Siento mucho los retrasos, actualizaré el blog de vez en cuando, pero tened paciencia, please:



La vida de un sacerdote en Madrid es algo compleja, hacemos lo que podemos y que Dios ponga el resto. Si quieres contribuir pide a Dios que nos envíe más sacerdotes.

Un fuerte abrazo

miércoles, 8 de junio de 2011

Dejo muchas cosas:

Este curso ha sido cuanto menos "curioso". He estado (sí, uso un tiempo perfecto) en dos parroquias chiquititas en habitantes. Tras años en una parroquia en la que tenía a mucha gente en contra, al llegar a mis nuevos destinos me encontré con un equipo sacerdotal extraordinariamente estupendo. Un párroco que aunque tenía pinta de serio, es más bueno que el pan. Unos adscritos, por lo general, dispuestos a todo por la patria, je... Y unos feligreses católicos, quizás con no demasiadas ganas de complicarse la vida, pero con una estructura mental católica; que se fían de la Iglesia, vaya... Para que conste y todo el mundo sepa quienes son esos curas y feligreses tan majos, las parroquias donde he servido son: Santa Elena y Santa Bárbara.

He disfrutado como un enano con ellos. Respecto a las bodas queda un sabor agridulce, pues hemos celebrado muchas bodas con personas que pasaban de todo, aunque también he conocido a parejas que aunque cuando llegaron a la parroquia no fueran a Misa sí había un buen "rollo" muy sano y creo que han salido mejor de cómo entraron. Hemos tenido frutos en la pastoral matrimonial de la parroquia, gracias a Dios. Algunos terminaban confesándose y varios hasta recibieron el sacramento de la confirmación.

En términos absolutos es más que positivo el balance de los dos cursos en los que he servido a estas parroquias. No sólo por el apostolado, sino por las personas y familias que he conocido en estos barrios céntricos de Madrid. Incluso con algunas personas con las que al principio tuve algún problema, parece que pudimos solucionar las disputas.

Desde el principio de curso, me dieron nombramiento para la Pastoral Universitaria, en la facultad de CC. de la Información, porque un amigo mío me lo pidió. Faltaban curas. Apenas he hablado aquí de mi labor universitaria porque tampoco estoy muy orgulloso de lo que he hecho. Es cierto, que he "estado", que ya es un avance en la facultad a la que he servido, pero no me he metido a saco.

Por un lado, por una cierta inseguridad y timidez inusual en mí, quizás consecuencia o "ramalazo" de mis crisis de ansiedad; también por no saber cómo hacer. En definitiva, salvo alguna iniciativa con profesores y alumnos que tuvo un éxito relativo; por lo menos comenzamos a hacer algo juntos; simplemente estaba en la capilla rezando por estos irredentos periodistas y esperando por si acaso alguien necesitaba confesión o hablar con el capellán. He hecho algunos amigos, hemos colocado carteles en puntos estratégicos y he rezado e intentado ser fiel a mi labor. Pero, aún así, la valoración general es de fracaso. Quizás, con el paso del tiempo consiguiera ganarme a más personas y crecer en confianza para empezar a ir por los pasillos haciéndome el encontradizo con los universitarios, pero lo cierto es que estaba más solo que la una. Me han faltado cimientos para trabajar.

Al final, me doy cuenta de que hubiera sido más fructífero (humanamente) quedarme en la parroquia con las puertas abiertas, aunque no pasara nadie. Alguna vez, alguno pasaba y rezaba y hasta se confesaban.cosa que en la facultad han sido unas pocas, muy pocas, excepciones. Por no hablar de la falta de cooperación de mi compañero de pastoral.

Decisión tras la evaluación: prefiero centrarme en la parroquia y dejo la capellanía universitaria para quien tenga más cara que yo. Es necesario reconocer dónde están los propios límites.

También he estado ayudando, eso sí, sin nombramiento, ni responsabilidad en las Congregaciones Marianas de la Asunción. Una vez, sustituí al P. Juan Antonio Granados (un sacerdote de los "discípulos", estupendo con un sentido común, amor a Dios y a la Iglesia aplastante, una formación sólida y una buena dosis de humildad) llevando una reunión de equipo. He echado una mano a los chavales de "Agape", quienes repartían mantas, caldo y bocatas a los vagabundos del barrio. He llevado a los alevines y a las alevinas (niños y niñas de entre 5-6 años hasta la adolescencia) ayudando a sus mandos, celebrándoles las Misas, confesándoles y supervisando los temarios de formación. Ahora estamos preparando los campamentos. También hemos apoyado a las catequistas de confirmación, que son de los mejor que hay, aunque sigo pensando que tenemos que cambiar el modelo de retiro y convertirlo en una convivencia con ratos de oración, formación, convivencia y ocio. Este verano, si Dios quiere, adaptaremos el temario de las catequesis.

Me han dado la vida, he conocido familias maravillosas y unos sacerdotes estupendos. Mi párroco me ha suplido en numerosas ocasiones en la parroquia para que pudiera ayudar a la Congre. Realmente, he tenido cancha para trabajar y los mandos (como llaman aquí a los monitores), pese a que se habían acostumbrado a no tener ningún cura que les "mangoneara", se han adaptado con una docilidad envidiable. Ha sido estupendo, pero no tengo nombramiento y si me voy de las parroquias donde he estado ahora, no voy a tener tiempo, ni oportunidad de seguir ayudándoles.

