Siento mucho los retrasos, actualizaré el blog de vez en cuando, pero tened paciencia, please:



La vida de un sacerdote en Madrid es algo compleja, hacemos lo que podemos y que Dios ponga el resto. Si quieres contribuir pide a Dios que nos envíe más sacerdotes.

Un fuerte abrazo

jueves, 23 de junio de 2011

¿Podríamos intentar establecer ciertas comparaciones en los distintos modos de trabajar?

Fijaos, yo conozco mucha gente que hace un apostolado fantástico. Conozco personas super bien formadas, otros con una espiritualidad fenomenal... En fin, cada uno tiene un punto fuerte y algún otro más débil.

Incluso, a veces, tu punto mas fuerte es lo que te hace débil. Por ejemplo: un gran respeto a la libertad individual, te obliga a aceptar a muchos que nunca se van a comprometer.

Podríamos intentar ver nuestros propios puntos fuertes y débiles y ver qué compensa más. No se trata de dar lecciones a otros, se trata de que me enseñéis cómo podría ser mi método personal. Dadme ideas, por favor.

Dejadlo en los comentarios, ya sabéis que son moderados por mí, de modo que si advierto una crítica a otros, no lo publicaré. Se trata de que cada uno se moje. Así me ayudaréis a estudiar cuáles son los mejores puntos fuertes y cuáles son los puntos débiles que más fácilmente podremos aceptar.

Para que veáis lo que pretendo, comienzo mojándome yo:

Siempre oscilo entre dos extremos. Habitualmente, tengo una gran confianza en mí mismo, he vivido muchas situaciones y sé cuál suele ser el mejor camino para avanzar. Precisamente, por eso, a veces, fuerzo a las personas a que tomen determinaciones que les cuestan. Me doy cuenta de que no responden bien a la "coacción", pero cuando se fían de mí, avanzan y se alegran del fruto conseguido. Aunque a veces acaban quemándose conmigo. Me recuerda a lo que yo viví con un director espiritual que me crujía mucho. Y, a la postre, no me gusta ser así. El método sería "tirar del otro" o decidir por él. Realmente, no creo que así se forjen personalidades maduras, capaces de elegir el bien en situaciones difíciles. Al final, creas infantes que siempre te van a necesitar a su lado para que les des "criterios". Yo quiero hombres y mujeres con criterio, no "de criterios". Espero haberme explicado con claridad. Es una tentación que siempre va conmigo.

Por otro lado, veo un camino más lento, pero más seguro. Tiene gran dificultad para el que guía, pues a veces falta la paciencia, e incluso la esperanza en que la persona a la que guías, pueda salir a flote. Se trata de no forzar nunca, de sugerir lo justo y de hacer un camino "mayéutico", que la persona se de cuenta de la verdad de sus planteamientos, mediante preguntas constantes. El problema es que tú ya sabes a dónde quieres llegar y puede parecer una manipulación. Por eso, a veces abrevio y digo lo que pienso de lo que me están diciendo directamente. Si la persona con la que hablas es humilde responde muy bien, si no, se va a "rayar" muchísimo. Al final, lo importante no es juzgar por lo que te parece, sino descubrir qué hay realmente en el fondo de cada corazón y ayudar a descubrirlo. Y, una vez descubierto, ¿cómo se puede cambiar? Ahí está la ayuda del Espíritu Santo, el sentido común, la paciencia y el toque maestro del director espiritual, el consejo oportuno. Y al final, la responsabilidad de cada vida no es del cura, sino de la propia persona. Es uno mismo quien debe decidir qué hacer con su vida.

Muchas veces, te pasas la vida viendo el por qué de las cosas sin llegar a aclararte nunca. Pero al final, creo yo que aunque vayamos despacito, vamos consiguiendo logros y victorias. Lo que importa al final es la victoria definitiva de la gracia, en medio de nuestras miserias...

Esto, respecto al trato personal. Respecto al grupo, hablaremos otro día...

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