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domingo, 1 de mayo de 2011

¿Quién es San Pedro y cuál es su carisma?

Ésta es la cuarta catequesis: sólo faltan dos, gracias a Dios.


Toda la vida de Cristo es salvación para nosotros, no sólo su muerte y Resurrección. A lo largo de toda su vida nos estaba salvando con sus alegrías y tristezas, sus éxitos y fracasos... Toda su vida es SALVACIÓN.

San Pedro fue un éxito de su hermano Andrés, que fue quien le presentó al Señor. "Hemos visto al Mesías..."

Era un rudo pescador, de gran fuerza, coraje y personalidad. Con un corazón de oro y demasiado impulsivo. Hoy volvería a ser Papa, pero porque el Espíritu Santo lo arreglaría todo, pero la Curia se escandalizaría de que eligieran a un bruto como él.

Mientras Jesús caminaba en carne mortal, Simón, a quien Jesús cambió el nombre por "Cefas" o "Piedra", se erigió en el portavoz de los Apóstoles. Parecía que todos aceptaban el "status quo", aunque no faltaron peleas del resto del grupo buscando un hueco en el gobierno cuando Jesús instaurara el Reino.

En otra ocasión, cuando Pedro responde en nombre de todos que Jesús es el Hijo de Dios, el Señor afirma con contundencia "y Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella". Aunque un instante después, Pedro volvería a meter la pata y Jesús le alejaría de Sí como al mismísimo Satanás. Jesús le corrige duramente, más que a ningún otro, porque le va a confiar la misión más importante.


En medio de la Última Cena, Jesús conmovido en lo más profundo de su ser, le dijo a Pedro que el diablo le había reclamado para cribarlo, pero que Él había rogado por Pedro al Padre para que no sucumbiera en la tentación. Después, le dijo delante de todos: "Cuando te levantes, confirma en la fe a tus hermanos". Se nota que Jesús le veía como quien garantizaría la UNIDAD del grupo apostólico.

Una vez que Jesús resucitó, le confió una misión especial: "Apacienta mis ovejas". Se lo dice tres veces, después de que tres veces Pedro le confiese su amor y no cualquier amor, sino que Jesús le pregunta: "¿Me amas más que éstos?". Le exige un amor más grande porque más grande será su misión. Pedro había negado a Jesús y éste le perdona una y otra vez y no le retira su misión por no dar la talla. Jesús no se escandaliza de nosotros.

Más tarde, será Pedro quien decida lo que deben hacer para sustituir a Judas y sale elegido Apóstol, Matías. En el Concilio de Jerusalén es él quien toma la palabra para poner fin a las disputas y decidir lo que se va a hacer.

Algo más tarde, cuando ya Pedro ha muerto y le ha sustituido su sucesor, en la comunidad cristiana de Corinto se suscitó un gran problema de los cristianos contra su obispo y acuden al sucesor de Pedro para que resuelva la contienda.

Como se ve, Pedro fue la Piedra donde se talló la fe de la Iglesia. Todos los Apóstoles tienen una misma misión, pero todos reconocen que Pedro es el primero de ellos y tiene una autoridad real sobre sus hermanos Apóstoles. Su carisma fundamental es garantizar la unidad de la Iglesia.

Todos los Apóstoles teminaron asociándose a alguna comunidad determinada: Santiago fue obispo de Jerusalén, Juan terminó asociándose a la comunidad de Patmos donde fue desterrado y Pedro, después de alguna vuelta, terminó encargándose de la Iglesia de Roma, es allí donde se descubrieron sus restos, bajo el altar de la Basílica que lleva su nombre. Por eso, es la sede de Roma, la sede del Papa. La cátedral del obispo de Roma sin embargo no es San Pedro, sino San Juan de Letrán. ¿Y por qué no cambiamos la sede del Papa a Washington? Porque seguramente, Pedro iría a Roma por ser la capital del imperio y la capital del imperio hoy está en EEUU.

La sede de Pedro no es Roma por ser la capital del imperio es Roma porque fue allí donde fue martirizado y fue de esa comunidad de la que se encargó al final de su vida. Roma es Roma por San Pedro, no al revés.

El Papa es el sucesor de Pedro, como los obispos son los sucesores de los Apóstoles. Por eso, es Roma donde está el Papa.

¿Cuál es la misión del Papa? A lo largo de la tradición se le ha llamado el vicario de Cristo. También se ha dicho que la Iglesia está donde está Pedro. Y tienen toda la razón. El Papa es el que aglutina a todos los obispos, como antes hiciera Jesús. Si algún obispo dice algo contra lo que ha dicho el Papa, queda fuera de la Iglesia. Los obispos tienen autoridad, mientras vivan en comunión con el Papa, esto es, mientras defiendan la Verdad de la Iglesia.

En definitiva, lo que dice el Papa va a Misa. Si quieres tener la certeza de no equivocarte, busca siempre qué es lo que dice el Papa porque él es la garantía de la Iglesia.

¿Entonces los obispos son como gobernadores del Papa, inferiores a él? No. Los obispos reciben su autoridad del mismo Cristo. El Papa no es más que ellos, es también obispo con ellos. No existe una ordenación de Papa, sino una coronación.

Los obispos son los "jefes" de su propia diócesis, aunque el Papa tenga una potestad directa, automática e inmediata sobre toda la Iglesia. De algún modo, cada Iglesia diocesana es la Iglesia Universal y la Iglesia Universal existe en cada diócesis. Esto es, cada diócesis dispone de todos los medios salvíficos, como si fuera la Iglesia Universal, porque al frente de cada diócesis está uno de los sucesores de los Apóstoles de Cristo. Los obispos entre sí forman el COLEGIO APOSTÓLICO que cuando se reúnen en Concilio Ecuménico constituyen la máxima autoridad en la Iglesia. Si bien, es necesario apuntar que el Concilio Ecuménico tiene autoridad siempre que estén "cum et sub Petro", "con y bajo Pedro". En comunión con el Papa y nunca por encima de él.

Como el Santo Padre tiene una responsabilidad tan grande, de velar por toda la Iglesia, en todo el mundo. Debemos ayudarle a cargar con ese peso, rezando por él todos los días, queriéndole mucho y apoyándole con nuestra presencia siempre que podamos y como este verano viene a nosotros en Madrid, ¿cómo no vamos a salir a recibirle, a escucharle y aprender de él y a unirnos con toda la Iglesia? 

Podríamos plantearnos qué sacrificios vamos a estar dispuestos a ofrecer por él y por su ministerio, cuánto vamos a rezar por él y, desde luego, estemos siempre prontos a defenderlo, obedecerle y amarle.

¡ VIVA EL PAPA !

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