A medida que voy leyendo, gracias a Dios, los textos del viaje de nuestro Santo Padre al Reino Unido, me doy cuenta de la enorme trascendencia que tiene este viaje no sólo para aquellas naciones, sino para toda Europa. Ha vajado al corazón del agnosticismo, de la duda, de la separación.
Y ha aportado la luz de la esperanza, de la salvación. Les ha dado a Cristo nuestro Salvador. Vamos a rezar todos por los frutos imprevisibles de este viaje apostólico que nos ha dejado como colofón la canonización de un testigo cualificado de le fe sobre el subjetivismo, de la esfera social del cristianismo y su influencia en la sociedad, por encima de quienes se reían de él y trataban de arrinconar la fe a la esfera meramente privada de los fieles.
Veritatis Splendor, es lo que luce.
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