Creo que me he explicado mal en el artículo sobre el Jueves Santo. Algún comentario sugería que "añoro" Caná. No la añoro, sino que admiro a don Jesús y a todos los curas de esa parroquia, son de mis mejores amigos.
No quería, en absoluto, dejar en mal lugar a mis parroquias de Santa Elena y Santa Barbara, comparándolas con Caná.
Trataba de distinguir las distintas pastorales de las parroquias.
Mirad: conozco algunos curas que dejándose llevar de la pasión han intentado "plasmar" lo que ellos han entendido que es Caná a otras parroquias, pensando que Caná es un modelo posible para otras parroquias. No sólo es que yo crea que es un error, es que objetivamente han fracasado, han hecho daño a las personas de sus parroquias y no han conseguido nada.
Creo yo, que cada persona es un mundo y cada parroquia, ¡no digamos! Jamás ha sido mi idea convertir a mis parroquias en Caná. Santa Elena debe ser Santa Elena y Santa Bárbara, debe ser Santa Bárbara. Ni si quiera deben parecerse entre sí. Aunque estén unidas por los curas, cada barrio es muy distinto y la psicología "parroquial" también. De hecho, los feligreses de Santa Elena antes eran de Santa Bárbara y se enfadaron cuando las separaron y curiosamente ahora no pisan Santa Bárbara ni hartos de vino. Es una exageración, en ocasiones (pocas) si se acercan.
A veces, me quejo de que no usan a los curas. Algunos se limitan a venir a Misa, confesarse de vez en cuando y ya está. Eso sí, quieren que el cura esté por si necesitan algo. Simplemente nunca han visto que un cura sirva para otras cosas. No es culpa suya. Les han enseñado a lo largo de los años, que con recibir los Sacramentos de Iniciación Cristiana, uno ya sabía lo que necesitaba. Se conforman con lo que les han dado: no hacen apostolado porque jamás les han hablado de que haya una exigencia apostólica en la vocación cristiana. Otros pertenecen a distintas instituciones eclesiales, sí que se mueven mucho, pero no necesitan gran cosa de la parroquia. Les gusta que los curas prediquen bien y se conforman con poco.
Son parroquias con poco más de mil habitantes cada una. Evidentemente, Caná es todo lo contrario, pero os voy a dar una diferencia sustancial entre mis parroquias y Caná.
Cuando estuve en Caná simplemente me encargaba de confesar (en mi pasión, me encanta y me entusiasma y me enamora), ni siquiera celebraba a diario en la parroquia, sino que era el capellán de las monjitas de "Ianua Coeli" a las que quiero de corazón. En la parroquia celebraba los domingos y algún bautizo que otro. Alguna comunión a enfermos llevé, pero no sistemáticamente, sino supliendo a algún cura. Es cierto que cogí mucho cariño a algunas personas, son encantadores... pero no eran mis feligreses.
En santa Elena y Santa Bárbara, sobretodo llevo comuniones a ancianos. He bautizado algún niño en el hospital, he confesado, les he dado la unción de enfermos, la indulgencia plenaria y la comunión a casi todos los viejecitos que se han muerto en mi parroquia... Llevo dos años con ellos. Estoy bautizando a sus nietos, dándoles la primera comunión y casándoles. Estoy no sólo casando a muchos de los que se acercan a Santa Bárbara sin ser de la parroquia, sino que conseguimos confesarles e incluso que reciban el sacramento de la confirmación antes de la boda... Alguna vez nos paran (a todos los curas de la parroquia) por la calle para agradecernos la acogida en la parroquia y asegurarnos que han empezado a ir a Misa. Hemos derivado a más de viente chavales a distintos movimientos y grupos de la Iglesia, a más de uno, le hemos llevado a la "competencia" a una parroquia del barrio que tiene gente joven. Algunos matrimonios han empezado a acudir a algún movimiento familiar gracias a las catequesis prebautismales de la parroquia.
Gracias a Dios, son familias que quieren a los curas y nos lo hacen saber. Se acercan a veces a la sacristía para decirnos lo que les ha llamado la atención de la homilía o algún error que hemos cometido, porque nos quieren y quieren felicitarnos y que mejoremos. Sí que hay un claro cariño recíproco y que se aprecia a simple vista.
Gracias a Dios, son familias que quieren a los curas y nos lo hacen saber. Se acercan a veces a la sacristía para decirnos lo que les ha llamado la atención de la homilía o algún error que hemos cometido, porque nos quieren y quieren felicitarnos y que mejoremos. Sí que hay un claro cariño recíproco y que se aprecia a simple vista.
