Antes de nada, muchas gracias, Anónimo, por tu comentario. Me encanta que termines como Juan Pablo II en Cuatro Vientos: "La verdad no se impone, se propone". Pero algo hay que proponer.
Si bien es cierto, que cuando un dominico le preguntó a San Francisco si había que advertir contra sus pecados a cada pecador, San Francisco le respondió que no había que estar haciendo eso a cada uno, que bastaba con la propia vida; también es cierto que el mismo San Francisco predicaba e incluso advirtió públicamente de su pecado al obispo Guido y al podestá de Asís.
Es un tema que sí ha resuelto la Iglesia satisfactoriamente con el testimonio de los santos. Imagínate que un hijo tuyo pusiera los cuernos a su mujer e hiciera, de tal modo, peligrar su matrimonio y la estabilidad de tus nietos. ¿Te conformarías con darle ejemplo de castidad matrimonial? ¿No le dirías nada? Pues piensa, que cada persona que se ofusca con su pecado es hijo de Dios, ¿les va a querer menos que a tu hijo? Alguien tendrá que decirles algo... Por eso, la evangelización o el testimonio cristiano no sólo incluye la vida, sino que tiene que incluir una Verdad proferida.
Dice el Concilio Vaticano II que Cristo nos da la Verdad en "hechos y palabras intrínsecamente unidos". Tiene que haber un enunciado del que se da testimonio. Un enunciado que se expresa con palabras inteligibles, por eso tiene que tener un contenido sistemático e inteligente, no sólo es un trasvase de sentimientos o emociones. No sólo somos seres emocionales, necesitamos comprender la Verdad que se nos propone.
Respecto a lo que dices de la diferencia entre un cristiano y un ateo, da la sensación de que circunscribes demasiado esa diferencia a la moral. Mira, yo soy estructuralmente débil. En la pastoral puedo tener mucho empuje y fortaleza para mantener un trabajo sostenido e incluso para enfrentar situaciones torcidas, pero en otros temas no tengo la menor fuerza de voluntad. Muchos ateos me pueden dar mil vueltas en moralidad.
¿Qué me diferencia de ellos? La alegría y la esperanza, cuando vivo de la fe. Mi alegría no se basa en ser perfecto (mañana mismo he quedado con un gran amigo mío para confesarme), sino en que tengo un Dios que me quiere con locura y me va a salvar y la esperanza porque por muy mal que vayan las cosas, sé que tengo un Dios que me va a dar la fuerza y la gracia que necesito para poder seguir amando. Eso es lo que diferencia a San Maximiliano María Kolbe de otros que sufrían el mismo campo de concentración.
Cuando en Ruanda los que habían sido perseguidos y masacrados se convirtieron en verdugos, todas las instituciones humanitarias salieron corriendo de ahí. Los únicos que se quedaron fueron un puñado de curas y monjas y su único argumento paqra seguir amando a quienes les iban a matar es: "Si yo, que he traído a Dios a estas tierras, me voy pueden decir que Dios les ha abandonado". Pensaban que aunuqe ellos murieran, su testimonio perduraría y provocaría la conversión de muchos, como de hecho así ha sido.
Aunque parezca un tanto escatológico, te cuento el origen de la palabras "testigo" y "testimonio", vienen de la palabra "testículo". Antiguamente, en la Biblia se ven varios ejemplos uno juraba poniendo la mano en los testículos de quien le reclamaba el juramento que iba a decir la verdad. Era un símbolo de jurar por su descendencia. Para que haya un testimonio tiene que haber una verdad que se atestigua.
Abraham era ya muy viejo; Yavé le había favorecido en todo. 2 Abraham dijo
a su servidor más antiguo, que era su mayordomo: “Te ruego pongas tumano bajo
mi muslo. 3 Me vas a jurar, por Yavé, Dios del cielo y de la tierra, que no
tomarás para mi hijo una mujer de entre las hijas de los cananeos que nos
rodean. 4 Sino que tú irás a mi país a buscar, entre mi parentela, una mujer
para mi hijo Isaac.” (Gn. 24,1-4)
No basta una vida vivida cara a Dios, es necesario poder explicar a los demás el significado de esa vida. Como decía San Pedro en su carta: "Dad razón de vuestra esperanza". Si no explicamos al mundo por qué la vida cristiana es tan maravillosa nunca lo van a comprender y no podrán compartir el gozo de la salvación. San Pablo decía: "¿Cómo se van a convertir sin nadie que les predique?"