Por otra parte, colaboré con Paula y Mercedes (congregantes marianas) en las catequesis de primera comunión y confirmación del colegio Bernardette en Aravaca. Aquí sólo quiero decir que al equipo de catequistas me lo llevaría a cualquier parte. Son lo mejor que he visto. Entregados, fieles, católicos, intentando llevar a los chavales a Misa, quedando con ellos... El balance sería estupendo, si no fuera por la dirección del colegio. Para no abundar más en el tema, sólo diré que es el último año que damos catequesis en colegios que no sean oficialmente católicos. No es decisión personal, estamos avalados por el vicario episcopal. Propiamente, el gesto que nos falta por hacer es sacudir el polvo de nuestras sandalias y evitar que cualquier padre envíe a sus hijos a esa cueva "regalista" y soberbia donde han tratado de manipular a la Iglesia para conseguir sus propios fines.

Uno de los tesoros que me ha traído este curso es el COF VIRGEN DE OLAZ. En principio, es responsabilidad del P. Igea, pero como nunca sacaba tiempo para atender a las personas que venían pidiendo ayuda al COF, me empezaron a pedir si podía hablar con algunas personas y comenzamos a llevar su dirección espiritual. Es una labor preciosa, un trabajo de fondo. Al principio, no parece muy atractivo porque te comes los marrones de mucha gente, pero visto desde Dios, es lo que ha alimentado mi ministerio este curso. Ayudar a cimentar muchas familias y matrimonios, creo que éste es el apostolado básico que un cura puede ejercer. Ayudar a las familias. Gracias a Dios. Eso es de lo que más orgulloso me siento de mi ministerio de este año, junto con los ENS (Equipos de Nuestra Señora). Todo lo que pueda ayudar a las familias en mi vida, me consagraré a ello en cuerpo y alma. Creo que todo es poco para las familias. Es el apostolado del futuro en la Iglesia.

Por fin, he seguido con mi equipo de los ENS. Aunque estamos atravesando un bache, creo yo que pueden salir cosas muy buenas, para empezar que los ENS se den cuenta de que no pueden caminar tres o cuatro matrimonios solos, tenemos que unirnos con más gente. Cuantos más seamos, más riqueza aportaremos.  

Al final, hablé con mi vicario episcopal. Lo que parece claro es que me voy. Todavía no sabemos dónde. Así que vamos despejando agendas y abandono la Universidad y la Congre para centrarme en mis nuevos destinos.

Han sido unos años de mucha gracia de Dios, de algo de correspondencia y de mucha debilidad personal. No considero que haya estado a la altura, ni por asomo. Me ha faltado mucha entrega y hubo personas que murieron sin que el cura llegara a atenderles a tiempo. Que Dios me perdone. Al margen de mis debilidades he disfrutado como un enano y hemos luchado mucho y en ocasiones bien. Ciertamente, no me han planteado la posibilidad de continuar, pero también es cierto que con el párroco nuevo y la marcha de los mejores adscritos, creo que comienza una etapa nueva para un equipo nuevo en estas parroquias. Si me lo hubieran planteado, no sé qué hubiera dicho, pero realmente, creo que es mejor salir ya y enfrentarme de nuevo con parroquias grandes, con mucho trabajo. He aprendido a disfrutar con lo que hago sin agobiarme por hacer más. Disfrutar tratando con cada persona sin presionar para que de más.

Al final del curso, sólo puedo decir: Gracias a Dios y a mis feligreses, en primer lugar. Gracias a la Congre que me ha dado la oportunidad de trabajar hasta agotarme y conocer a muchas familias fantásticas. Gracias a Dios por las maravillas que hemos realizado juntos y los frutos que hemos visto a lo largo de estos dos años. Gracias a todos los sacerdotes con los que he podido trabajar este curso, en primer lugar, mis curas: Don Pablo, Don Juan, Don Eduardo, Don Amadeo y Don Javier. En segundo lugar: el Padre de la Cueva y P. Juan Antonio Granados, de quienes tanto he aprendido y tan bien me han cuidado. Al mismo tiempo, mis compañeros de la Universidad: Feliciano, Juan Ardula, Juan Carlos, Paco Bueno y todos que ¡son de lo mejor que hay en la diócesis! y por fin Javier Igea, con quien empezamos muy bien. No hablo de los ENS porque sigo con ellos, esto sí va conmigo adonde quiera que vaya, como si siguen pidiéndome ayuda los del COF. Vaya por delante mi sí permanente y fiel. Pase lo que pase, con las familias a muerte. O mejor, con las FAMILIAS a VIDA. Esto sí que lo tengo muy claro, gracias a Dios.

Un abrazo

3 comentarios:

  1. Deberías plantearte, Borja, escribir con un pseudónimo. Pero me gusta tu manera sincera de reflexionar.

    ResponderEliminar
  2. Los pseudónimos nunca me han gustado, m parece esconderse. Si no quieres decir algo, no lo dices. En todo caso, lo que me llamó la atención a la hora de crear el blog, es precisamente decir las cosas como son, con educación y respeto. Exponerse un poco, que eso ayuda mucho. Algo de carnaza para afectar.

    ResponderEliminar
  3. ¡Qué bonito Don Borja!
    Nosotros también te vamos a echar mucho de menos! Nos has ayudado un montonazo este año y aunque sé que estás harto de oírlo MUCHAS GRACIAS!!!! Creo que no soy la única que puedo decir que gracias a ti he dado una gran zancada hacia la santidad!! Doy gracias a Dios por haberte puesto de encargado en Santa Elena. Ha sido una maravilla trabajar contigo, tanto en los momentos malos como en los buenos.
    Te recuerdo que SIEMPRE estarás en nuestras oraciones, te encomendamos con especial cariño!!!!
    AMDG!!!

    ResponderEliminar