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miércoles, 11 de abril de 2012

Muchísimas felicidades a Don Juan Antonio Reig Pla

Nada diremos del obispo catalán porque no consigo leer sus declaraciones completas en ningún sitio, pero lo cierto es que muchos curas se precipitaron a criticar a un sucesor de los apóstoles de una talla mucho mayor que sus críticos.

Un obispo valiente que dice verdades como puños aunque duelan en ciertos ambientes, digámoslo suavemente, "racionalistas" de nuestra Madre la Iglesia. Hace poco un amigo mío me hablaba de un cisma encubierto, del que participan incluso obispos... Y, por desgracia, tiene toda la razón.

Denigran la Verdad de Jesucristo y de su Iglesia, se envalentonan contra los obispos, mostrándose como sicarios de ciertos medios de comunicación, aborrecen la fe y ya les gustaría conseguir hacer razonable el misterio de la Cruz... pobres almas en desgracia que desconocen la fuerza de Dios y su Misericordia.

Aquí tenéis un enlace muy majo con su "polémica" homilía. Sinceramente, no veo nada que no sea real. Sus sacerdotes y diocesanos podrán están super-orgullosos de su obispo. Yo, por mi parte, me enorgullezco de tenerle como obispo encargado de la Conferencia Episcopal del Apostolado Familiar, o como se diga en círculos clericales.

Que yo sepa el término "prostitución" en el lenguaje teológico no sólo significa "alquilar el cuerpo", sino cualquier acto de corrupción íntima del ser humano que le degrada y envilece. Señores, por mucho que se empeñen, un acto homosexual pervierte el amor humano y corrompe a la persona. Dice el Catecismo: "Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso."

Por desgracia, quien comete pecado y no se arrepiente vive ya el infierno en esta vida, además de condenarse definitivamente si muere sin arrepentimiento. Nuestro querido obispo no ha dicho nada que no sea cierto. Cuántas personas conocemos encadenadas por esos actos, que no pueden dejar de frecuentar esos bares "de ambiente" para buscar esporádicamente una satisfacción vacía que les deja sintiéndose peores que prostitutas.

El obispo no ha denigrado en absoluto a los homosexuales, no les ha discriminado, ni ha incitado al odio, simplemente ha recordado una verdad que el lobby gay trata de negar. ¿Cuántas personas homosexuales repudian ese movimiento gay porque no se identifican con la "loca alegre" que tratan de presentarnos? Personas que viven y tratan de vivir la castidad, esto es el dominio de sí, que no son animalitos sin control. Que son personas libres.

Además, en el vídeo de la homilía íntegra veréis que no es un tema siquiera secundario, es un único comentario colateral hablando de la destrucción personal del pecado y cómo la gracia de Dios nos restaura. Pero es que hay gente que no sabe verlo todo, sino que todo lo fragmenta y corrompe. ¡Qué homilía tan bonita y enriquecedora! Cómo les enfada a algunos que en la Iglesia digamos que la corrupción sexual y el adulterio sean pecado...





Gracias a Dios, que de vez en cuando nos obsequia con un obispo con el carisma de la verdad sin tapujos, que nos anima a seguir luchando aun cuando parezca que lo guay sea pactar con el mundo o contemporizar o hacer fácil el camino de la Cruz. Si no fuera por obispos como Reig Pla, ¿qué sería de la Iglesia que camina en España?

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