Lucha.- Dominio de sí.
Mucha gente piensa que lo que nos distingue de los animales en el sentimiento. Eso es mentira, basta tener un perro para darse cuenta de que los animales pueden tener sentimiento, incluso casi de cariño.
Uno de los atributos que Dios ha dado al hombre es la VOLUNTAD. El animal tiene instintos que le dominan. No puede evitarlo. Si un perro ve a su amo en peligro va a defenderle siempre, no puede evitarlo, a no ser que el miedo sea mayor. Tú puedes decidir qué hacer. A lo mejor no defiendes a un amigo, no por miedo, sino para que aprenda una lección. El animal nunca te va a enseñar. Los animales tienen instintos, los humanos tenemos impulsos. No te dominan, sino que tiendes a algo, pero por un motivo superior puedes renunciar a satisfacer tus impulsos porque sin VOLUNTAD tampoco tendríamos LIBERTAD.
(No os metáis a definir la libertad, eso lo dejamos para el próximo día).
La voluntad es la capacidad que tenemos los seres humanos de tender hacia un bien que comprendemos por la inteligencia. De alguna manera, sería la inteligencia práctica. Yo quiero algo y puedo poner los medios necesarios para conseguirlo.
La Voluntad es algo muy necesario para vivir, pero que muchas veces no lo ejercemos y nos dejamos llevar hasta que parecemos animalitos incapaces de reaccionar. Hoy por hoy, muchos adolescentes si vieran una mujer desnuda tratarían de acostarse con ella si pudieran, sin pararse a considerar nada. Más que impulsos parece que tienen institntos, ¿por qué? Poruqe en ese tema no han luchado contra sus pasiones en toda su vida y son incapaces de reaccionar con humanidad. No están entrenados. Su voluntad es como un músculo flojo y fofo, que no sirve para aquello para lo que fue creada.
Otros ejemplos:
A veces, te despiertas por la mañana de mala leche, sin saber por qué. Simplemente estás enfadado y necesitas que los demás se den cuenta. De este modo, no sólo te amrgas tú, sino que también amargas a todo el que te rodea, hasta que se genera una situación muy desagradable y te acabas quedadndo solo. Entonces, ya tienes un motivo real para sentirte mal y te amargas todavía más y aún generas un rechazo mayor en todos los que te rodean...
Y TE VUELVES INSOPORTABLE.
Otras veces, no nos apetece estudiar o nos apetece mucho más otro plan, de este modo, en vez de estudiar nos lo pasamos fenomenal hasta que llegan las notas y entonces decimos... ¡qué horror por qué no habré estudiado! Si esto nos pasa una y otra vez, llegamos a la conclusión de que todo es imposible y nos abandonamos en la desesperanza y nuestra vida se va por el retrete.
En otras ocasiones, puede ser que quiera ponerme en forma, pero es que hacer ejercicio un día es divertido, pero si lo intento todos los días acabo hasta las narices. Dejo de hacerlo y voy engordando y engordando hasta que no puedo ni correr cinco minutos. De modo que llego a pensar que soy incapaz de hacer ejercicio.
¿NO TE DAS CUENTA DE QUE NO SOMOS INCAPACES SINO QUE NOS HEMOS HECHO INCAPACES?
Ésta es la verdad. Todos nacemos siendo capaces de todo, pero nos hemos convertido en unos inútiles por nuestra propia cuenta.
De modo que si yo mismo he renunciado a algo por no trabajarlo, si me pongo a hacer algo poco a poco, seguramente llegaré a poder hacerlo.
A veces miento y me doy cuenta de que es más fácil mentir que decir la verdad porque así evito problemas, hasta que llega un momento en el que nunca digo la verdad, sino que me paso la vida escondiéndome detrás de mentiras porque habitualmetne da resultado. Hasta que tengo problemas con todo el mundo porque ya nadie se fía de mí, porque me has descubierto más de una vez, pero como me he convertido en un mentiroso compulsivo, lo niego y le echo a todo el mundo las culpas de mi situación y es que relamente llego a pensar que me han dejado tirado.
¿Y si lo reconozco pido perdón y comienzo a decir la verdad? Cuesta un mundo, pero quizás llegue un momento en el que pueda recuperar la confianza de los demás.
Basta que me domine.
¿Gobierno mi propia vida? ¿Soy dueño de mí mismo? ¿O soy un esclavo? Si me creo incapaz de hacer las cosas, soy un esclavo. Si me domina la pereza, soy un esclavo. Si me domina la lujuria, soy un esclavo. Si me dominan los caprichos hasta anteponerlos a la justicia o tratar bien a los demás, soy un esclavo. Si te dominan los estados de ánimo, eres un esclavo.
Todos en algún punto nos reconocemos como esclavos o, por lo menos, que nos cuesta mucho algo.
¿Cómo puedo corregirlo?
Obrando justo al revés de como nos hemos convertido en esclavos. Primero es necesario aceptar que hay algo que no hacemos bien. Luego es muy importante reconocer que podemos resolverlo, que podemos cambiar ese punto concreto de nuestra vida. Si fuera imposible, nadie lo dominaría y vemos que hay personas que son capaces de vivir eso que a mí tanto me cuesta.
¿Cuál es la diferencia entre esas personas y yo? Pues que ellos llevan luchando mucho tiempo contra ese vicio, mientras que yo me he dejado derrotar y ya no peleo.
Quizás, si comienzo a enfrentarme a eso, pueda ir saliendo, despacito, de esa situación. No voy a dejar de ser un vago, o un mentiroso, o un egoísta, o un impuro... de la noche a la mañana. Por mucho que luche, siempre va a ver un primer momento en que todo me cueste muchísimo, caeré muchas veces, pero si no me dejo arrastrar por la desesperación podré salir victorioso. Durante mucho tiempo me costará primero mucho más que a otros, luego un poco más que a otros, pero llegará un momento en que no me dominará y al final me resultará más fácil lo bueno que lo malo.
Para salir de una cárcel hay que hacerse un plan, para salir de la esclavitud es necesario organizarse un plan de vida. Es necesario poner medios concretos que nos ayuden a luchar y a ver si realmente vamos triunfando o no adelantamos nada. Por eso es muy bueno tener dirección espiritual par que nos ayuden a luchar, recen por nosotros y nos ayuden a poner los medios necesarios. También viene muy bien tener la ayuda de Dios Omnipotente que nos de su fuerza para salir adelante con los sacramentos y la oración y un grupo de amigos que luchan con nosotros y les vemos mejorar y nos animan, eso es el grupo cristiano.
Se trata de decidirnos a cambiar en eso que no nos gusta, querer llevar las riendas de la propia vida y poner los medios con constancia, a pesar de que muchas veces parezca que no logramos nada. No dejes de luchar y saldrás adelante con la ayuda de Dios.
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