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jueves, 23 de junio de 2011

Parece que volvemos a la carga con las Congregaciones Marianas:

Pues sí, si es que cuando conoces algo bueno para qué vas a soltarlo.

Parezco tonto, voy a dejar de trabajar con la Congre y sigo ensalzándola, pues sí. A veces se nos llenan los ojos de polvo del camino y parece que todo se reduce a tres o cuatro chisgarabís, pero con perspectiva histórica te das cuenta de que las Congregaciones Marianas, esencialmente unidas al carisma ignaciano (que no a los jesuítas, cuando...) han sido un formidable instrumento en manos de Dios para extender su amor por todas partes.

Es cierto que ahora hay muchos movimientos e instituciones de la Iglesia que copan el apostolado tradicional de las Congregaciones y hay sitio y lugar para cada uno, gracias a Dios. Pero sincera y personalmente, quienes hasta en el nombre llevan a María, tendrán siempre la primera de mis bendiciones y eso que yo no me llamo Borja Mari, sino Francisco de Borja.

Cada uno tendrá que ver qué es lo que mejor se adapta a tu propio modo de ser. Yo, por mucho que me empeñe, nunca tendré la perfección moral necesaria para ser aceptable dentro de la Obra; pero tampoco podría ser del Camino Neocatecumenal, por mi modo de ser. ¿Eso quiere decir que no entienda ni lo uno ni lo otro? No, al revés, me encanta y les protejo y defiendo y no te metas con mi amigo, que te crujo...

Pero lo que veo muy bueno para otros, no tiene por qué serlo para mí y lo que es bueno para mí, no tiene por qué serlo para todos. Esto es algo muy práctico y sencillo a la hora de evangelizar e invitar a planes determinados. ¿Por qué voy a intentar que todos se metan en la Congre cuando lo que a uno le puede venir bien son los Cursillos de Cristiandad?

Se trata de tener las suficientes luces como para saber que tu método no es el único. ¡Gracias a Dios! Sobretodo cuando no tienes un método definido (¡ay, madrecita qué confesión acabo de hacer!).

Hemos visto hace dos entradas que el Camino sí es el mismo para todos: Cristo, pero el modo de recorrerlo, el método, las ayudas concretas, son específicas para cada persona.

¿Qué es lo bueno de la Congre? El método ignaciano está recomendadísimo por los Papas, de hecho cuando alguien se retira a orar, invariablemente dice, "me voy de ejercicios espirituales", salvo algunos que muy correctamente dicen: "me voy de curso de retiro". Propiamente, si vas a ejercitar el alma te vas de ejercicios, evidentemente, pero esa expresión ha quedado muy determinada al método ignaciano de las cuatro semanas.

El posible cierto sesgo moralista y farisaico que podría devenir de estas prácticas queda eliminado gracias a la devoción tierna, sincera, profunda y viril al Sagrado Corazón de Jesús (el Amor de Dios manifestado en Cristo) y al Inmaculado Corazón de María, que nos hace poner el centro de la vida no en la perfección moral como búsqueda de la santidad, sino del reconocimiento del amor de Dios y nuestra correspondencia a tanto amor, como acogida del gran regalo de la santidad, que es Dios mismo quien nos la ofrece.

Todos tienen cosas muy buenas, pero una insistencia tan grande en la humanidad redimida, en las virtudes humanas, en la formación integral de la personalidad, no la he encontrado en ningún otro lugar.

Algunos se olvidan de los sentimientos porque no saben cómo trabajarlos y parece que molestan; otros no saben ser realmente amigos (sino que utilizan la amistad como instrumento apostólico); hay algunos que de tan espirituales dejan de ser humanos y otros que de tan carnales, parece no tuvieran alma. Algunos se olvidan de que existe el pecado original y no todo es bueno; otros se olvidan de que no todo es pecado. ¡Que no damos una, oye!

No hay nada mejor que tratar de ser amigos de Jesús, vivir en su Compañía, para centrar bien y equilibrar la naturaleza humana, pero no en sí misma, sino en su dependencia de Dios, en su ser "criados" por Él (no como siervos sino que Dios nos cría). Y nosotros nos juntamos.

Gracias a Dios encontré esta página en Internet (www.congregacionesmarianas.org), de jesuitas mejicanos, que vale mi peso en oro (y llego a 100 kilos y más allá...)

El único problema que yo veo a esta espiritualidad, es que no se corresponde conmigo, son demasiado fantásticos, estupendos, estudiosos y formados. Yo siempre estaré un escaño por debajo, es como San Felipe de Neri respecto a San Ignacio, muy amigos, pero no me pidas que de la talla. Es un problema de talla. Lo que a todo el mundo le cabe, yo sólo meto una pierna. ¡Si me tengo que hacer los pantalones a medida! ¡Si cuando me pongo la sotana me confunden con una mesa de magia!

Si Chesterton hubiera fundado, me metía de cabeza...

Al final, creo que son un instrumento maravilloso para formar personas cristianas, si de verdad los curas se lo tomaran en serio y no se redujera sólo a una reunión al mes para tratar ciertos aspectos y otra para el retiro mensual. Creo que es necesario un esfuerzo sistemático de formación de las juventudes católicas. Hay que invertir tiempo, mucho tiempo, todo el tiempo en formar a las personas, en llevar direcciones espirituales en las que a veces parece que no se avanza, en predicar ejercicios, retiros y meditaciones para enseñar a orar a todos y cada uno... En estar, simplemente estar disponible para que te puedan encontrar y no digan: "no voy a llamar, no sea que le moleste..."

Dios mío, danos pastores entregados a tu grey, haznos un corazón a la medida del tuyo, que sepamos movernos a tu ritmo. ¡Ritmo, ritmo! ¡Qué el ritmo no pare, no pare, no! Que mi corazón lata al compás del tuyo. Que sepa correr y también sepa parar. Que vaya a la altura de cada uno, a su paso para llevarles al tuyo.

¡Dios mío, qué grande eres! Déjame acurrucarme en tu Corazón abierto, que estoy harto de esperar... Je, je...

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