Un último punto es el que afirmas que el magisterio es el que de verdad está cualificado para un apostolado activo. Éste es el problema de los españoles. Parece que los curas tenemos que predicar y los laicos que trabajar. Eso es mentira. Las primeras comunidades cristianas no se formaron por la predicación apostólica, sino por el testimonio de fe de muchas familias cristianas que huyendo de la persecución de los judíos se esparcieron por todo el imperio. Cuando los apóstoles iban llegando a esas comunidades ya formadas, bautizaban e instituían los ministerios de presbíteros y obispos, aunque de una forma todavía no tan estructurada. La comunidad ya estaba formada y la habían formado aquellos que se habían convertido por la predicación "activa" de los pimeros laicos.
El problema es que nos da miedo que nos "encasillen". Evidentemente, no se trata de aburrir a todo el mundo, como ya dije en el articulo, sino de amar a cada uno como Dios les quiere y darles la posibilidad de conocerle. ¿Por qué tú tienes fe desde pequeño y ellos no? ¿Es que Dios te quiere más a ti? ¿No será que Dios quiere que tú les ofrezcas la fe que tus padres te ofrecieron a ti? ¿Es que los padres ya no ofrecen la fe a sus hijos?
Gracias a Dios, la Iglesia subsiste con fuerza no sólo en el viejo continente. Una cosa que me llamó la atención de la Iglesia que vive en los Estados Unidos es la fuerza de los evangelizadores de aquella gran nación. Son los laicos que se dan cuenta de la gran misión que Dios les ha confiado. Podríamos aprender mucho de las Iglesias más jóvenes que sin complejos llegan más lejos.
Es cierto, como dice Pablo VI: "El mundo de hoy no escucha a los maestros y si les escucha es porque son antes testigos". Testigos que ofrecemos la verdad en hechos y palabras intrínsecamente unidos... ¿No te parece?
Un fuerte abrazo
Estimado don Borja,
ResponderEliminarBuena respuesta, aunque no puedo evitar hacer ciertas puntualizaciones.
San Francisco no era un laico (en esa época los religiosos ya se definían como un estado separado de los laicos) y la predicación activa se le supone (era un mendicante). Y aun así, es famoso por lo primero.
El ejemplo del hijo que pone los cuernos a su mujer es más bien un caso de corrección fraterna, tema claro y diáfano en el Evangelio y aunque es cierto que tiene su carga evangelizadora, no es la evangelización en el sentido al que me refería.
En lo que estoy absolutamente de acuerdo con usted es en el tema de los santos; han desaparecido los modelos de vida. Antes, puede que yo no conociera personalmente a San Francisco, pero podía saber de su vida, admirarle e imitar cosas. Los modelos de santidad se han esfumado, pero la necesidad de héroes no, por lo que Batman, Superman, Spiderman, y demás personajes han llenado este vacío, y sinceramente no es lo mismo.
La Revelación se dio en hechos y palabras, pero esas palabras no fueron una doctrina sistemática y perfectamente organizada (como se puede comprobar en la Biblia); eso vino mas tarde en la vida de la Iglesia. Cristo habló, ciertamente, pero el factor racional y sistemático vino después (no entraré aquí en la eterna discusión teológica sobre las relaciones de la razón y la fe). Lo que me refería es que claro que hay que hablar (y entender), pero en la evangelización unas palabras simples y llenas de vida llegarán, hoy en día, mucho más lejos que un discurso teológico perfectamente sistemático y redondo. Eso hoy no mueve a los laicos.
Lo de la moralidad es totalmente cierto, pero tampoco veo esa alegría en los rostros de los católicos, que debería distinguirlos. Por supuesto, no es siempre así.
1 Pedro 3, 15 es ciertamente un argumento demoledor y exige dar razón de la fe, pero no veo que haya de inferirse de ahí una predicación estructurada y sistemática, que ciertamente no existía en su época. Exige conocer mínimamente las verdades de la fe (el Símbolo de los Apóstoles). Y apostaría que sin el amor y la vida en Cristo, Pedro no pretendería una predicación muy brillante.
