voy de campamentos y cuando vuelva ya se habrá ido todo el mundo a sus residencias de verano...
¿Alguna sugerencia?
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