A lo largo de muchos años pasé de ir a Lerma, había generado un rechazo muy grande por estas ex-clarisas, hoy "Iesu Communio".
Cuando fui a Lerma en varias ocasiones, me escandalizó ciertas afirmaciones de alguna de las monjitas: "Yo siento que Cristo me ama como un hombre ama a su mujer".
En cierto sentido, puede entenderse en alguna manifestación mística o algo parecido, pero dicho a bocajarro a chavales de quince a veinte años, que era su auditorio, no puede decirse esas animaladas, a no ser que las matices.
Otro aspecto de mi rechazo a Lerma era que siempre iba todo de maravilla. Siempre que rezaban Dios las colmaba de dicha... Era como si tuvieran éxtasis continuos y sucedía que chavales que estaban con ellas, luego intentaban rezar y al ver que a ellos no les pasaba eso se desanimaban y pensaban que la contemplación no era para ellos. Veía con horror, que etas monjitas se aferraban a los consuelos sensibles y a las frases bonitas, cuando eso no es contemplación. No se trata de tener altos pensamientos, sino de un regalo de Dios que une tu voluntad a la Suya.
De hecho, en esa época huía del apostolado de la "alegría continua", como yo lo llamo porque es una gran mentira. Dios te da alegría, pero esa alegría no siempre se manifiesta en carcajadas continuas... Prefiero una espiritualidad más normal, más "a ras", como diría Luis Moya.
Esas fueron las razones por las que decidí que jamás llevaría a nadie a Lerma.
Hasta que hace un par de días, hablando con Carmen, una de las promotoras de CAyJO (grupo de jóvenes de mi parroquia) me dijo que ella no iba a Lerma por la espiritualidad que estas monjitas emanan, sino porque veía una Iglesia que ella entendía, una Iglesia donde ella cabía.
Mira, si alguien saca algo bueno de esto, ¿por qué no le voy a ayudar a seguir sacándolo? Yo no tengo por qué entenderlo todo, pero sí tengo que apoyar todo lo que apruebe la Santa Madre Iglesia, mi Madre sabe más que yo.
Hola Padre Francisco,
ResponderEliminarLa alegría que manifiestan las monjas de Lerma y que tú pudiste observar las veces que las visitaste, no es más que un carisma especial del que las está dotando el Espíritu Santo para la Evangelización.
Efectivamente, en la vida cristiana no todo es alegría (y menos manifiesta). No obstante, cuando el Señor quiere utilizar ese don para evangelizar, Él mismo la derrama con profusión.
Otras órdenes tienen un carisma peculiar propio; por ejemplo, para los cartujos la soledad y el silencio (a pesar de que es propio del cristiano abrirse a los demás y comunicarse con ellos...)...
Dios, hace resplandecer, a veces, una gracia particular suya para un fin determinado...
Por sus frutos los conoceréis y los frutos del Espíritu, como nos dice San Pablo en su epístola a los Gálatas son: caridad, alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo
Tienes razón en todo y no tengo nada más que añadir. No todo nos tiene que gustar a todos, pero sí es cierto, que todos debemos apoyarlo todo.
EliminarUn abrazo y un Avemaría