Mi comentario sobre el magisterio no se refiere a la evangelización en general, sino a la evangelización explícita que precisa de argumentos y disquisiciones. Estoy de acuerdo con usted que la Evangelización es labor de toda la Iglesia. Pero padre, por favor, seamos realistas: ¿cuál es el nivel de los laicos respecto a la capacidad de explicar la fe católica? ¿Cuántos catequistas conoce usted que cumplan las condiciones para ejercer este servicio según las muy claras y explícitas orientaciones del Vaticano en el documento de referencia que tienen para esto? Por cierto, eso sí es una asignatura no resuelta en la Iglesia.
Pero veo que coincidimos en lo fundamental: todo desde el amor, o nada tendrá sentido.
Bueno, como vas perfilando los términos en los que hablas es más fácil entendernos.
EliminarLo primero, en ningún momento he dicho que fuera laico, como le citabas como ejemplo evangelizador usaba el mismo ejemplo que tú. En todo caso, no sólo era religioso, sino que pertenecía a la estructura jerárquica de la Iglesia, pues había sido ordenado de diácono.
Es cierto que la primera evangelización no va a ser ofrecer un cuerpo sistemático de doctrina. Es una primera invitación, que tiene más de seducción que de doctrina, pero sí es cierto que en ese acercamiento es muy importante ofrecer la posibilidad de una buena formación doctrinal, invitar a un grupo, a charlas, conferencias... Porque si no la evangelización quedará vacía. Primero se suscita el interrogante y luego se llena la cabeza y el corazón, evidentemente.
Lo que dices de la falta de alegría en muchos católicos es como decir que hay muchos bautizados que no son católicos. Te doy la razón. Pero también, cuando te mueves en estos ambientes, conoces mucha gente muy prometedora. Hay parroquias con mucha vida, movimientos, instituciones... Sí que cada vez, los que son católicos, cada vez son más conscientes. Han despertado del sueño tibio de la España católica irreal.
Si nos conformamos con la Misa dominical, evidentemente nunca vamos a formar laicos que realmente tengan un impulso apostólico claro. ¿Por qué te crees que las instituciones y los movimientos nos dan a las parroquias sopas con hondas? Hace falta una formación y un compromiso para recibir esa formación muy serios. Sólo los que aman mucho lo descubren. Y por desgracia, los que aman mucho nunca son mayoría... Pero para eso trabajamos y nos desvivimos, ¿verdad?
Un fuerte abrazo y te animo a poner en práctica tu tesis. Que seas apóstol de apóstoles. Que lleves la doctrina y la luz de Cristo al corazón de cada persona con la que te encuentres... Que te preocupes por cada uno y llegues, como decía San Pablo, a "tener los mismos sentimientos de Cristo".
Un fuerte abrazo
Padre, ¿Puede un pecador indigno ser llamado por el Señor?
ResponderEliminarNi el más santo de los santos es digno ante Dios. Dice el Catecismo de la Iglesia Católica:
Eliminar"2007 Frente a Dios no hay, en el sentido de un derecho estricto, mérito por parte del hombre. Entre Él y nosotros, la desigualdad no tiene medida, porque nosotros lo hemos recibido todo de Él, nuestro Creador.
2008 El mérito del hombre ante Dios en la vida cristiana proviene de que Dios ha dispuesto libremente asociar al hombre a la obra de su gracia. La acción paternal de Dios es lo primero, en cuanto que Él impulsa, y el libre obrar del hombre es lo segundo, en cuanto que éste colabora, de suerte que los méritos de las obras buenas deben atribuirse a la gracia de Dios en primer lugar, y al fiel, seguidamente. Por otra parte, el mérito del hombre recae también en Dios, pues sus buenas acciones proceden, en Cristo, de las gracias prevenientes y de los auxilios del Espíritu Santo."
Si Dios te llama alégrate porque Él te va a daar la gracia suficiente para corresponder. No te agobies por tus limitaciones ypecados, ten fe y espera en Dios que Él te levantará por encima de tus posibilidades para que hagas lo que Él quiera.
Un fuerte abrazo