Además, en Caná son muchos sacerdotes y todos son muy majos,era imposible "destacar". Aquí sólo estamos dos a tiempo completo, se me notan menos los defectos y quedo mejor. Je...
Tengo unos sacerdotes adscritos (su misión es celebrar alguna Misa y ya está) que valen mi peso en oro. Son mayores, van teniendo sus manías, pero nos queremos un montón. En Santa Elena tengo a mi mejor amigo de la parroquia: don Amadeo (siendo adscrito es en quien más me apoyo, me aguanta y desayunamos juntos) y a don Javier (que con nuestro genio hemos aprendido a no chocar, a reirnos juntos y hacernos la vida más fácil) y creo que hacemos un buen trío. En Santa Bárbara tenemos a don Eduardo (antiguo juez de la Rota) que es un sacerdote bueno como él solo, amable, buen cura y servicial y a Juan, que es el mejor sacerdote estudiante que he conocido: confiesa en todas las Misas de domingo, abre y cierra, celebra bodas y bautizos cuando no damos abasto, es humilde, alegre y está para todo lo que le pidas. Del párroco, don Pablo, no hablo porque ya no sé dónde está: si por aquí o en Vallecas. Aunque digo que no se fía de mí porque no delega nada, creo que lo hace por no agobiarme. Algo se fiará cuando acabo haciendo lo que me da la gana en Santa Elena.
Hoy, un feligrés me ha secuestrado para que le llevara la comunión a su padre, pues me había comprometido ya varias veces esta Semana Santa y nunca terminaba de ir. Al salir se reía de la "operación". Todos mis ancianitos me han pedido que en Pascua les de la unción. Todas las familias de mi parroquia son muy piadosas y saben lo que quieren.Si no tengo chavales es porque todos están en colegios religiosos donde se trabaja pastoralmente mejor de lo que yo lo haría y los chavales que me han llegado, como ha sido con cuentagotas, les he derivado a otros lugares, pero mantenemos una cierta dirección espiritual y, a veces, alguno viene a estudiar a la parroquia, cuando no tiene sitio en casa o le cuesta mucho centrarse y quiere que le pregunte las lecciones.
No tengo que pelearme con nadie por mantener la doctrina católica. Simplemente, a veces, les hablo "fuerte" para que reaccionen y se conviertan un poquito más. Realmente, puedo decir que les quiero. La caridad pastoral no me cuesta con ellos, me cuesta no dejarme llevar por la pereza.
Estoy encantado con mis parroquias. Si bien es cierto, que podrían "usarme" más.
Eso no significa, que, de vez en cuando, no venga bien ir a la parroquia de un amigo para respirar otro ambiente. Sobre todo cuando uno tiene 36 años y suele estar rodeado de gente un pelín mayor.
Quizás, me queje de mis parroquias, pero es de vicio.
Quizás, me queje de mis parroquias, pero es de vicio.
Por cierto, la foto de la entrada es porque tengo una imagen original de Ávalos, representando una Piedad muy parecida a la del Valle de los Caídos.
Y ésta foto de un cuadro en Santa Bárbara la he puesto porque el confesionario que aparece en la esquina inferior izquierda es donde yo me siento.
Lo que sí reconozco es que muy majos tendrán que ser los feligreses de la próxima parroquia para que no añore a mis helenistas y bárbaros feligreses. Me daban ganas de empezar a citar familias, pero como tengo la cabeza como la tengo, seguro que me olvido a alguien y, luego, me arrepiento. Sólo citaré para que recéis a los niños recién nacidos o no nacidos todavía que están enfermitos: Santiago, Guillermo, el hijo de Olalla, Pablito, Nacho, David y Ana.
Un abrazo y muchas gracias por los ánimos.
Lo que sí reconozco es que muy majos tendrán que ser los feligreses de la próxima parroquia para que no añore a mis helenistas y bárbaros feligreses. Me daban ganas de empezar a citar familias, pero como tengo la cabeza como la tengo, seguro que me olvido a alguien y, luego, me arrepiento. Sólo citaré para que recéis a los niños recién nacidos o no nacidos todavía que están enfermitos: Santiago, Guillermo, el hijo de Olalla, Pablito, Nacho, David y Ana.
Un abrazo y muchas gracias por los ánimos.
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